Festival de Verano de Barcelona

Brett Bailey debuta en Barcelona con 'Samsó'

El director sudafricano convierte el mito bíblico en un singular musical contemporáneo contra la violencia y la xenofobia

"Intento no tomar partido en mis obras. Aunque hablar de colonización en Europa con una compañía como la mía ya es en sí un acto político", reconoce el policaféctico artista

'Samsó' en el Teatre Lliure dentro del Festival Grec

'Samsó' en el Teatre Lliure dentro del Festival Grec / NARDUS ENGELBRECHT

Marta Cervera

Marta Cervera

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Brett Bailey (Cape Town, 1967) es un polifacético creador y director blanco lleva años trabajando con la comunidad negra descendiente de los pueblos autóctonos de Sudáfrica. Tras haber llevado sus espectáculos e instalaciones por todos los continentes este domingo debuta en Barcelona con 'Samsó' (Teatre Lliure), moderna revisión del mito bíblico que dispara contra la violencia y la xenofobia con una mezlca de danza, teatro y una potente banda sonora creada por Shane Cooper con ópera, música coral, jazz y ritmos electrónicos. "Tiene algo de sueño alucinógeno", afirma el artista que acaba de presentarlo en el Festival de Aviñón.

Los espectáculos de Bailey, que ya sorprendió en el festival Temporada Alta con una rompedora reinterpretación de la ópera 'Macbeth', no dejan indiferente. Sus obras denuncian el racismo y la violencia del colonialismo, cosas que ha podido palpar el su país pero que están en todas partes. "Lo que ocurrió en Sudáfrica también pasó en México y Perú", recuerda. "Cualquier forma de opresión acaba explotando".Y la violencia, como muestra en su versión actualizada de Sansón, solo engendra más violencia. "Intento no tomar partido en mis obras. Me gusta la ambivalencia del arte. Aunque hablar de colonización en Europa con una compañía como la mía ya es en sí un acto político". 

Sueño y realidad

Bailey da tanta relevancia a lo ocurre cuando estamos despiertos como a aquello inexplicable que pasa en sueños. El bailarín de contemporáneo y coreógrafo protagonista de 'Samsó', Elvis Sibeko, es un 'sangoma', una especie de chamán. "Lleva dentro el espíritu de un antepasado del siglo XIX y, aunque intenta tenerlo bajo control, durante un ensayo se agotaron sus fuerzas, bajó la guardia y empezó a bailar como poseído. Aproveché para grabarle hemos replicado sus movimientos en el espectáculo. ¡El espíritu hizo la coreografía!", dice el director entre risas, todavía alucinado. 

El escenario le da la posibilidad "de mostrar la ambigüedad y las paradojas de la vida". Imágenes del subconsciente y elementos de la situación geopolítica de su país y del mundo se mezclan en un extraño cóctel. 'Samsó' tiene algo de ceremonia chamánica. Y no es extraño pues a Bailey le fascinan los ritos de las culturas ancestrales. Considera que son una vía para "llegar a lo más profundo del ser humano".

Ese interés por los rituales surgió a raíz de un viaje a la India en 1994, año en que Sudáfrica inició una nueva era con Nelson Mandela como presidente. "Cuando volvía Sudáfrica empecé a trabajar en zonas de la periferia, en teatros con comunidades negras. Después hice lo mismo en zonas rurales", recuerda. Aquello le llevó a descubrir todo un mundo que traspúa en sus obras pero también a bucear en su propia historia y la de su país. "Mi familia llegó a Sudáfrica en 1674 procedente de Holanda. Seguramente mis antepasados tuvieron esclavos. El primo de mi abuela fue primer ministro en 1950 durante el apartheid", admite. "Los negros han sido víctimas del colonialismo. Nosotros fuimos programados para ver al otro como inferior. Hemos tenido que aprender a mirarlo de otro modo, a respetarlo".

"Tras el fin del apartheid se hicieron muchas promesas que no se han cumplido. Eso ha generado mucha rabia, frustración y pobreza. La pandemia tampoco ha ayudado"

Le preocupa la situación actual en su país, donde se han desplegado 25.000 soldados para aplacar los violentos disturbios en las calles. "Tras el fin del apartheid se hicieron muchas promesas que no se han cumplido. Eso ha generado mucha rabia, frustración y pobreza. La pandemia tampoco ha ayudado. Lo ha empeorado todo, ha minado la esperanza y eso es muy duro". Y destaca que la división interna en el seno de la ANC (Congreso NAcional Africano), partido que tomó las riendas del país tras el aparatheid, también es responsable del caos en la calle. "Los partidarios del expresidente Jacob Zuma condenado a 15 meses de cárcel por corrupción, un monstruo, se han aliado con criminales para encender el país. Es la tormenta perfecta", opina.

El declive de la economía también ha afectado a la cultura, en situación crítica. "El dinero para el arte ha ido a parar a personas afiliada a quienes otorgan las subvenciones. Con el covid, en Cape Town han desaparecido los principales teatros. Muchos artistas han tenido que volver a vir a casa de sus padres. Es un privilegio estar en Barcelona".

Gregory Maqoma baila con el Cor de Cambra en el Palau

Otro destacado creador sudafricano, el coreógrafo y bailarín Gregory Maqoma estrena en Barcelona 'Broken Chord', inspirado en la primera gira internacional de una coral de su país formada por jóvenes negros que fue de gira entre 1891 y 1893 por Iglaterrra, Canadá y EEUU. Sus intérpretes suscitaron una gran interés y hasta actuaron ante la Reina Victoria. "La migración, la inestabilidad y la música son la base de la propuesta", dice Maqoma. El repertorio mezclará música europea y africana centrada en todos los lazos que se rompen cuando uno debe abandonar su país. El Cor Jove del Orfeó Català participa en esta propuesta junto a un cuarteto de cantantes de Sudáfrica (Palau de la Música, domingo 18 y lunes 19). Han estado ensayando dos días en el nuevo Espai Palau. "El espectáculo incide en qué representa cada uno de nosotros en la sociedad". Maqoma se ha empapado de documentos y noticias aparecidos a raíz de aquella girá de sus compatriotas que sorprendió al público occidental. Pero en escena sus movimientos se dejan llevar por la fuerza de las voces. "Es extraordinario bailar con 20 cantantes", admite. El contraste entre el estilo académico del Cor Jove y la vivencia más orgánica de la música de los cantantes africanos promete.