Crítica de libro

'Un domingo en Ville d'Avray': una madame Bovary del siglo XXI

La escritora francesa Dominique Barbéris aborda un retrato de la actual insatisfaccion femenina

Dominique Barberis.

Dominique Barberis. / FRANCESCA MANTOVANI

Valèria Gaillard

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El Quijote y madame Bovary son dos personajes universales que exponen el poder pernicioso de la ficción. Ambos son grandes lectores y se dejan obnubilar por el ideal: de honor en el caso del hidalgo, de amor en el caso de la burguesa Emma. Dominique Barbéris (Camerun, 1958) propone ahora en 'Un domingo en Ville-d’Avray' una versión de esta misma patología, pero actual y construida  a partir de la relación siempre jugosa entre dos hermanas.

Claire Marie, la mayor, es la que sueña con ser rescatada por el jinete de 'Jane Eyre' en su casa ajardinada de Ville-d’Avray, un Sant Cugat parisino, donde vive con su hija y su marido —médico como el de Emma— un hombre afable que se dedica básicamente a tranquilizar a sus enfermos.Más pragmática y urbanita, la hermana menor narra la visita de un domingo de septiembre en el que, como en las epifanías joyceanas, descubre algo que le hace revisar su concepción de las cosas.

La conversación sigue los meandros de una educación y un pasado compartidos. La evocación de la canción 'L’été indien', banda sonora de una época llena de promesas de amor apasionado, dispara una confesión: “Conocí a alguien, hace años, ¿nunca te lo he contado?”, lanza la “aburrida” Claire Marie. Este “breve encuentro”, más un anhelo que otra cosa (hasta tal punto el sopor y la moral se han apoderado de esta Emma del siglo XXI), es el núcleo de esta novela que revela más de lo que cuenta, y en la que Barbéris despliega con una sensibilidad casi oriental, con esos trazos que delimitan el contorno de las cosas sin forzarlas, un retrato de la insatisfacción femenina actual donde cristaliza todo el peso de la derrota.