Estreno de cine

Crítica de 'Free Guy': rebeldía de cartón piedra

Filme carente de identidad visual y anodino tanto a la hora de orquestar acción como a la de hacer comedia

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Free Guy'

Nando Salvà

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Aunque 'Free Guy' ha basado buena parte de su campaña promocional en el hecho de ser el único blockbuster del verano que no está basado en una propiedad intelectual preexistente, en realidad su metraje apenas contiene un ápice de originalidad; en su mayoría es una colección de referencias a videojuegos como 'Fortnite' y 'Grand Theft Auto' y películas como 'Matrix', 'Atrapado en el tiempo', 'Rompe Ralph', 'Ready Player One' y 'Están vivos'. Como ocurre en el 'El show de Truman', además, su protagonista descubre horrorizado que toda su realidad es una mentira; que, en lugar de un ser humano, no es más que uno de esos personajes secundarios de los videojuegos cuyo único cometido es rellenar los márgenes de la pantalla.

Mientras contempla cómo su héroe experimenta un despertar similar al de Neo y decide tomar las riendas de su destino, la película plantea varias cuestiones interesantes -sobre la ética de la inteligencia artifical, sobre la falta de ideas que la industria del entretenimiento aqueja- que, eso sí, luego no se molesta en explorar. Y si por un lado se erige en defensora del individualismo frente a las convenciones sociales, por el otro se muestra carente de identidad visual y anodina tanto a la hora de orquestar acción como a la de hacer comedia.

Pero lo más molesto de 'Free Guy' son su cinismo y su hipocresía: 'Free Guy' predica contra los 'remakes' y las secuelas pese a estar distribuida en todo el mundo por la compañía que más recurre a ese tipo de reciclaje artístico, y critica la ultraviolencia promovida por los videojuegos al tiempo que sin dejar de regodearse en ella para deleite del espectador.