Efectos de la pandemia

El pasaporte covid, tabla de salvación de la música en directo en Europa y EEUU

Muchos países, como Estados Unidos, Italia, Francia y Alemania, se encomiendan a los certificados sanitarios para reflotar el sector de la música en vivo

Concierto del grupo danés The Minds of 99 en Copenhague el pasado 11 de septiembre

Concierto del grupo danés The Minds of 99 en Copenhague el pasado 11 de septiembre / AFP / Olafur Steinar Gestsson

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Si durante el invierno España era casi el único lugar de Europa donde se podían hacer conciertos, la tendencia ahora apunta al revés: varios países se están abriendo a los conciertos y festivales grandes, sobre todo gracias a los pasaporte covid. Estudiamos bajo estas líneas los casos de Estados Unidos, Italia, Francia y Alemania:

En Estados Unidos

Durante unos meses pareció que el retorno de la música en directo en Estados Unidos se encarrilaba tras el parón que provocó la pandemia pero la persistencia de la variante Delta ha hecho que aparezcan de nuevo nubes en el panorama, especialmente para las citas más multitudinarias. Las divisiones políticas del país, además, crean un magma de normativas.

En Nueva York, por ejemplo, este martes entra en vigor un programa, bautizado Key to NYC Pass, por el que se obligará a mostrar prueba de vacunación siquiera parcial para entrar en todos los locales de conciertos, igual que en Broadway, cines, gimnasios, restaurantes, etc. Medidas similares se han adoptado en ciudades como Nueva Orleans o en California. Mientras, en otros estados y ciudades, sobre todo gobernados por republicanos, se prohíbe cualquier mandato, lo que impide exigir prueba de vacunación o uso de mascarilla, incluso si el artista o el promotor lo quiere.

Ese galimatías legal pone asteriscos a decisiones como la de AEG Presents, uno de los principales promotores de conciertos en EEUU, que requerirá a partir de octubre las pruebas de vacunación en todos los locales y festivales donde organice conciertos. Su principal competidor, Live Nation, inicialmente se resistió pero ha acabado adoptando también a partir de octubre la misma medida para todo el público y el personal.

Muchos locales y promotores independientes ya llevan tiempo requiriendo al público estar vacunado o tener una prueba negativa reciente y cada vez más artistas piden la política más estricta que solo permite entrar a los vacunados.

También muchos artistas han tomado medidas como acabar con los pases de 'backstage' o los encuentros con fans para frenar los riesgos. Y en su gira estadounidense, por ejemplo, Phoebe Bridgers ha trasladado todos sus conciertos de locales cerrados a otros a cielo abierto, además de exigir prueba de inmunización en los estados donde hacerlo sea legal.

Pese a los buenos precedentes de festivales como Lollapalooza, que durante tres días de julio reunió a más de 400.000 personas y con el 90% de los asistentes vacunados registró solo 200 contagios, en agosto hubo una cascada de cancelaciones o retrasos de giras, como las de Nine Inch Nails, BTS, Garth Brooks o Stevie Nicks. Otros por ahora mantienen sus planes, incluyendo los Rolling Stones, que abren su gira en Missuri el día 26.

También mantiene su gira estadounidense, principalmente en locales cerrados del sur, Eric Clapton, un crítico de las vacunas que se ha negado a actuar en lugares donde se requiera al público la prueba de inmunización. Por Idoya Noain

En Italia

Para asistir a conciertos o espectáculos musicales en Italia, es necesario, además de vestir mascarillas y mantenerse separados dentro de los recintos, poseer el llamado pasaporte sanitario, conocido como Green Pass en Italia. Este documento certifica que uno ha sido vacunado, ha pasado la enfermedad o ha hecho una prueba PCR o de antígenos en las 48 horas previas al recital.

Se trata de una medida introducida por el Gobierno de Mario Draghi a comienzos de agosto y la mayoría de la población la apoya. Aún así, desde su entrada en vigor, ha habido ruidosas protestas contra la exigencia de este documento por parte de grupos organizados de disconformes, y también alguna controversia por diversos ‘raves’ que el mes pasado se salieron de control, con centenares de jóvenes que se aglomeraron e incumplieron las reglas de contención del coronavirus.

De hecho, las restricciones de aforo aún se mantienen, aunque estén vinculadas al impacto de la pandemia en la región en la que uno se encuentra. En la actualidad, en efecto, el mapa de Italia se divide en cuatro colores, que reflejan la situación del contagio: rojo (riesgo máximo, donde las restricciones son mayores), naranja, amarillo y blanco (riesgo mínimo). En las zonas blancas, el color en el que se encuentran ahora todas las regiones italianas salvo Sicilia (que es amarilla), se permite un aforo en espacios abiertos del 50% de la capacidad total, por un máximo de 5.000 personas.

En cambio, el límite en interiores es del 35%, por un máximo de 2.500 personas. Y, en todos casos, los asientos son preasignados y, si los asistentes no son convivientes, se debe mantener la distancia de un al menos un metro dentro del recinto.

Con ello, para atenuar el daño económico que la industria sigue sufriendo, el Gobierno italiano ha asignado recientemente unos 5 millones de euros para campañas para informar sobre la reanudación de la programación de teatros, salas de conciertos y otros lugares de entretenimiento musical en vivo. Siguen cerradas, en cambio, las discotecas. Por Irene Savio

En Francia

El pasaporte de vacunación (o pase covid-19) es la principal medida para celebrar conciertos en Francia en tiempos de pandemia. Como sucedió con muchas otras actividades sociales y culturales, como ir a un bar, teatro o cine, el Gobierno francés apostó por el certificado sanitario para celebrar conciertos y festivales en medio de la crisis del coronavirus. Este documento es obligatorio para los asistentes y trabajadores de cualquier actividad musical con la presencia de público. Tanto en espacios abiertos como cerrados, se exige el pase covid-19, del que disponen las personas con una pauta de vacunación completa o con un test negativo de menos de 72 horas.

Desde el 21 de julio, los responsables de festivales y conciertos aplican este protocolo en el país vecino, más exigente de lo previsto inicialmente, antes de la aparición de la variante delta. La omnipresencia del pasaporte de vacunación comportó que el resto de restricciones resultaran menores. Los aforos oscilan entre el 100% en conciertos y festivales en el aire libre y el 75% en lugares cerrados. La mascarilla es obligatoria en recintos cerrados, pero no se exige en los abiertos.

Pese a ser poco exigente en aforos y uso de mascarillas, este protocolo no sirvió para que las actividades musicales recuperaran la normalidad prepandémica. El público se ausentó este verano de los festivales y conciertos. Las sillas vacías resultaron una imagen habitual. La presencia de jóvenes, el tipo de público más habitual en estos acontecimientos, quedó lastrada por la exigencia del pase covid-19 desde julio, en un momento en que numerosos veinteañeros y treintañeros aún no habían recibido los dos pinchazos. Grandes festivales veraniegos, como el Solidays en París o el Eurockéennes en Belfort, terminaron cancelándose.

El sector musical espera, sin embargo, lograr una remontada en septiembre. Más del 68% de la población está vacunada, entre ellos numerosos jóvenes. En este mes se celebran grandes festivales, como el Art Rock, el VYV Festival o la Fête de l’Humanité. El mítico Elton John cantará entre el 10 y el 13 de octubre en el Accord Arena de París, mientras que la estrella de pop Mika lo hará el 23 y 24 de ese mes en la Filarmónica de la capital francesa. Todos estos grandes actos servirán como termómetro de la eficacia sanitaria y económica del pasaporte de vacunación. Por Enric Bonet

En Alemania

La celebración de conciertos y festivales de música en Alemania va recuperándose poco a poco. Actualmente, son los gobiernos de los estados federados los que deciden qué restricciones se aplican a los eventos. Y el debate sobre las medidas se va caldeando conforme se acerca el fin del verano, y con él, la posibilidad de celebrar eventos al aire libre debido al frío y el mal tiempo.

La ciudad-Estado de Hamburgo ya ha introducido, por ejemplo, la opción del modelo de '2G': promotores de eventos, museos, bares o restaurantes tienen la opción de dejar acceder sólo a personas que puedan demostrar que están completamente vacunadas o que han superado el coronavirus. El modelo es criticado por aquellos que lo consideran una introducción indirecta de la obligatoriedad de la vacuna para participar en la vida pública. El modelo, opcional de momento, elimina la opción del test de antígenos o PCR como alternativa a la inmunización.

En la capital federal y cultural de Alemania, Berlín, sigue rigiendo la regla del '3G' para los conciertos y otros eventos al aire libre: solo pueden acceder los vacunados, recuperados y testeados con un resultado negativo. La cifra de asistentes no puede superar, además, las 2.000 personas que tendrá que usar una mascarilla medicinal cuando se levanten de sus asientos. Si quieren bailar, tienen que la obligación de llevar la mascarilla todo el rato. 

En espacios cerrados, rige igualmente la regla '3G': los asistentes tienen que llevar mascarilla todo el rato si el espacio no cuenta con un sistema de ventilación automático y la cifra de asistentes no puede rebasar las 1.000 personas. Tanto en espacios al aire libre como en cerrados, los asistentes deben registrarse con sus datos personales para poder hacer un rastreo en caso de que se genere un foco de coronavirus. 

Las actuales restricciones provocan, por tanto, que los grandes conciertos sigan siendo aplazados hasta el 2022 e incluso hasta el 2023. Helene Fischer, cantante pop de canción ligera superventas en Alemania, tiene previsto su primer concierto para agosto del 2022 en Múnich. Elton John quiere tocar en el estado Mercedes-Benz Arena de Berlín en marzo del 2023. Y la banda de rock alemana Rammstein ya decidió el pasado marzo aplazar su gira prevista para este verano para la primavera del año próximo. Por Andreu Jerez