Violencia de género

Cristina Rivera Garza: "En México vivimos una guerra estructural contra las mujeres"

La autora mexicana publica 'El invencible verano de Liliana', crónica del asesinato de su hermana a manos de su novio

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Elena Hevia

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A los 20 años Liliana Rivera Garza era una prometedora estudiante de Arquitectura que decidió cortar definitivamente con la relación tóxica que mantenía con su novio del instituto. El futuro que se abría ante ella era luminoso pero eso a él le importó bien poco mientras la estrangulaba. Aquello fue una gota de agua en el océano del feminicidio que todavía hoy se cobra en México las vidas de 10 mujeres al día. A la hermana de la víctima, su única hermana, Cristina Rivera Garza, (Heroíca, Matamoros, México, 1964) hoy una de las autoras más respetada de su país, le ha costado 30 años, tras múltiples intentos fallidos, llevar aquella historia al papel. ‘El invencible verano de Liliana’ (Literatura Random House) es el relato de aquel crimen, un intento vívido de traer de nuevo a la memoria a Liliana, pero también una reflexión y un grito airado contra la violencia de género. La autora (con la esperanza de que se haga justicia porque todavía hoy el asesino, en paradero desconocido, tiene orden de busca y captura), catedrática de la Universidad de Houston, conversa desde su domicilio en Texas.

¿Tenían que pasar tres décadas para que por fin pudiera escribir un libro como este?

No lo sé. ¿Quién puede decir si 30 años años son muchos o pocos? Lo cierto es que no estaba lista, personal y emocionalmente, para embarcarme en una tarea así. Tampoco lo estaba desde el punto de vista literario porque esto no es una historia que abordas y dejas encerrada en un libro. Un libro así supone un cambio radical de tu historia personal así que ha requerido el tiempo que ha requerido.

¿El 'click' que lo desata es haber tenido acceso a los escritos íntimos de su hermana?

Sí, sin duda. En los últimos tiempos he reflexionado mucho sobre el tipo de escritura que es plural en su raíz, que no se apropia de la historia de los otro, especialmente cuando se trata de casos de violencia. A mi hermana le quitaron el aire y la vida. Por eso, las palabras de mi hermana están aquí, porque yo no quería hacer un libro que además le quitara su propio lenguaje. Este es un trabajo plural de las hermanas Rivera Garza desde el dolor y la rabia.

El libro es también un intento de reconstruir en su totalidad a la hermana perdida. ¿Qué le ha deparado emocionalmente?

Todo lo que tiene que ver con una muerte violenta viene teñido de tristeza y pesar. Pero lo que también me trasmitían sus escritos es una gran alegría de vivir y una profunda curiosidad intelectual. A pesar de experimentar ese hostigamiento del macho continuo, Liliana fue capaz de crear un grupo sano de amigos, capaz de enamorarse de otras maneras, tener muy buenas calificaciones y ser una líder de su grupo. Esta recuperación del lado luminoso para mí era central.

Liliana estaba afirmando su propio poder y precisamente por eso fue asesinada solo unas semanas después de romper su relación

No ha querido convertir a su hermana en una víctima.

Es que después de afrontar el acoso con todas las estrategias posibles, desde la negociación hasta la oposición, Liliana estaba afirmando su propio poder y precisamente por eso fue asesinada solo unas semanas después de tomar la decisión de romper, confirmando lo que saben los expertos: los momentos de mayor peligro para una mujer que termina sus relaciones con un depredador son los primeros meses de la ruptura.

¿Tenemos ahora más lenguaje y más instrumentos para detectar ese peligro?

Sí, aunque todavía se sigue pensando que algo que hizo la víctima provocó las emociones desatadas del agresor.

El tan traído y llevado crimen pasional.

Eso es. Eso es difícil de erradicar. En México suele decirse que desde hace años vivimos una guerra contra el narco pero en realidad hay una guerra de forma estructural y central contra las mujeres. Y esto no es solo patrimonio de México. En Estados Unidos hay un montón de feminicidios aunque allí no se utilice esta palabra.

Lo que no han logrado las academias de la lengua lo han conseguido las movilizaciones de mujeres. Y no ha sido sencillo correr el velo de una violencia soterrada

¿Es importante llamar a las cosas por su nombre?

Lo que no han logrado las academias de la lengua lo han conseguido las movilizaciones de mujeres. Y no ha sido sencillo correr el velo de una violencia soterrada de la que casi todas hemos estado más o menos al tanto para darnos cuenta de que el mundo funciona de una manera injusta para nosotras. Los feminismos -y aquí enfatizo el plural- son la perspectiva más lúcida para abordar el futuro.

El libro tiene también una voluntad práctica de hacer justicia. ¿Quería que fuera una especie de cartel de ‘wanted’ para el asesino?

Es que sin justicia no hay perdón y no hay olvido. Existe una orden de captura de Ángel González Ramos, el 'presunto' asesino por decirlo con corrección, porque un juez, después de muchos años, consideró que existían suficientes evidencias. Así que sí, el libro tiene una voluntad de reactivar el sistema de la justicia que ha pecado de una impunidad alarmante. Me parecía fundamental reproducir una foto del asesino por si alguien lo reconoce.

La figura del feminicidio entró en nuestro código penal en 2012. Eso prueba que las palabras no solo definen las acciones, también son acciones

¿Existe en México una voluntad política de llevar a estos asesinos a la justicia?

La figura del feminicidio entró en nuestro código penal en 2012. Eso prueba que las palabras no solo definen las acciones, también son acciones. Y otra cosa importante es la creación de la fiscalía de feminicidios presidida por la abogada Sayuri Herrera. Pero me parecía más importante todavía que se designara un presupuesto generoso con personal de primera. Yo por mi parte, seguiré trabajando en este tema, reuniendo información y aportando mis investigaciones.

¿Cómo percibe a la juventud, tanto a ellas como a ellos, respecto a este tema en el México actual?

Si algo me pone optimista y me hace capaz de imaginar el futuro es el gran dinamismo y resiliencia de los movimientos de mujeres. Entiendo la rabia de las más jóvenes que son muy conscientes de los peligros de las mujeres en el espacio público y en el doméstico. También veo a mi hijo de 20 años que está tratando de vivir una vida honesta y me toca ver sus constantes y cambiantes preguntas sobre lo que se puede decir o no. Estoy segura de que muchos de estos chicos pueden contemplar esto como una forma de coartar su libertad pero también los hay que lo ven como una oportunidad de crecer, de convertirse en mejores hombres y examinar su lugar de privilegio y las muchas variantes incluidas en la experiencia de la masculinidad.

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