Revolución a las puertas

Scarlett Johansson, la nueva 'villana' de Marvel

La actriz ha demandado a Disney por violar su contrato al estrenar simultáneamente en su plataforma por 'streaming' el filme ‘Viuda negra’, una noticia que ha convulsionado al Hollywood pandémico. ¿Qué consecuencias traerá?

Scarlett Johansson, en un fotograma de 'Viuda negra'

Scarlett Johansson, en un fotograma de 'Viuda negra' / Marvel

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En tres semanas, desde su estreno mundial el pasado 9 de julio, ‘Viuda negra’ ha recaudado 269 millones de euros en las salas de exhibición. Para cualquier compañía cinematográfica ‘terrenal’, esa cifra sería una absoluta bendición. Para The Walt Disney Company, propietaria de Marvel Entertainment, representa una minucia. Pero el filme protagonizado por Scarlett Johansson se estrenó de forma simultánea en la plataforma Disney+ con acceso Premium, lo que evidentemente hace menguar el número de espectadores en salas. 

Sobre el papel, Disney (y Marvel) pierden poco. O no pierden nada si se suma el dinero obtenido por el ‘streaming’ y el de la recaudación en cines. Otra cosa son los principales responsables de la película que puedan ir a porcentaje. Y ahí es donde entra la actriz protagonista que acaba de denunciar a la empresa Disney, ya que también es productora ejecutiva de ‘Viuda negra’

Cuando se redactó su contrato, antes de la pandemia, Disney no iba a ‘quemar’ la película en su plataforma ‘online’, no al menos antes de sacar toda la tajada posible en el circuito de salas. Esto ocurría a principios de 2019. La película comenzó a rodarse en el verano de aquel año y la filmación se prolongó durante tres meses. La laboriosa posproducción ya llegó en plena pandemia, después fue el retraso en el estreno, la convulsión generalizada producto del covid-19 y las decisiones que tomaron las grandes compañías respecto a la nueva forma de mover sus productos en el mercado, hasta el punto de que, en algunos casos, el estreno en cines es secundario.

Johansson había firmado un contrato en el que su sueldo como actriz era menos significativo, siendo alto, que los beneficios que obtuviera como productora ejecutiva, algo por otra parte habitual en los últimos años tanto en cine como en televisión: por regla general, las grandes estrellas acostumbran a aparecer como productores o productores ejecutivos de las películas y series en las que intervienen. Es una forma de funcionamiento interesante, ya que si el producto no funciona como se esperaba, su sueldo ya está cobrado. Si por el contrario el filme o la serie son un éxito, las ganancias que obtienen son mayores y repercuten en nuevos y lucrativos contratos. 

Pero, por supuesto, depende de la redacción y clausulas de ese contrato. Los beneficios de Johansson como productora ejecutiva de ‘Viuda negra’ estaban vinculados a la exhibición en sala cinematográfica. De todo lo que obtenga Disney por el visionado en su plataforma, la actriz no verá un euro. Negocio redondo para unos y mucho más débil para otros.

Tantas dudas como valentía

Hay una duda lícita en la decisión de Johansson de presentar el pasado jueves ante el Tribunal Superior de Los Ángeles una demanda contra la corporación Disney, alegando que la compañía ha violado o ha incumplido su contrato al estrenar el filme al mismo tiempo en salas y ‘streaming’. Tras encarnar a Natasha Romanoff en ocho anteriores largometrajes, Johansson se despedía del personaje en ‘Viuda negra’, dándole la alternativa a su hermana en la ficción, Florence Pugh, la nueva viuda en la serie ‘Hawkeye’. Si ‘Viuda negra’ no cerrara un arco temático en el universo Marvel y Johansson repitiera su papel en futuras producciones, ¿habría interpuesto la demanda?

Esa duda no empaña la valentía de la decisión. Las grandes corporaciones de cine ya estaban en el punto de mira de cineastas, distribuidores y exhibidores por las decisiones que han tomado durante la pandemia, y de hecho el abogado de Johansson, John Berlinski, ha declarado que Disney ha utilizado la crisis sanitaria como pretexto para aumentar su número de suscriptores en ‘streaming’ y cotizar más en bolsa. A los muchos descontentos del sector pueden empezar a sumarse las grandes estrellas, y, cuidado, esas son las que mantienen firme el negocio

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