Crítica de concierto

La voz de Robert Gerhard

El Auditori inauguró su temporada de cámara con un homenaje al compositor catalán

Maria Hinojosa y el Seed Ensemble en el homenaje a Gderhard

Maria Hinojosa y el Seed Ensemble en el homenaje a Gderhard

Pablo Meléndez-Haddad

Pablo Meléndez-Haddad

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Con el primer concierto de la Temporada de Cámara el Auditori barcelonés se ha querido unir a la conmemoración del 50º aniversario de la muerte de Robert Gerhard, que coincide con el 125º aniversario de su nacimiento. El programa escogido en esta ocasión ha sido parte de su música vocal de cámara, comenzando con las ‘Vuit cançons populars catalanes para voz y piano’, dedicadas a la soprano Conxita Badia y estrenadas en 1929 en el Palau de la Música Catalana. Con la voz de Anna Alàs i Jové y Anna Crexells desde el piano, estas creaciones revivieron en un marco ideal para el repertorio. A la mezzosoprano, con cada una de las piezas muy bien internalizadas, solo le faltó una mayor transparencia en la dicción, porque el fraseo y la emoción estuvo siempre presente en su interpretación, y desde la primera canción. Está claro que Alàs sabe explicar historias, tal y como dejó en evidencia durante todo el ciclo, especialmente en las más teatrales. La difícil afinación que suponen fue superada sin dificultades con la ayuda eficaz de Crexells.

Bastante más rápidas de asimilar por su melodismo y por la relativa sencillez de la estructura pianística, las preciosas ‘Sis chansons populaires françaises para voz y piano’ (1944) resultaron una delicia en la voz y en el arte de María Hinojosa Montenegro, camaleónica soprano muy bien apoyada en el extrovertido piano de Francisco Poyato. La cantante construyó un pequeño mundo en torno a cada poema de estas joyas correspondientes a la época británica de Gerhard, solventando además, sin mayores problemas, en ese salto mortal que significó interpretar acto seguido los ‘7 Haiku para voz y ensemble’ (1922-1958), en los que la voz de Hinojosa estuvo atmosféricamente envuelta por el Seed Ensemble con una plantilla muy particular –travesera, clarinete, oboe, fagot y piano–, todo guiado con pericia por Francesc Prat desde el podio. En estas miniaturas, Gerhard apuesta por una voz tratada como un instrumento más, con notas pálidas y sin ‘vibrato’ que el canto de María Hinojosa acató con fidelidad.