Crítica de música

Savall fascina con su Beethoven

El músico catalán inauguró la temporada de Música Antigua del Auditori agotando localidades

Jordi Savall

Jordi Savall / May Zircus

Pablo Meléndez-Haddad

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Con Beethoven y dos de sus sinfonías más populares el Auditori levantó el jueves el telón de su temporada dedicada a la música antigua, y lo hizo con las entradas agotadas. Uno de los motivos para ello estaba en el podio, gobernado por Jordi Savall y que siempre arrastra multitudes, más todavía cuando en el programa figuraba un compositor adorado por el público como es el genio de Bonn. El concierto, resultado de la Acadèmia Beethoven 2020, estuvo a cargo de la orquesta con instrumentos de época Le Concert des Nations, integrada en esta ocasión por medio centenar de músicos, con Jakob Lehmann como concertino.

Sensaciones contrapuestas

Escuchar a Beethoven con instrumentos históricos brinda sensaciones encontradas. La velada comenzó con la 'Sinfonía N° 6 en Fa, Pastoral, Op. 68' (1808), en la que se apreció cierto desequilibrio entre familias ante la peculiar acústica de la sala, con unas cuerdas agudas muy nutridas y sonoras y una madera más bien discreta. Pero Savall esculpió con sabiduría su fraseo con un juego de contrastes sin tregua, aspecto que le brindó nueva vida a la tan conocida obra, con una versión cargada de detalles. El maravilloso e inigualable segundo movimiento, el 'Andante molto moto' que Beethoven describe como 'Szene am Bach' ('Escena en el arroyo') fue una joya de engarce y equilibrio, con todo en su lugar, un espléndido sentido de la agógica y de las dinámicas obrando así un pequeño milagro. La respuesta de los músicos fue siempre eficaz, tal y como lo demostró en la teatral concepción del tercer y cuarto movimientos, con la estruendosa tormenta muy bien llevada.

En la 'Sinfonía N° 7 en La, Op. 92' (1813) las tintas parecieron más marcadas todavía, con un 'Vivace' inicial plagado de energía y contraste casi teatrales. Vale que hubo más de algún desencuentro, pero nada como para afear el resultado final. El acento dramático siguió en el popular 'Alegretto' y la energética visión volvió tanto en el 'Scherzo' como en el movimiento final, acabando en una emocionante y merecida ovación.

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