Estreno de cine

Crítica de 'The show': lisérgica paranoia detectivesca

Alan Moore firma el guion de una fantasía onírica, demente y gótica que mezcla el humor británico, el cine de detectives y la imaginería siniestra

Estrenos de la semana. Tráiler de 'The Show'.

Beatriz Martínez

Beatriz Martínez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

'The Show' bien podría llamarse 'Freak freak show, freaky freaky show', y es que la primera película escrita por Alan Moore se erige como un viaje alucinógeno en el que todo puede ocurrir y en el que encontramos personajes estrafalarios, escenarios pesadillescos, humor absurdo y situaciones imposibles que conectan el universo del creador con la tradición detectivesca y la fantasía siniestra. 

Un hombre de identidad imprecisa (el siempre magnético Tom Burke) llega a un pueblo encantado, Northampton, buscando un objeto valioso. Allí descubrirá que los sueños se conectan con el mundo de los vivos y que los fantasmas pululan entre nosotros, que hay superhéroes jubilados que nos vigilan a través de la red, cómicos ocultistas que ejercen su poder desde el más allá, 'dealers' adictos al vudú, niños investigadores y cantantes excéntricos con bigote de Hitler. En definitiva, una galería de seres que podría existir perfectamente en una viñeta y que aquí aparece envuelta en una atmósfera de carácter lynchiano con un toque irresistiblemente ochentero. 

'The Show' es una estimulante muestra de delirio cósmico que tiene la virtud de configurar toda una rica mitología a su alrededor. En ocasiones, la película dirigida por Mitch Jenkins, habitual colaborador de Moore en sus cortometrajes, no logra estar a la altura de las circunstancias, pero hay algo en ella profundamente absorbente que engulle y atrapa, como ese agujero negro que se describe en la trama y en el que todos terminamos sumergidos de una forma u otra, como si nos encontráramos en coma, drogados o en un perpetuo estado de vigilia.