Discos de la semana

Crítica de 'Drama': Rodrigo Amarante, príncipe de una nueva Tropicália

El músico de Río, excomponente de Los Hermanos, la Orquestra Imperial y el grupo de Devendra Banhart, entrega el magnético ‘Drama’, fruto del cruce de la música brasileña, el pop y las orquestaciones cinematográficas

Los nuevos álbumes de The Telephone Numbers, Bea Pelea, Marc Ribot y Lukas Nelson, también reseñados

rodrigo amarante

rodrigo amarante

Rafael Tapounet
Jordi Bianciotto
Ignasi Fortuny
Roger Roca
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Rodrigo Amarante, culo inquieto de la música brasileña: vendedor de grandes cantidades de discos con Los Hermanos, allá por el cambio de siglo, rechazó el acomodo y se lanzó a la aventura, saltando de su Río de Janeiro natal a Los Ángeles (donde hoy reside), y combinando proyectos audaces de bajo perfil comercial con las colaboraciones selectas y una despierta obra en solitario que ha ido suministrándonos con cuentagotas. ‘Cavalo’ dio que hablar hace ocho años, y ahora llega, por fin, su relevo, ‘Drama’, reforzándolo como creador de un pop pos-tropicalista con impronta propia. 

Obra frondosa esta, en la que hay que sumergirse sin prisas y activando los cinco sentidos. Amarante envuelve su arte de la canción de una mística humanista, poniendo bajo sospecha el mito de la inspiración y explicando su creatividad a partir de la imagen y el amor que le devuelve el espejo colectivo. Sea como sea, ‘Drama’ te enreda en sus escenas de película, sus tributos heterodoxos a la bossa nova, sus polirritmias sofocantes, sus orquestaciones de alta cuna y sus bucles de trance hipnótico sereno. 

El bolero de ‘Narcos’

Minucioso lenguaje musical elaborado por un músico que, tras el ciclo de éxito de Los Hermanos, creó la Orquesta Imperial, exuberante ‘big band’ sambista, con Moreno Veloso (hijo del gran gurú Caetano) y que luego se alió con Fabrizio Moretti (The Strokes) y Binki Shapiro en Little Joy, antes de unirse a la banda de Devendra Banhart. De ahí, a meter la nariz en discos y conciertos de Adam Green, Natalia Lafourcade, Gilberto Gil, Adriana Calcanhotto, Tom Zé, Paralamas do Sucesso... Y de inventarse un bolero envenenado, ‘Tuyo’, para la banda sonora de la serie de Netflix ‘Narcos’ (2015).

En ‘Drama’ te conduce hacia un imaginario de ensueño desde el roce de las cuerdas y las risas del breve tema titular, que da paso a ‘Maré’, pieza sedosa pero muscular, de guitarra ‘funky y robusta malla rítmica. En ese equilibrio está el sustrato del álbum, que avanza entre insinuaciones de falso ‘easy listening’ tropical (‘Tango’), bossa nova ‘retro’ de salón de baile (‘Tara’) o narrativas penetrantes en bucle (‘I can’t wait’). El tacto de las canciones desprende una viscosa sensualidad, con el grano y el ‘groove’ de los vinilos de otra era: el fondo soul de ‘Tao’, la percusión tribal dominante entre los coros sordos y ululantes de ‘Sky beneath’.  

Con todo ello, Amarante nos transmite el efecto de estar escuchando una música procedente de un plano ajeno a la realidad más inmediata, venida tanto del pasado como del futuro, con escurridiza melancolía y un desenlace inquietante: ‘The end’, balada al piano que avanza hacia el crepúsculo mientras él canta que "vivir es caer". Punto y final de un disco que es un peliculón cuyo eco queda flotando en el ambiente, como la memoria de un vago ensueño. Jordi Bianciotto

El Doug del título es Doug Hopkins, fundador de los Gin Blossoms que se suicidó en 1993 después de ser expulsado del grupo por su conducta errática y su alcoholismo. Su presencia aquí es casi una maniobra de despiste porque, a pesar del poso melancólico de la magnífica voz de Thomas Rubenstein y del aire introspectivo de las letras, los Telephone Numbers facturan un pop soleado y vitalista, de guitarras limpias y arreglos sutiles, que invita más a la ensoñación y a la alegría (contenida) que al desconsuelo. Delicioso. Rafael Tapounet  

En las fiestas que se celebran por alguna sala oscura del 'underground' las canciones de Bea Pelea suenan a menudo. La artista vuelve con una colección de canciones guiadas desde el reguetón (aunque también se abre a la bachata, por ejemplo, en la contagiosa 'Infieles') para distintas situaciones. Momentos para el deseo, el desamor, el sexo y el jolgorio narrados desde la voz quebradiza y persuasiva de Bea Pelea. Un total de 13 canciones en las que puedes encontrar uniones con talento joven, como Kenya Racaile, y con artistas con callo, como Kaydy Cain o Israel B.  Ignasi Fortuny

Debe haber pocas cosas tan neoyorquinas como el trío de Marc Ribot. 'Hope', hijo de las extrañas circunstancias de 2020, es un destilado de esa identidad. El antihéroe de la guitarra y su grupo vuelcan el malestar de este tiempo en una música áspera y estridente que a veces es casi una jam entre amigos. Otras veces tiene forma de canciones que son un poco como puñaladas, donde Ribot, ácido y tierno a la vez, le canta al desencanto. No es pesimismo: es su manera de resistirse a dar nada por perdido. Roger Roca

El hijo de Willie Nelson y su pandilla, cómplices de Neil Young en un par de discos modernos, rebajan el tono en esta obra concebida en días de pandemia, tendente al clima recogido y al medio tiempo con el que lamerse las heridas. Lukas se sitúa más cerca del registro crepuscular de su padre o de un Kris Kristofferson que de la furia a lo Crazy Horse, fundiendo la balada ‘roots’ hipersensible con el cántico melancólico al piano y el guiño al ‘heartland rock’. Su clasicismo toca la fibra. J. B.

Suscríbete para seguir leyendo