Crítica de música

Rauw Alejandro, un hipnótico bucle de reguetón en el Palau Sant Jordi

El cantante puertorriqueño exhibió carisma y poder en un concentrado de hitos urbanos culminado con ‘Todo de ti’, su canción más popular y menos representativa

Rauw Alejandro en concierto

Rauw Alejandro en concierto / Ferran Sendra

Jordi Bianciotto

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Sin músicos, en un escenario desnudo y arropado a lo sumo por un cortejo de bailarines, Rauw Alejandro nos metió este sábado en el Palau Sant Jordi en su agujero negro de tonadas de ese pop llamado reguetón para que perdiéramos el mundo de vista. Un estribillo se empalmaba con el siguiente (hasta 37 canciones o fragmentos de ellas), sin pausas ni trampantojos, dándole a los graves en modo ascendente y y creando un estado hipnótico que estalló al final con la fiesta de ‘Todo de ti’, la canción menos representativa de su estilo y la que le ha dado la fama más allá de su audiencia natural.

Todo ha ido muy rápido en el mundo de este puertorriqueño con tatuajes de geishas y samuráis, autor de dos álbumes en siete meses, y el aura de estrella le envolvió en este asalto al Sant Jordi, plaza en la que se registró la cifra de asistencia récord en este tiempo pandémico (6.200 asistentes según la organización, todos en sus asientos). Le precedió un breve ‘set’ del paisano Eix (alias de Christian Rehena Rodríguez) enfocado a calentar al público con temas como ‘Infiel’, que grabó con su “hermano Alejandro”. Aullidos en las gradas. Y sin mayores suspenses dramáticos ni pórticos pomposos, entró en escena Rauw, astro todavía desprovisto de oropeles, entonando su ‘Dile a él’ con la compañía de seis bailarines.

Rimas erótico-festivas

Se decantó al principio por las canciones que lo pusieron en el mapa, recogidas en su primer álbum, ‘Afrodisíaco’ (lanzado en noviembre de 2020), como ese ‘Strawberry kiwi’ de rimas libidinosas: “Tus besos saben a kiwi con fresa / Bajé y su juguito me tomé”. La lírica de Rauw Alejandro bascula entre el marchamo erótico-festivo (tipo “cambiemos el ‘mood’ / que la que esté encima de mí seas tú”) y el arrebato romántico, en el que tiende a proyectarse como víctima del amor (“ay, nena, de la relación yo siempre soy el que la pasa peor”, cantó en ‘Nubes’). Cierta tendencia al monotema, sí, líneas rojas para el texto social o de otro orden, y un poco de retórica común reguetonera: “¿dónde están las mujeres solteras esta noche?”.

Rauw Alejandro lució carisma y aptitudes vocales, un registro de belleza natural con sus coplas en falsete y la mediación tecnológica trapera. El repertorio tendió a la linealidad en ritmos y texturas, sobre todo a ojos del profano, si bien funcionó como un mantra sensual de gran intensidad, con modulados desvíos hacia la introspección en ‘Pensándote’ o en ‘Aquel nap zzzz’, tema este que presentó como “una canción muy especial para una chica que es el amor de mi vida”. En el palco, Rosalía, la susodicha, a quien debemos, hay que suponer, que Alejandro se lanzara con el catalán: “Barcelona és la millor ciutat del món i té les noies més guapes”.

Carne de Tik Tok

El concentrado de Rawl mantuvo la tensión durante hora y media, tirando de complicidades virtuales (Bad Gyal en ‘Zorra’; el clásico reguetonero Yandel en ‘Dembow 2020’) o físicas: otro colega, Lyanno, “’brother’ de Puerto Rico”, irrumpió para acompañarlo en un tramo regado por ‘La old skul’, ‘Tengo un pal’ y ‘Toda’. Y quemado todo el repertorio y más, incluida la meridiana ‘2/Catorce’ (“baby, hoy te voy a chingar / y al oído va’ a gritarme”), cayó por fin ese ‘Todo de ti’ un tanto desconcertante, número disco-pop con ‘autotune’, carne de Tik Tok proyectada hacia el mundo real y coreada por un Sant Jordi poco proclive a censurar a un artista porque le apetezca cambiar de estilo.

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