Invento original

Las tablas de lavar aragonesas que suenan en todo el mundo

El zaragozano Carlos Traginer se basó en este utensilio para crear un instrumento de percusión

Carlos Traginer, tocando la tabla de lavar eléctrica que él mismo creó.

Carlos Traginer, tocando la tabla de lavar eléctrica que él mismo creó.

Sergio H. Valgañón

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De los cauces de los ríos a las manos de los artistas. La tabla de lavar fue utilizada, desde siempre, para recuperar la limpieza de la ropa y, también, para amenizar las verbenas cuando no había otros instrumentos. Hoy, con la masiva extensión de la lavadora, estas planchas de madera se reservan para los mejores recitales de jazz o folk.

En Zaragoza, Carlos Traginer, percusionista y diseñador de instrumentos musicales, emprendió hace ocho años una aventura: transformar la tabla de lavar en un instrumento profesional. Traginer cuenta que el comienzo del proyecto fue fruto de la casualidad: "Estaba paseando con mi hermano por Barcelona, vi a un grupo que hacía jazz tocando la tabla de lavar en Las Ramblas y algo me hizo click".

Haber visto a otro artista antes tocando el mismo utensilio inspiró a este diseñador a innovar en un instrumento que existía desde hacía tiempo. "No he inventado nada, porque sé que esta herramienta ya se utilizaba para hacer música a finales del siglo XIX", explica Traginer, que destaca que la tabla apareció, sobre todo, "entre los más pobres, cuando no se podían permitir otros instrumentos".

Traginer Washboards, la empresa en la que este zaragozano diseña y comercializa este aparato, se ha convertido en una referencia en su sector, con ventas "en Estados Unidos, Australia, Reino Unido o Italia". El proyecto mantiene "una clara defensa de la calidad y está dedicado al músico profesional", por lo que es más complicado generar unos ingresos masivos: "No es una empresa para forrarnos".

Pese a ello, Traginer se mantiene fiel a su empresa porque considera que es un proyecto "muy bonito". Una creación con la que siempre había querido trabajar: "Es un sueño, es mi obsesión, por lo que siempre tengo que estar ahí, aunque vengan mal dadas"Traginer Washboards también une al creativo zaragozano con su infancia: "Las tablas de lavar me permiten unir dos de mis aspiraciones de niño, que eran ser inventor y ser músico".

En la página web de Traginer Washboards, donde se pueden comprar estos curiosos instrumentos musicales, se distinguen tres categorías diferentes de tablas: dos acústicas, hechas en madera; y una eléctrica, que se puso a la venta en 2013 y convirtió a Traginer en la primera empresa en lanzarla al mercado.

Las tablas de madera, aunque más básicas, también permiten una serie de añadidos para "aumentar la versatilidad". "Una de las versiones tiene varias ranuras en las que se pueden añadir complementos con los que conseguir nueva música", explica Traginer. Su taller adoptó esta medida para evitar "el destrozo" que sufrían antes las tablas: "Antiguamente, los músicos ponían clavos o encajaban objetos para conseguir esa nueva sonoridad".

Una vez perfeccionadas las tablas de madera, que salen al mercado desde los 315 euros (el modelos sencillo) y desde 425 euros (el modelo especial), el siguiente paso del proyecto era la tabla eléctrica. "Se me ocurrió empezar a trabajar en ella en 2006", recuerda Traginer, que reconoce que antes de él hubo otros diseñadores que se interesaron en crear este instrumento. "Fuimos los primeros en dotar de unas características particulares a este tipo de tabla de lavar", comenta el zaragozano, que destaca de su creación "la calidad, el sonido y los materiales elegidos para su composición". Traginer tiene claro cuáles son las diferencias entre el instrumento que comercializa esta empresa aragonesa y el resto de los diseñadores de tablas: "La gente adapta la pieza, le pone una conexión eléctrica. Nosotros la diseñamos desde cero". Tradición y música unidas, en Aragón, por un instrumento compatible con todos los estilos. 

Música con materiales espaciales, su nuevo reto

Quizá la Tierra se le queda pequeña a este diseñador de instrumentos zaragozano. Traginer coordina desde hace unos meses el proyecto Hypate, una iniciativa multidisciplinar, de carácter académico y cultural, que tiene como objetivo la construcción de instrumentos musicales con materiales extraterrestres y "comparar el sonido que producen, respecto al que generan los materiales terrestres". Concretamente, el aragonés explica que el proyecto quiere trabajar con "rigolitos, que es la primera capa de polvo de la Luna y de Marte".

"La música acompaña al ser humano allá donde vaya", justifica Traginer sobre la innovación de la iniciativa que coordina.

Todos los instrumentos que se crearán durante el proyecto, que aún se encuentra en una fase inicial, se enmarcarán en la familia de la percusión. Traginer enumera varios, como "campanas, güiros rascadores o sonajeros". Las primeras previsiones apuntan a que estos pequeños instrumentos podrán emitir sonidos "a finales de este año, aunque no tengo nada seguro". 

El proyecto es ambicioso y cuenta con un equipo amplio de expertos en campos muy diferentes, desde la geología hasta la música. En el equipo destacan Pedro Barceló, batería de Joaquín Sabina; o Jesús Martínez Frías, que ha trabajado en varias misiones de la NASA. Hypate trabaja con el laboratorio Exolith, que también provee de materiales a la agencia espacial estadounidense.

Traginer imagina que, si el humano se establece en la Luna o en Marte, "alguien verá que usamos el material para crear instrumentos". Un pionero en eliminar los límites terrestres a la música. 

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