Obituario

Jordi Rebellón, el hombre tranquilo que prestó la piel al irascible doctor Vilches

El actor catalán, que falleció este miércoles por un ictus, llegó al oficio tarde, pero intervino en las tres series más longevas de la televisión, como 'Hospital Central', cuyo personaje siempre se recordará

JORDI REBELLON

JORDI REBELLON

Inés Álvarez

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El doctor Vilches, uno de los protagonistas de 'Hospital Central', serie que ya forma parte de la historia de la tele, era un personaje irascible y malencarado. Sin embargo, se ganó el cariño del público. Jordi Rebellón, el actor que le daba vida, sabía que, después de estar 12 años interpretándolo, ya no se lo quitaría de encima nunca jamás. Pero cuando por la calle le llamaban Vilches, él lo comprendía. Sabía que le debía mucho a ese personaje y si había calado, era porque le había conseguido dar esa credibilidad precisa para que un personaje quede siempre en el imaginario popular. El miércoles, ese tipo tranquilo y muy educado que nada tenía que ver con él, fallecía a causa de un ictus a los 64 años –el covid tiene compinches en eso de segar vidas prematuramente-- y no solo esa gente que lloró la trágica muerte de Vilches, la de ficción, en el último capítulo de 'Hospital Central', llora ahora la del ser humano. Una pérdida que duele mucho más. Una vez más, la realidad supera a la ficción.

Jordi Rebellón ( Barcelona, 1957) no ha podido disfrutar demasiados años del oficio que le apasionaba: el de actor. Porque su pasaporte vital ha caducado demasiado pronto y porque el viaje por el mundo de la interpretación lo había iniciado ya casi en la madurez. De hecho, a los 30 años había dejado su puesto en un banco (y un matrimonio de tres años) para compaginar trabajos de diferente índole con otros de interpretación y cursos de formación, hasta que a los 41 años pudo decir que se pagaba las facturas con su trabajo de actor. El gusanillo se lo había despertado su padre, al que en el 2015 le rindió un homenaje publicando ‘Yo quise ser Superman’, una novela de denuncia con sentido del humor, que sin ser biográfica incluye algún pasaje personal que solo su madre, Paquita (a la que perdió hace justo seis meses) podría reconocer.

El médico de la tele

Se había subido al tren tarde, pero cogió pronto velocidad y se enorgullecía de ser uno de los pocos actores, si no el único, que había estado en las tres series más longevas de la televisión española: ‘Hospital Central’, ‘Amar es para siempre’ y ‘Cuéntame cómo pasó’. En sus inicios, tras un breve paso por 'Barrio sésamo' en 1995, intervino en dos series de TV-3: ‘Estació d’enllaç’ y 'Sitges'. En una entrevista publicada en este diario, decía que el catalán no era un problema para él, y si no trabajaba en la tele autonómica catalana era porque no le llamaban. Su primera gran oportunidad le vino de la mano de Emilio Aragón con ‘Médico de familia’, pero fue otro doctor, el ‘Dr House español’ (algo que no le gustaba que le llamaran) el que le lanzó a la popularidad. Un personaje del que solo se desprendió dos años para protagonizar la serie ‘Fago’, en la que daba vida a un alcalde asesinado por un disparo de escopeta. Con su humor ácido, bromeaba con el hecho de que en las series siempre le acababan matando.

En televisión tuvo también papeles en ‘Sin identidad’ y en ‘Servir y proteger’ e intervino en una decena de películas y media docena de obras de teatro. La última, ‘El funeral’, con Concha Velasco. Hasta que la pandemia le cortó las alas e inició un periodo de incertidumbre que acabó con su fichaje en la serie ‘Mercado central’, su último trabajo en la televisión. Ahora preparaba su regreso a los escenarios en octubre en Tenerife con una adaptación de la película de Woody Allen ‘Comedia sexual de una noche de verano’.

Justo el día anterior que le sobreviniera el maldito ictus, aparecía en las redes prestando su imagen y su voz, como otros compañeros de la profesión, para apoyar la iniciativa ObjetivoAlmeríaAve que promueve que la alta velocidad llegue hasta Almería con el lema ’Esto no se para’. No podía ni imaginar que en solo unos días su tren llegaría, sí, pero a su destino final. 

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