Crítica de música

Antonio Orozco, una fuerza serena en Cap Roig

El cantante de L’Hospitalet sacudió el festival ampurdanés con la emotividad pop de su nuevo álbum, ‘Aviónica’

Antonio Orozco, en el festival de Cap Roig

Antonio Orozco, en el festival de Cap Roig / Jose Irun

Jordi Bianciotto

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Las canciones y la presencia misma de Antonio Orozco transmiten una fuerza serena que, sin necesidad de acudir al aspaviento ni de buscar la respuesta excitada, remueven al público por dentro y se lo llevan muy lejos. Largos y profundos oleajes emocionales, los manejados por el cantante y compositor de L’Hospitalet, este lunes en Cap Roig, a bordo de canciones como ‘Hoy’, poderosa pieza de apertura, con su invocación al “tiempo que ahora es nuestro”.

Con sus últimos discos, y en particular el reciente y regenerador ‘Aviónica’, se diría que Orozco ha dado un vuelco a su carrera, y que lo suyo cala más hondo todavía en una audiencia que, en Calella de Palafrugell, se mantuvo en manifiesta tensión anímica durante las casi dos horas de actuación. Las nuevas canciones causaron estragos: ‘A vuelos’, que interpretó adentrándose en la plantea, ‘Giran y van’ o ‘Seis segundos’, con sus marejadas internas alimentadas por las cortinas de guitarras, y en tiempo de bises, la catedralicia ‘Entre sobras y sobras me faltas’, que comenzó al piano y creció a toda banda.

Relacionar momentos

Estrofas sufridas en la voz de Orozco, con inflexiones que aquí y allá delatan su trasfondo flamenco, apuntando al cielo con su brazo tatuado. A propósito de ‘Si quieres hablamos’, pieza interiorista embarcada en un subidón místico, indicó que ‘Aviónica’ es un disco que “habla de la vida, de volver a empezar”, e invitó a reflexionar sobre “la capacidad de la música de relacionar momentos mágicos”. Los que, quizá, pueden llevar consigo ‘Qué me queda’ o ‘Te esperaré’, piezas rockeras ellas, con sus ‘riffs’ prestados de ‘Seven nation army’, de The White Stripes, que culminaron un ‘crescendo’ sin pausas con vistas al pasado.

Orozco tiene ya más de dos décadas de carrera a sus espaldas y hacia ahí apuntó en un crudo ‘Devuélveme la vida’, acompañándose tan solo de su guitarra Gibson Les Paul, como en ‘Estoy hecho de pedacitos de ti’. Ampliando el concierto respecto a aquellos dobles pases diarios de mayo en el Sant Jordi Club, y esgrimiendo la pregunta retórica (“¿vosotros no tenéis casa?”), cayeron ‘Una y otra vez’ y ‘Lo que tú quieras soy’, sellando el recuerdo último de este Orozco tierno y duro, conquistador de cada asistente al detalle, uno a uno, en cuyo horizonte se vislumbra, para el 29 de enero, el ascenso al Palau Sant Jordi.