Los seis secretos del universo mágico de Alan Moore

Alan Moore, el mago del caos, salta al cine con 'The show'

Alan Moore en la película que estrena mañana 'The show'

Alan Moore en la película que estrena mañana 'The show'

Carol Álvarez

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Al margen de sus trabajos más conocidos como Watchmen y V de Vendetta, el creador británico Alan Moore ha desplegado su interés por el ocultismo, la magia y el arte de la ilusión en otros proyectos en cómic pero también en ensayos y relatos. Ángeles fósiles es quizá el legado más completo que ha llegado a nuestros manos para entender en engranaje intelectual que bombea sus ideas. Editado por La Felguera en castellano con traducción de Javier Calvo, cuenta con un joya en forma de prólogo, de Servando Rocha, que desnuda en seis secretos desvelados los principios del universo mágico de Moore. 

Primer secreto

“El arte es magia, o la magia es (también) arte”

El eje del relato de Moore es la reivindicación de la magia como una forma más de arte, de expresión cultural. El británico considera que así era desde el principio de los tiempos, pero que otras religiones y la ciencia fueron dejando al margen su potencial hasta convertir los elementos y movimientos mágicos en Ángeles fósiles, “antiguas energías, inspiraciones e ideas que en el pasado danzaron de mente en mente, evolucionando por el camino, hasta que por fin el goteo calcáreo del ritual y la repetición las petrificó”. Ángel fósil es el título de una pintura de Marjorie Cameron, musa de Dennis Hopper y Dean Stockwell que formó parte del círculo ocultista de los años cincuenta y sesenta que inspiró a Moore.

Segundo secreto

Cualquiera puede hacerlo”

La alquimia sirve de elemento para dar a la humanidad el poder de hacer posible lo que parece inalcanzable igual que habría sido sorprendente que un mago como John Dee, uno de los principales referentes de Moore, no hubiera dejado una huella valiosa en los principios de la navegación a partir de sus conocimientos astrológicos. Filósofos de lo oculto y alquimistas defienden esa “potencialidad”. También reflexiona sobre el origen de la palabra inglesa ‘spell', que sirve para definir el acto de deletrear, transformar el sonido en letra, y su significado a la vez mágico, para crear hechizos.

Tercer secreto

“Todo está delante de nuestras narices”

La cábala es otro elemento primordial del pensamiento de Alan Moore, y la proyecta con más o menos intensidad en su obra. En Promethea (1999-2004), una de sus series de cómic más esotéricas, el Árbol de la Vida y las cartas del tarot impulsan a la protagonista a conectar con sus antepasadas para alcanzar un conocimiento que en el fondo lleva en su interior. Ese camino para llegar a la sabiduría que preservamos en nuestra mente, oculto, es una de las obsesiones de Moore, un camino que lleva a la liberación de la amnesia colectiva.

Anuncio de un invento extraño victoriano para pieza de Alan Moore

Anuncio de un invento extraño victoriano para pieza de Alan Moore / EP

Cuarto secreto

“Tú puedes crear tu propio Dios”

En la línea de profundizar en las capacidades propias y la autonomía de las personas, en la obra de Moore fluyen personajes míticos y superhéroes, una forma de trasladar la confianza en la magia de una deidad más o menos tradicional a otra más cercana y a medida. El mismo Alan Moore creó su propia deidad, Glycon, una serpiente mágica a imagen de un antiguo ídolo de Macedonia que se había perdido con el paso de los siglos y que él reivindica en la modernidad.

Quinto secreto

“Si Dios resulta ser un fraude, no desesperes, porque tampoco te meterá en líos”

Ya en modo más político, Moore despliega todo su argumentario anarquista a partir de la confianza en uno mismo al margen de la autoridad e instituciones, que en sus extremos alcanza formas fascistas. V de Vendetta es el principal exponente de ese pensamiento antisistema, cuya creación eclosionó en el Reino Unido de Margaret Thatcher.

Sexto secreto

"Reencanta tu vida cotidiana”

Alan Moore desarrolló la noción de la psicogeografía para llevar la magia de nuevo a la cotidianeidad, y el principal exponente de ese pensamiento fue su propia decisión de anclar su vida a Northampton, una pequeña localidad británica que es un pequeño gran mundo del que es capaz de trascender, pero también en convertir Londres en un espacio mítico en su epopeya Jerusalem  

“Que la palabra magia vuelva a significar algo”, clama al final de su ensayo, y lanza esta pregunta: “¿No podría una reafirmación de lo mágico como arte proporcionar esa inspiración, esa visión, y esa sustancia que están tan manifiestamente ausentes del mundo artístico de hoy en día?”. 

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