Luz, superviviente de 'Charlie Hebdo': "El luto por la muerte de 10 amigos en un día no se supera"

La imagen de Luz asoma en la pantalla del ordenador. No desvela desde dónde se suma a la videoentrevista. El dibujante francés sigue amenazado por los islamistas y cuenta con protección después de que milagrosamente -llegó tarde a la reunión de la mañana- se salvara del atentado terrorista contra la redacción de la revista satírica ‘Charlie Hebdo’ el 7 de enero de 2015, que diezmó a amigos y colegas por reproducir las polémicas caricaturas de Mahoma. Luz, que aún se queda "petrificado" cada vez que hay un nuevo ataque, luce un gorro negro y pide que no se le hagan fotos ni capturas de pantalla para no revelar su aspecto actual. Sonríe con amabilidad y habla torrencialmente durante una de las pocas entrevistas que concede con motivo de la publicación en España de ‘Vernon Subutex’ (Salamandra Graphic), su adaptación al cómic, en 300 espectaculares y absorbentes páginas que llegan este jueves a librerías, de la primera parte de la trilogía novelística de Virginie Despentes, quien le ha dado la bendición.

Luz , Renald Luzier (Tours, Francia, 1972), dejó ‘Charlie Hebdo’ y París meses después de la masacre y narró cómo lo vivió en el libro ‘Catarsis’. Algo similar hizo su colega Catherine Meurisse, también superviviente del ataque, en el cómic ‘La levedad’. El protagonista de ‘Vernon Subutex’, que por la crisis se ve obligado a bajar la persiana de una legendaria tienda de discos parisina -Revólver- y acaba perdiendo el control de su vida, desahuciado y en crisis, ve morir a varios de sus amigos prematuramente por las drogas, el cáncer o un accidente de tráfico. Imposible no pensar en el propio duelo del dibujante. "Sí, conozco bien el sentimiento de duelo. He necesitado mucho tiempo para aprenderlo. El luto, la aflicción… antes del 7 [día del atentado] no lo conocía. Mis padres habían muerto pero fue de muerte natural. Nadie está preparado para perder a 10 personas que ama el mismo día. No se puede superar. Cuando tienes ganas de llorar pero tienes a tu alrededor a todo el mundo y a las cámaras analizando cada lágrima dejas ese luto al margen pero sigues viviendo con él, con ese sentimiento de pérdida, de convocar el recuerdo de los que no están. Como Vernon, seguiré llevándolo hasta el fin de mis días", se sincera Luz, buscando con cuidado cada palabra, pensando qué puede decir y qué debe callar por motivos de seguridad, como toda referencia a Mahoma.  

Vernon, "un personaje empático", acompañado de su música y de soledad, busca ayuda en viejas amistades y conocidos de toda condición, una ‘troupe’ cuyos lazos se irán descubriendo en relación a la muerte por sobredosis de un amigo de Vernon, estrella del rock.  

"En un primer momento no fue idea mía adaptar la novela pero los editores consiguieron encontrarme en mi cueva, lo que significa mucha inversión personal para hacerlo", sonríe algo amargamente. Por entonces, solo había sido capaz de leer el primer volumen de la trilogía de Despentes. "Porque me impactó de forma inconcebible. Al acabarlo tuve un ‘shock’ emocional: era como una carta de 400 páginas envidada por gran parte de las personas que se habían cruzado en mi vida en el París que tuve que abandonar pero en el que la vida sigue. Sus personajes son como gente que conocí en tiendas de discos de la ciudad hace mucho. Aquel libro hablaba un poco de mi pasado", explica. El mismo día del atentado contra la revista, evoca, se publicaban en Francia dos novelas, la de Despentes y la de Michel Houellebecq, ‘Sumisión’. "Se habló de la de él como si fuera un oráculo pero en realidad la respuesta a lo que iba a suceder estaba en la de Virginie. Ella termina refiriéndose a la muerte en París, a la muerte de un amigo -Luz se levanta, busca el libro y empieza a leer un párrafo-. ¡Era la idea de ‘Je suis Charlie’! De nuestro colectivo, del ‘no estoy solo’. Me removió un montón de cosas. Cuando me propusieron adaptarlo pensé que debía hacerlo, porque quería contar esa idea del colectivo y cómo en el fondo de uno mismo hay una pequeña luz. La buscamos pero aún no hemos logrado encontrarla".

En la obra de Virginie ¡salía la idea de ‘Je suis Charlie’! De nuestro colectivo, del ‘no estoy solo’. Me removió un montón de cosas

Para el cómic, Luz convocó "todos los estilos de dibujo y todas las emociones sensuales imaginables, porque habla de todo, de la catarsis, la melancolía, el miedo". Y en la obra de Despentes también redescubrió la música, omnipresente. "Algo que había desaparecido de mi cerebro. Me costaba poner un disco. Me pregunto si no acepté adaptarla para recuperar el gusto por la música. Me ha hecho bien. Y más en esta locura trágica a nivel planetario que todo el mundo hemos vivido con el covid, que nos lo ha confiscado todo. Como los terroristas confiscaron un concierto el 13 [atentado contra la sala Bataclan, el 13 de noviembre de 2015]. Porque la de Vernon aunque es una historia difícil y dramática aporta un soplo positivo, alegre, que habla de nosotros".  

¿Cómo se siente con cada nuevo atentado? "Me quedo petrificado. Se reabren las heridas. Nunca se cierran completamente. E intento comprender lo que sintió la gente que fue espectadora el 7 de enero… Quiero responder la pregunta pero no sé si lo consigo -guarda un largo silencio mientras reflexiona-. Fui parte civil en el juicio de ‘Charlie’ y me importaba escuchar los testimonios de la gente. Y haré lo mismo siguiendo el juicio del 13 [por los ataques de noviembre]. Es también una comunidad emocional, que comparte unas emociones, positivas o negativas, y seguir los juicios es una forma de sentirme parte de ella".

Quería hablar de los pozos en que muchos podemos caer

Vernon acaba viviendo en la calle. ¿Es el espejo en el que no queremos vernos? "Quería hablar de los pozos en que muchos podemos caer. Todos los personajes se aferran a esa sociedad que los ahoga, al materialismo, excepto Vernon, que ha sido escupido, está sin trabajo… intenta soltar lastre, opta por pasar de todo en vez de luchar, como se nos dice continuamente. Y eso nos intriga. Vernon mantiene una llama, una luz, una fuerza centrípeta que atrae al resto. Dice: ‘¡A la mierda! Quiero ver qué pasa en ese otro mundo al que a veces te lleva la vida’".  

Define Luz que este cómic es "un libro con dos corazones -el suyo y el de Despentes- y miles de emociones contradictorias conectadas". Con personajes trans, mendigos o del porno a los que ella "ha visto y conocido, cosas complejas como la identidad, la prostitución, la pornografía o el vivir sin techo". Y con una parte que transcurre en Barcelona, que Luz también conoce, a la que ha ido a ver conciertos y cuyos "adoquines del pavimento con la flor" encuentra "geniales". Sobre ella dice en el cómic: "Barcelona sigue siendo esa puta amable que sonríe cuando le das propina, que parece que nada pueda anular su belleza, ni los turistas, ni los carteles publicitarios de ropa, ni los bloques de arquitectura moderna. Es una ciudad que se deja querer".   

Luz vuelve a ‘Charlie’, a la portada del especial post-atentado, en la que dibujó a Mahoma con un cartel de ‘Je suis Charlie’ y un "Todo está perdonado". "Voy a hablar por última vez de ese dibujo. Ya no me pertenece. Pertenece a la historia y a lo que la gente piense de él. Ya no puedo volver a hablar de eso, no".

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