Crítica de cine

'Una villa en la Toscana': Liam Neeson y su hijo

El actor James D'Arcy debuta en la dirección con una película sobre relaciones familiares y pérdida

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Una villa en la Toscana'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Una villa en la Toscana'. /

Beatriz Martínez

Beatriz Martínez

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Un padre y un hijo distanciados y una villa en la Toscana donde reencontrarse. Pinta mal, aunque podría haber sido mucho peor en manos de otros actores que no fueran Liam Neeson y Micheál Richardson, su hijo en la vida real y que debuta como protagonista. 

La pareja al menos intenta dotar de autenticidad su trabajo, y resultan especialmente conmovedoras aquellas en escenas en las que ambos hablan de los recuerdos de esa esposa y madre que falleció en un accidente de tráfico dejándolos solos, sobre todo si tenemos en cuenta que ambos tuvieron que atravesar un proceso de duelo similar tras la muerte de Natasha Richardson. 

 'Una villa en la Toscana', es la ópera prima del hasta ahora intérprete James D’Arcy que parece sobre todo preocupado en mantener las expectativas que evoca el título de la película a través de una buena batería de paisajes a modo de postales idílicas, así como otro buen puñado de clichés sobre la idiosincrasia italiana. Por supuesto, se come mucha pasta.

También hay una historia de amor con una chica local, otra de reconciliación paternofilial, una reflexión infantil sobre el arte y poco más. No se diferencia demasiado de cualquier película de sobremesa, igual de tontorrona y predecible es, aunque al menos se agradece que en medio de tanta gama monocromática encontremos la presencia siempre totémica de Liam Neeson, que con su personalidad termina por inundarlo todo.