Crítica de música

Estopa, rumba con 'turbo' en el festival Arts d'Estiu

Los hermanos Muñoz abrieron la renovada muestra de Pineda de Mar con un concierto arrollador en el que citaron su último disco, ‘Fuego’, así como los clásicos, y ofrecieron una parcela acústica

Los hermanos David y José Muñoz, de Estopa, durante su concierto en el Festival Arts d'Estiu de Pineda de Mar.

Los hermanos David y José Muñoz, de Estopa, durante su concierto en el Festival Arts d'Estiu de Pineda de Mar. / FERRAN SENDRA

Jordi Bianciotto

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Como leones salidos de la jaula irrumpieron David y Jose Muñoz en la apertura del festival Arts d’Estiu, con mono de emociones fuertes y canto colectivo a todo pulmón. Tras año y medio sin pisar un escenario, pero fieles a aquella sentencia impertérrita de "como decíamos ayer", Estopa nos hizo olvidar este martes, durante un par de horas, la quinta ola y las malditas variantes víricas con su desvarío rumbero y sus complicidades tramadas a lo largo de 20 años (más dos).

La presente pequeña gira de verano, con parada este miércoles en Cap Roig, sigue dispensando atención al último álbum, ‘Fuego’ (cinco canciones), en un repertorio muy abierto a los clásicos, como ‘Tu calorro’, que abrió la sesión. A Estopa le correspondió inaugurar el nuevo recinto de la muestra de Pineda, el Espai Marítim, junto al mar, provisto de su ‘village’ (segregado) con oferta de comida y bebida, y que acogió a 1.400 personas, según la organización (70% de aforo). Panorama inhabitual, el del público sentado en un concierto de Estopa, pero la electricidad de siempre fluyó a golpe de ‘Vino tinto’, ‘Tragicomedia’ o ‘Vacaciones’, con sus bruscas aceleraciones y frenazos, guiados desde la batería por Anye Bao (director artístico de la banda). Jose, como viva imagen de la intensidad, cerrando los ojos con todas sus fuerzas y desgañitándose al cantar los estribillos.

Carne de diván

Estopa supo alternar la frenética ‘guitarrada’ de ‘Pastillas para dormir’, esa canción con dos estribillos ("¡arriba esa rumba catalana!"), con la trama rockera de ‘Yo no estoy loco’, y el pulso cálido de la cuerda de nilón (Juan Maya) con el eléctrico (Ludovico Vagnone y el nuevo fichaje, el sabadellense Israel Sandoval). Cantautores, rumberos o metal-punkie si se tercia, se adentraron también en esas canciones de ambiente enrarecido, pensamientos carne de diván (‘El último renglón’), y la balada canónica de Jose, ‘Ya no me acuerdo’. Y a medio trayecto, la bomba, ‘La raja de tu falda’, incitando al rito palmero.

David dedicó palabras al público por el esfuerzo de venir a un concierto estos días, "con esa manera tan cívica que tenemos los de aquí" (no se apreció ironía), y lanzó un guiño a "la gente obrera, que se levanta tan pronto", en la ‘Pastillas de freno’, reflejo hiperrealista de sus tiempos en los turnos de noche. Protocolos lingüísticos muy de la España plural ("'moltes graciñas’") y, tras ‘Fuente de energía’, un largo bis que abrieron David y Jose a solas, en acústico, confiando ambos en sus dotes para la guitarra ("no somos Hendrix ni Knopfler, pero fallamos mucho para sentirnos más humanos") y combinando las primerizas ‘Tan solo’ o ‘Bossanova’, y colando un audaz amago de ‘Un pueblo es’, de María Ostiz.

Momentos para la algarabía final, con ‘El yonki’ dando paso a la nueva y rocanrolera ‘El madero’ (de la banda sonora de ‘Los hombres de Paco’), a ‘Cacho a cacho’ y a la que definieron como "nuestra mejor canción", ‘Como Camarón’, cortando el viento rumbo al último mensaje, que quedó flotando sobre el Espai Marítim: "Cuídense y vacúnense".