Consecuencias del covid en la cultura

Las salas de cine en Italia, Francia y Gran Bretaña tocan fondo

Los espacios británicos siguen semivacíos a la espera de ‘blockbusters’ mientras los franceses e italianos ven con temor la caída de taquilla con la exigencia del pasaporte sanitario

Los cines españoles, a medio gas en el segundo verano pandémico

Cine en Leicester Square, en Londres.

Cine en Leicester Square, en Londres. / AFP / JUSTIN TALLIS

Begoña Arce
Irene Savio
Irene Casado Sánchez
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Uno de los sectores más afectados por los confinamientos y las sucesivas restricciones a causa de la pandemia ha sido el de las salas de cine. En países de todo el mundo afrontan retos como la reducción de aforos, las distancias de seguridad, el auge de las plataformas de 'streaming', que han permitido el consumo audiovisual desde casa y, ahora, la norma establecida en algunos países del pasaporte sanitario para acceder a los recintos. La caída del consumo de cine en las salas está tocado. Estudiamos bajo estas líneas los casos de Italia, Francia y Gran Bretaña:

En Gran Bretaña

El cine está muy lejos aún de recuperar el terreno perdido por el covid en el Reino Unido. Tras 17 meses de pandemia la gente ansía pasar tiempo al aire libre, reencontrarse con su familia y mucho más en pleno verano. Las salas cerraron en marzo del pasado año y reabrieron entre julio y noviembre, para volver a cerrar de nuevo hasta este mes de mayo. La desaparición de las ultimas restricciones de distancia social llegó el 19 de julio, pero la respuesta es muy moderada, como puede constatar cualquiera que se acerque a uno de los locales recién abiertos.

El día del estreno de 'Viuda negra' apenas había media docena de espectadores en la sesión de tarde del Riverside Studios en Londres. Lo mismo ocurría en el Gate, en Notting Hill, una tarde de viernes donde proyectaban 'The world to come'. Y eran tres los espectadores el pasado fin de semana en el Fulham Road Picturehouse en el pase de 'El chico más bello del mundo'. Con ser un análisis a ojo, sirve para dar idea de cómo está el patio de butacas.  

Sin 'blockbusters' no hay público

En mayo, cuando la distancia social reducía el número de plazas disponibles, el estreno de 'Peter Rabbit 2: La fuga'  hizo una taquilla muy por encima de lo esperado. Fue una inyección de optimismo y reforzó la impresión de que el aplazamiento de los ‘blockbusters’ es en buena parte responsable de la ausencia de público. El nuevo film de James Bond 'No Time to Die ha sido aplazado en varias ocasiones. La última fecha fijada para el estreno es el 30 de septiembre. Al mismo tiempo, la ausencia de las grandes producciones ha dejado un mayor hueco de exhibición a películas independientes, como fue el caso de 'Saint Maud', en otoño. Gracias a su presentación en 300 salas consiguió una importante recaudación en taquilla.

Coexistir con el streaming

No hay cifras actualizadas sobre el impacto en el cine de la epidemia en el Reino Unido, pero las pérdidas multimillonarias sufridas por Cineworld, la mayor cadena del país, con 127 locales, ponen incluso en peligro su supervivencia. Sus últimos resultados anuales muestran una caída del 80% en la venta de entradas.  

La cadena nacional Curzon de cine de autor ha mantenido su público estos meses difundiendo digitalmente muchas de las películas de su filmoteca y de otros distribuidores, que se han podido ver en casa.

Una de las conclusiones que deja la pandemia es que la industria debe readaptarse para coexistir con el 'streaming', como ha ocurrido con la música. Algunos analistas apuntan también a la importancia de que los cines se perciban como parte de la comunidad, dando vida y entidad a los barrios.  Por Begoña Arce

En Italia

La pandemia sigue siendo particularmente cruel con las salas de exhibición cinematográfica en Italia. Por un lado, el cierre de los cines durante meses y luego una reapertura en abril a medio gas (con un aforo del 50%) por la pandemia, han sido un golpe durísimo. Por el otro, el gran avance de las plataformas digitales, que permiten que los espectadores vean las películas directamente desde sus casas, y desde el 22 de julio, el anuncio de la exigencia de un pasaporte sanitario obligatorio para asistir a las proyecciones, hacen temer un desenlace negro también en el futuro más próximo.

Todos los datos disponibles hasta la fecha desdibujan esta histórica debacle. Desde el pasado 26 de abril, fecha de la reapertura de los cines en el país, hasta el fin de julio, el número de espectadores ha sido de 3,9 millones de personas, una caída del 77,5% comparado con el mismo periodo de 2019, según las cifras de la Asociación Nacional de Industrias Cinematográficas de Italia (Anica) y Cinetel, obtenidas por EL PERIÓDICO.

89 millones menos de taquilla

Y más aún. Porque los cines italianos han recaudado en el mismo periodo este año unos 25,7 millones de euros, eso es, 89 millones menos que el año previo a la pandemia (es decir, un 77,7% menos). Una caída, esta, que incluso resulta mayor a la de todo 2020, año que cerró su balance con un descenso de un 71% en comparación con el dato de 2019.

Esto también porque muchos cines todavía no han logrado reabrir sus puertas, y la incógnita es si lo volverán a hacer en los próximos meses. En concreto: de los 1.309 existentes en Italia, solo 800 han levantado las persianas en algún momento entre abril y ahora. Aunque también ha habido semanas en las que esa cifra ha sido mucho más baja. Por ejemplo, en el fin de semana del 22 al 25 de julio, solo abrieron 619 cines, el 46% del total, según han advertido Anica y Cinetel.

Pasaporte sanitario

De ahí las nuevas preocupaciones del sector por la reciente decisión del Gobierno de Mario Draghi de introducir un pasaporte sanitario que, a partir del 6 de agosto, certificará que la persona ha recibido al menos una primera dosis de la vacuna contra el covid, y será obligatorio para acceder en una serie de establecimientos, entre ellos los cines. 

"Puede ser el golpe de gracia", ha alertado, en declaraciones a la prensa local, Franco Calandrini, director artístico de Start Cinema, una cooperativa de operadores. "Ya les medimos la temperatura, les pedimos los números de teléfono, solo nos falta convertirnos en un centro de vacunación", dijo amargado, en cambio, el gestor de un cine de Arezzo (centro), Michele Squillace. Por Irene Savio

En Francia

La gran pantalla pasa por horas bajas en Francia. No se trata de un problema de cartelera, tampoco de falta de aficionados al séptimo arte, sino de la extensión del certificado sanitario a las salas de cine. Desde el 21 de julio, para poder acceder a un cine es necesario presentar un certificado de vacunación o un test covid negativo de menos de 48 horas, una restricción con un impacto directo en su frecuentación: el mismo día de la entrada en vigor de la norma, la asistencia a las salas de cine registró un descenso del 70%, según las cifras de la Federación Nacional de Editores de Películas (FNEF), que agrupa a numerosos distribuidores franceses.

"Es terrible. Vivimos 300 días de cierre, el público empezaba a volver poco a poco, aunque no del todo […] Los mayores de 50 años que, en teoría, son los más vacunados y mejor protegidos, son los que menos han vuelto, se ha registrado un descenso del 50% de este público", deplora Michèle Halberstadt, directora de la empresa de producción ARP Sélection, en la antena de France Inter. "Con el pase sanitario, impuesto de la noche a la mañana, esto se hace imposible", lamenta Halberstadt, señalando que, quizás, la mejor opción sea "mantener los cines cerrados, guardar las películas en las bobinas y armarios, en lugar de proyectarlas en salas vacías".

Una catástrofe

Para la Federación Nacional de Editores de Películas, la introducción del certificado sanitario en las salas de cine es "una catástrofe industrial para los editores de películas que habían apostado por relanzar el mercado en pleno verano". Según los datos recopilados por el diario ‘Le Parisien’, la red de cines Kinepolis, registró una bajada del 91% el día de la entrada en vigor de la normativa y del 66% el sábado 24 de julio. Las mismas cifras resumen la experiencia de los cines Gaumont Pathé, con salas a lo largo y ancho del Hexágono. Incluso la empresa MK2, cuya clientela presume de ser especialmente cinéfila, vio caer su frecuentación un 76% el miércoles 21 de julio y entre un 30-40% durante el fin de semana.

Grito de auxilio

Frente a tales pérdidas, el sector ha lanzado un grito de auxilio al Gobierno de Emmanuel Macron. La Federación Nacional de Cines Franceses (FNCF) reclama una "ayuda de urgencia masiva para los cines", mientras que la FNEF advierte ya de que "si [el Ejecutivo] no envía una señal a los agentes económicos del sector […] en las salas no habrá más que una pantalla negra […] sin la inversión de los distribuidores, la producción de películas está condenada y la explotación de las salas de cine no puede sobrevivir". La advertencia es clara. Por Irene Casado Sánchez

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