Estreno de cine

'Shang-Chi y la leyenda de los 10 anillos': Hollywood lanza los superhéroes a la seducción de Asia

El Universo Marvel continúa expandiéndose con una película dirigida por Destin Cretton con reparto mayoritariamente asiático que demuestra el interés de Hollywood por ampliar mercados y dinamitar la brecha de raza en sus grandes producciones

Simu Liu: de contable fracasado a salvar el mundo como Shang Chi

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Beatriz Martínez

Beatriz Martínez

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Marvel tiene un nuevo superhéroe y es chino. Su nombre es Shang-Chi y surgió de la mano de Steve Englehart y Jim Starlin en los años setenta, cuando arrasaba la fiebre de Bruce Lee y el kung-fu en todo el mundo. Los tiempos han cambiado, pero ahora Hollywood vuelve a mirar a Asia, principalmente por dos razones: una de carácter puramente económico, ya que China es uno de los mercados más importantes en el sector de la exhibición, mientras que la segunda tiene que ver con una mayor sensibilización hacia los colectivos históricamente marginados dentro de la industria en los últimos tiempos.

Si 'Black Panther' se convirtió en un hito por su reivindicación de las raíces afroamericanas, ahora, 'Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos' sería su equivalente asiático-americano. Es decir, una celebración del orgullo racial que intenta dinamitar los prejuicios y la discriminación en las grandes superproducciones. 

Nómina creciente

No es casual que en los últimos años haya aumentado considerablemente la nómina de directores pertenecientes a alguna generación de migrantes orientales en Estados Unidos. Uno de ellos es Destin Daniel Cretton, de origen hawaiano, que fue el elegido para dirigir la película después de haberse hecho un hueco en el cine independiente gracias a títulos como 'Las vidas de Grace'. Cuando llegó a Estados Unidos, le llamaban Bruce Lee, y eso le hizo sentirse diferente al resto potenciando su marginalidad social. Por eso, se esforzó en tratar de evitar los estereotipos que han planeado sobre los personajes asiáticos en las películas americanas. Y, por supuesto, también eso incluía el hándicap de configurar la personalidad del primer superhéroe chino. 

'Shang-Chi' conectaría directamente con el primer 'Iron Man' y el intento de secuestro de Tony Stark por parte de una organización llamada los Diez Anillos. Más tarde, en 'Iron Man 3' aparecería 'el Mandarín', que en realidad era un actor interpretado por Ben Kingsley que había sido contratado por la misteriosa orden para anunciar sus planes. Pero ¿quién es su auténtico jefe? ¿Qué se esconde detrás de todo este conglomerado de planes oscuros?

Al igual que se introdujo la magia a través de 'Doctor Extraño' y la dimensión galáctica en 'Guardianes de la galaxia', ahora es el turno de las artes marciales en el Universo Cinematográfico Marvel que aborda su cuarta fase con esta segunda película tras 'Viuda negra' presentando toda una nueva galería de personajes; por supuesto, la mayor parte de ellos de origen asiático. 

Para encarnar a Shang-Chi se ha apostado por un nuevo rostro, el de Simu Liu en su primer papel protagonista, acompañado de la emergente Awkwafina, la primera actriz de ascendencia asiática en conseguir un Globo de Oro gracias a su papel en 'The Farewell'. Junto a la desconocida Meng’er Zhang, dos actores icónicos, Tony Leung Chiu-Wai (fetiche de Wong Kar-wai en películas como 'Deseando amar' o '2046') y Michelle Yeoh, una de las grandes heroínas del cine de acción de Hong Kong reconvertida en rostro popular gracias a 'El mañana nunca muere' o 'Tigre y dragón'. 

Punto de inflexión en los Oscar

A lo largo de los años muchos directores, como John Woo, y actores, como la propia Michelle Yeoh o Ken Watanabe, se han insertado en el 'star system' de Hollywood. A los directores los extraían de su hábitat natural para firmar películas de encargo y en cuanto a los intérpretes, sus papeles estaban repletos de clichés. Toda esta situación comenzó a cambiar hace seis años con la aparición del hashtag #OscarSoWhite y #WhiteWashedOUT, promovido por la comunidad asiática y que clamaba al cielo por su marginación en el sistema de Hollywood. 

No resulta casual que la última edición de los Oscar estuviera repleta de rostros de rasgos orientales. Las razas no caucásicas tomaban el poder gracias a Chloé Zao, que triunfó con 'Nomadland' y que será la responsable del próximo título de Marvel, 'The Eternals', y a Youn Yuh-Jung, una de las integrantes de 'Minari', que retrataba los problemas de integración de una familia surcoreana en la Norteamérica de los ochenta. 

El éxito de 'Parásitos' en la edición prepandemia ya fue todo un síntoma de este cambio de paradigma. 'Blockbusters' como 'Mulan', películas como 'The Farewell', de la china Lulu Wang, la citada 'Minari, 'Historia de mi familia', la taquillera 'Crazy rich Asians', de Jon M. Chu, delicatésens como 'Columbus' o 'After Yang', firmadas por Kogonada, fichajes de Netflix como el de Alan Yang con 'Tigertail' o el de Ry Russo-Young abren un abanico de nuevas voces que están revolucionando las curvas y porcentajes de exclusión racial en Hollywood. 

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