Discos de la semana

‘I’ll be your mirror’: Un emocionante tributo al ‘banana album’ de The Velvet Underground

El disco colectivo ‘I’ll be your mirror’ rinde homenaje al legendario primer trabajo del grupo neoyorkino de la mano de artistas como Iggy Pop, Michael Stipe, Thurston Moore, St. Vincent y Sharon van Etten

Los nuevos álbumes de Exnovios, Recycled J, Kenny Garrett y Lindsay Buckingham, también reseñados

The Velvet Underground.

The Velvet Underground. / EL PERIÓDICO

Rafael Tapounet
Jordi Bianciotto
Ignasi Fortuny
Roger Roca
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The Velvet Underground, esa banda que en su tiempo no se comió una rosca y que décadas después fue aupada, con justicia, como símbolo de la quintaesencia del rock y la vanguardia, vuelve a dar señales de su larga vigencia. Al documental de Todd Heynes, a estrenar el mes que viene, se suma un álbum de homenaje que puntúa por encima de lo habitual en esta clase de operaciones y que reúne a una selecta nómina de talentos, según los designios de su impulsor, Hal Willner, maestro de los ‘tribute albums’ que el covid-19 se llevó hace 17 meses.

Su título, ‘I’ll be your mirror. A tribute to The Velvet Underground & Nico’, circunscribe la misión: estamos ante una ofrenda, canción a canción, al primer álbum del grupo, de 1967, pieza de música en la que conviven la mágica quietud y la disonancia, el desfile de espectros y el presentimiento de un peligro borroso. El ‘banana album’, con su portada pop art de Andy Warhol, puede intimidar a cualquiera que pretenda darle la réplica, pero este homenaje funciona como, en efecto, un espejo en el que su imagen se solapa con las de artistas que tienen algo que aportar. 

Micro-electrónica y desmadre

La convocatoria es lustrosa, y ahí está Michael Stipe, casi desaparecido desde el final de REM, hace ya diez años, abriendo el disco con un resplandeciente ‘Sunday morning’ sustentado por la micro-electrónica y lejanos coros femeninos. Una elección significativa, porque REM fue una de las bandas que, con sus versiones y su fondo, contribuyó al auge del culto ‘velvet’ en la generación de los 80. También ahí estuvo Sonic Youth, cuyo guitarrista Thurston Moore se adentra en el tendido eléctrico de ‘Heroin’ junto a un Bobby Gillespie (Primal Scream) que saborea la palabra maldita con perversión. El decano del equipo es Iggy Pop, voceando a placer en la desmadrada ‘European son’ con la asistencia de Matt Sweeney.

Pero el álbum viene a demostrar que la sombra de V. U. alcanza también a generaciones posteriores de músicos, y ahí se deja oír con gusto Sharon van Etten en la fantasmal ‘Femme fatale’, doblada a lo lejos por Angel Olsen y envueltas ambas en cuerdas bellas y pulcras. St. Vincent opta por una solución extrema pero brillante, desproveer a ‘All tomorrow’s parties’ de su línea melódica y desviarla hacia un ‘spoken word’ de timbre robótico deshumanizado con puntos de fuga ‘jazzie’ y luz sobrenatural, precisados por Thomas Bartlett (Doveman). 

También Courtney Barnett maneja a su antojo ‘I’ll be your mirror’, y su familiaridad es irresistible. En el lado más canónico, Matt Berninger (The National), aparatoso en su ‘Waiting for my man’, o Kurt Vile con un desbocado ‘Run, run, run’. Todos ellos se deleitan haciendo de espejos con vida propia de una banda que sigue transmitiendo fascinación e intriga cincuenta y tantos años después de su extinción. Jordi Bianciotto

Exnovios son un cuarteto de Pamplona especializado en despachar suculentas raciones de psicodelia perezosa de guitarras reverberantes, ritmos estupefacientes y voces ensoñadoras a partir de unas recetas clásicas en las que la influencia de bandas como Rain Parade, Spacemen 3, Galaxie 500 o The Oh Sees se mezcla con ecos de pop sesentero (en sentido amplio: de The Velvet Underground a Los Brincos), guiños al krautrock (‘Luz, Espacio, Tiempo’) y unas letras cautivadoras aunque no siempre inteligibles. Rafael Tapounet

La energía de Kenny Garrett, institución del saxo alto, es un bien escaso en el jazz de hoy. Hay algo cálido y acogedor en su música que impregna todo lo que toca: un canto en yoruba, una elegía por un amigo que ya no está -el añorado trompetista Roy Hargrove-, una descarga de polirritmia africana, un viaje en el tiempo un poco ñoño al soul de los años 70, un número de bop moderno que dibuja un trepidante zig zag. Buenos saxofonistas hay muchos. Saxofonistas que emocionen, no tantos. Roger Roca

Pocas parejas artísticas son tan solventes como la que forman Recycled J y el productor Selecta. Esa química es parte principal de este EP de cinco (tres de ellas las firman este dúo) canciones que destrozan la imagen idealista del verano feliz. Letras apenadas, llenas de lamentos, con alguna sacudida de orgullo. El madrileño lo hace a través del viaje que lleva años haciendo: conducir al rap con sutileza para acercarse a un nuevo pop. Las dos colaboraciones que hay en el EP (Tekilas y Poupie) juegan a su favor. Ignasi Fortuny

Tres años después de romper (por segunda vez) con Fleetwood Mac, el guitarrista publica por fin el álbum que ya entonces tenía listo, en el que canta y toca todos los instrumentos. Nos recuerda al autor de amplio rango que siempre fue, capaz de evocar el nervio punk de ‘Tusk’, de envolver exquisiteces pop con armonías soleadas, crecerse como trovador folk y hasta permitirse ocurrencias como el aventurado ‘drum’n’bass’ de ‘Swan song’. Despierto reencuentro con ‘Mr. Go your own way’. J. B.

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