Preguntas con respuesta

Debate: ¿seguirán los Stones sin Charlie Watts? Y: ¿deberían seguir o tirar la toalla?

El promotor musical Gay Mercader, el músico Johnny Cifuentes y los periodistas Alfred Crespo, Jordi Bianciotto, Rafael Tapounet, Jorge Fauró y Ramón Vendrell responden a las dos preguntas que ha originado la muerte del batería del grupo

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A1-122841091.jpg / PABLO PORCIUNCULA

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Gay Mercader, promotor musical

1) The show must go on! No me los imagino sin actuar. Keith me ha repetido en varias ocasiones que desea morir haciendo música.

2) No veo por qué deberían tirar la toalla (horrible expresión, por cierto). ¿Qué otra cosa van a hacer? ¿Jugar al bingo? ¿Ir a buscar a los nietos al colegio? Si John Lee Hooker, Andrés Segovia, Pau Casals y muchos otros músicos aguantaron todo lo que pudieron, ¿vamos a hacer discriminación con los músicos de rock? A estas alturas de sus vidas muchos músicos, no solo los Stones sino también Bob Dylan, Neil Young, Sting, o Bruce Springsteen, actúan porque es su razón de ser, no por ambición ni necesidad económica. 

Alfred Crespo, director de la revista 'Ruta 66'

1) Creo, y espero, que se limitarán a cumplir con los compromisos adquiridos. Los conciertos programados para septiembre los harán seguro, mucho dinero en juego que posiblemente ya han cobrado por adelantado... y no me imagino a Jagger devolviendo la pasta. El anuncio previo de que la gira se haría con Steve Jordan es toda una declaración de intenciones en ese sentido. ¿Más adelante? Mick y Keith, pese a su edad, se mantienen vivos gracias a seguir en activo y al masaje para el ego que supone que te sigan aclamando multitudes. ¿Serán capaces de renunciar a ello?

 2) Jamás me imaginé deseando la disolución de los Stones. Cuando dejen de existir nada será igual, y a quienes los hemos seguido de forma casi enfermiza nos quedará un vacío enorme, casi imposible de cubrir. Pero, visto lo visto, prefiero que lo dejen con dignidad a que arrastren el nombre sumando a otro mercenario solvente a una lista ya larga. Le echas una ojeada a la portada de 'Aftermath' y quedan dos de los cinco tipos que aparecen en ella. La huida de Bill Wyman fue, para mí, dura de asimilar. Pero lo de Charlie son palabras mayores. Era el alma del grupo, mucho más que el batería. No tiene sentido que sigan funcionando como Rolling Stones. Mick, Keith, si os aburrís en casa, grabad discos en solitario y paseadlos por ahí.

Jordi Bianciotto, periodista

1) El anuncio de que Steve Jordan sería el batería en la gira de otoño invita a pensar que el grupo, al tanto del estado de Watts, pensaba en el futuro. No veo a los Stones fichándole como simple parche de un breve ‘tour’ de despedida por la puerta de atrás, y tiendo a pensar que su historia seguirá mientras la salud de Jagger y Richards lo permita. Ellos saben que son las piezas troncales de la ecuación y que pueden seguir llenando estadios (con el insigne apoyo de Ron Wood) tal y como hace The Who, que tras bajas dolorosas (Keith Moon y John Entwistle) sigue adelante con Roger Daltrey y Pete Townshend como únicos supervivientes sin que su poder de convocatoria se resienta. ¿El dinero es la gasolina? También, pero no solo: ego, reconocimiento, oficio musical, perpetuación de su rol de mayestáticas ‘rock stars’.

 

2) Si los Stones han llegado hasta aquí, y el público está en disposición de responder (diría que sí), vería bien que siguieran. Aunque imaginarlos sin Watts pueda descolocar ahora mismo, ya no se trataría del primer cambio en la formación (Brian Jones, Mick Taylor, Bill Wyman), y Jagger y Richards, el cantante y el señor de los ‘riffs’, compositores ambos del grueso del repertorio, aguantan las miradas. Los Stones pueden demostrar que el grupo está por encima de la suma de sus miembros y por qué desafían a la muerte. Y Steve Jordan, que ya tocó (de extranjis) en ‘Dirty work’ (1986) y se entiende bien con Richards, da sobradamente la talla.

Rafael Tapounet, periodista

1) Sí. Echar la persiana del tinglado 'stone' en señal de homenaje a la memoria del batería caído es un gesto que encaja mal en la historia de un grupo que despojó a uno de sus fundadores de la condición de miembro oficial por feo, que saltó sin despeinarse por encima del cadáver de Brian Jones un mes después de haberlo expulsado de la banda, que siguió tocando en Altamont mientras los Ángeles del Infierno apuñalaban a un joven negro en sus mismas narices y que apenas pestañeó cuando el bajista Bill Wyman anunció en 1993 su intención de tomar las de Villadiego. De hecho, Jagger y Richards ya habían anunciado la decisión de salir este otoño de gira sin Watts y la muerte del Harpo Marx de las baquetas les brinda ahora un espléndido pretexto para hacer de estos 13 conciertos una ocasión especial. A la vuelta de la esquina aguardan la reedición ampliada del controvertido ‘Tattoo you’ y el lanzamiento de un nuevo elepé de estudio con material original, combustible más que suficiente para hacer que la rueda siga girando. 

2) Adelante, por supuesto. A estas alturas de la película, la longevidad sobrenatural del grupo se ha convertido en su principal argumento artístico. El cese de actividad por defunción de uno de los componentes se antoja un desenlace demasiado vulgar para una historia tan colosal. Aunque, en realidad, cualquier cosa que no sea arder por combustión espontánea o una abducción extraterrestre en pleno concierto será un final decepcionante. Que son los Rolling Stones, diablos.

Jorge Fauró, periodista

1) Seguirán. Estoy convencido de que a los tres Stones que quedan será difícil bajarles de un escenario. Por varias razones: a) Imagino que previendo el inevitable desenlace de Charlie algo tendrían previsto cuando decidieron echar mano de Steve Jordan como sustituto para la gira por EEUU. Jordan es un baterista solvente que ya ha cogido las baquetas con músicos de altura o con los X-Pensive Winos, la banda con la que Keith Richards proyecta sus composiciones al margen de los Stones. Aunque con menos carisma que Watts, ocurrió con Bill Wyman cuando decidió dejar la banda, o con Mick Taylor, y no digamos con Brian Jones. Y b) Para mí lo más determinante es que los Stones funcionan como una S.A. desde 1963. Son una empresa solvente, con una vasta facturación y una respetabilísima rentabilidad. Deberían salir a bolsa. ¿Alguna empresa con estos balances se atrevería a disolverse, pongamos Coca Cola? ¿Que ya no graban nuevos discos? ¿Acaso importa?

2) A la edad en que podrían estar en una residencia de ancianos, enseñando a tocar la guitarra a los nietos o disfrutando cómodamente de la jubilación, estos tipos eligen subirse a un escenario, salir de gira y estar medio año lejos del sofá de su casa. Lo llevan en el ADN. Es muy improbable ver hoy día un espectáculo que se acerque a la grandiosidad de un concierto de los Rolling Stones. Nunca repiten show, y por muchas veces que los hayas visto, cada gira es una nueva temporada de la 'serie'. Yo no veo a tres octogenarios tocando ante 100.000 personas, yo veo a la caballería salvando el rock and roll. Quizá solo AC/DC es capaz de meternos en semejante parque temático. Siempre digo lo mismo cuando salen de gira: ya es suficiente. Y a los pocos minutos me veo sacando la entrada.

Ramón Vendrell, periodista

1) Ni el jugador más kamikaze apostaría a que los Rolling Stones van a decir adiós 'solo' por la muerte de Charlie Watts. Reinan en la realeza del rock, y en la realeza no se abdica, solo se muere (con deshonrosas excepciones).

2) Desde el punto de vista creativo y romántico los Stones tendrían que haberse separado hace cuatro décadas. Habrían dejado una discografía portentosa, con contadas máculas, y no habrían pervertido tanto el ideal de banda de rock and roll como grupo de amigos unidos frente al mundo. No obstante, al desplazar el eje de la grabación de discos al superespectáculo en directo y al convertir la marca en símbolo de resistencia, han creado cierta épica achacosa, un poco a lo 'Grupo salvaje', y ahora sería un chasco que no murieran matando.

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