Discos de la semana

Crítica de ‘Exit wounds’: The Wallflowers, el orgullo de Jakob Dylan

El hijo de Bob Dylan y Sara Lownds saca pecho resucitando a su banda, tras nueve años de parón, con un esbelto cancionero de rock clásico a la americana

Los nuevos álbumes de Clairo, Cecilio G & Blacthoven, Dave Holland y Anika, también reseñados

Jakob Dylan, líder de The Wallflowers.

Jakob Dylan, líder de The Wallflowers. / Yasmin Than

Ignasi Fortuny

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Si en algún momento, dos décadas atrás, The Wallflowers llegaron a tener un aspecto de banda, eso queda definitivamente fuera de foco en su nueva reencarnación. No es que Jakob Dylan sea el único compositor del grupo, como siempre fue, sino que es él quien decide cómo debe sonar cada álbum, y el recambio completo del equipo no impide que ‘Exit wounds’ siga sonando a The Wallflowers, ahora en su versión más adulta y refinada. 

¿Existe un ‘sonido The Wallflowers’? Es posible husmearlo entre los vestigios de esa herencia de Laurel Canyon a la que Jakob rindió homenaje hace dos años en el documental ‘Echo in the Canyon’ (emotivo y didáctico, aunque con estridentes ausencias: ¿dónde demonios está Joni Mitchell?), sometida al electrizante ‘upgrade’ de los años 90, y mirando más de cerca a las canciones expeditivas de Tom Petty & The Heartbreakers que a las poéticas letanías de su padre. Sí, el hijo de Bob Dylan y Sara Lownds ya es un señor de 51 años, y aunque jamás podrá dar esquinazo al estigma paterno, justo es decir que The Wallflowers se hicieron con un lugar bajo el sol, fuera de las modas y las tendencias, practicando un clasicismo que llegó a atraer a cinco millones de compradores con su segundo álbum, ‘Bringing down the horse’ (1996).

De punta en blanco

El nuevo disco, ‘Exit wounds’, llega nueve años después de su antecesor y reanima la noción esencial del grupo con un mimo por el detalle y valiéndose del toque de producción contemporáneo de Butch Walker, un tipo tan capaz de trabajar con Weezer como con Katy Perry. Los discos en solitario de Jakob Dylan (2008 y 2010) tendían a la textura acústica y al recogimiento, y ‘Exit wounds’ recupera la sonoridad de banda de punta en blanco, ahora con nuevos titulares, y luce, como el título indica, la procesada belleza de las heridas de guerra.

Y bien, el cancionero brinda números con sustancia, del medio tiempo rockero ‘Roots and wings’ a los juegos de guitarras de ‘I hear the ocean (when I wanna hear trains)’ y la dinámica esbelta de ‘Move the river’. Y esas piezas con extra de emotividad: ‘Darlin’ holdon’, que Dylan Jr. canta como el Mark Knopfler de ‘Romeo and Juliet’, marcándose un sensible dueto con Shelby Lynne (bienvenida voz invitada en cuatro temas), y ‘I’ll let you down (but will not give you up)’, medio tiempo de estribillo hospitalario. 

En un sentido inverso, el divertido rock de ‘Who’s that man walking ‘round my garden’, una de las (bastantes) piezas en las que se insinúa el halo de Tom Petty, fallecido todavía no hace cuatro años y que, seguro, Jakob tuvo todavía más presente si cabe a raíz de su implicación en ‘Echo in the Canyon’. Después de todo, Jakob Dylan sigue siendo un ‘singer-song writer’ con impronta propia pero crecido a la sombra de los gigantes; también aquí, en una de sus mejores páginas. Jordi Bianciotto.

Tras un sorprendente debut que la convirtió en algo así como la encarnación del espíritu de la generación Z, Claire Cottrill abandona los deslumbramientos de la adolescencia y la búsqueda de un ‘hit’ para refugiarse, con la ayuda del productor Jack Antonoff, en unas canciones recoletas y emocionantes cuyo sonido remite al folk-pop de los años 70 (ese piano eléctrico omnipresente) y cuyas letras reflejan el desengaño sufrido por la joven artista en su encuentro con la fama y la industria musical. Rafael Tapounet 

Echa a andar con el caminar del jazz eléctrico de los años 70 y 80. Síncopa, requiebros, testosterona. Pero 'Another Land', primera grabación del nuevo trío eléctrico de Dave Holland con Kevin Eubanks a la guitarra, no es un disco de fusión. O no solo es eso. Luego se torna melancólico, más tarde mira al blues, más allá se hace impresionista. Y siempre con groove, siempre con una autoridad imponente. Todo el catálogo de saberes y haceres de Holland en una hora de música. Roger Roca

Cecilio G y el productor Blackthoven reivindican en nueve canciones el buen entendimiento que ya habían mostrado con anterioridad. El genio de Bogatell te reconcilia con el trap a cada lanzamiento que hace desde sus canciones duras como el cemento que pisa. Para ello Blackthoven le pone una catifa. En 'Life in plastic' la pareja creadora se junta con cuatro voces crecientes que suman en la misma dirección que Cecilo G: Moha the B, Kyne, Nene Fresco y Kenya Racaile. Ignasi Fortuny

Esta francoalemana se dio a conocer en 2010 con un intrigante primer álbum producido por Beak (trío que opera alrededor de Geoff Barrow, de Portishead), al que siguieron colaboraciones con creadores como Tricky y Shackleton. Ahora, una década larga después, se descuelga con esta obra inquietante en la que su voz severa, distante pero salvaje, cabalga sobre opresivas tramas de electrónica con pistas de la vieja vanguardia germánica y resonancias dub. Una hermosa heredera de la Nico pos-punk. J. B.

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