Muestra hasta el 27 de febrero

Operación rescate del arte catalán durante la Guerra Civil

El MNAC reivindica en la exposición ‘¡El Museo en peligro!’ a quienes salvaguardaron y protegieron un millón de piezas de la violencia entre 1936 y 1939

Reproducciones de los caballetes de madera, con antiguo extintor incluido, con algunas de las obras reales que fueron evacuadas del Museu D'art de Catalunya en 1936.

Reproducciones de los caballetes de madera, con antiguo extintor incluido, con algunas de las obras reales que fueron evacuadas del Museu D'art de Catalunya en 1936. / JOAN CORTADELLAS

Anna Abella

Anna Abella

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Una ‘anécdota’ en forma de agujero de bala en la cabeza de san José recibe al visitante de ‘¡El Museo en peligro!’ desde un óleo anónimo del siglo XVII de la ‘Adoración del Niño Jesús’. El cuadro presidía el comedor del barcelonés Manuel Baixeras Roig, quien lo había comprado en Roma en su luna de miel, y cuyos herederos lo donaron en 2019 al MNAC. El disparo lo hizo en 1936 un anarquista que entró en la casa durante el estallido revolucionario y anticlerical surgido entre los sectores más radicales de la República al inicio de la Guerra Civil. De aquella violencia, que si bien impidió que en Catalunya triunfara el golpe de estado, surgieron las primeras alarmas de que el arte podía ser una víctima más de la contienda. Y ante esa amenaza de quema y destrucción del patrimonio sumada a la de los bombardeos de la aviación italiana y alemana del bando nacional, hubo unos centenares de personas, muchas voluntarias, capitaneadas por Joaquim Folch i Torres -impulsor y primer director del Museu d’Art de Catalunya, hoy MNAC-, que se convirtieron en unos ‘monuments men’ ‘avant la lettre’.   

Así se refería a ellas -evocando el nombre del grupo aliado cuya misión fue rescatar e impedir la destrucción del arte saqueado por los nazis y que George Clooney llevó al cine-, el historiador Francesc Vilanova, comisario, junto a Mireia Capdevila, de la exposición que rescata el poco conocido y menos divulgado trabajo de salvaguarda y ordenación del arte catalán que emprendieron entre 1936 y 1939.

Agujero de bala en la cabeza de san Juan, en el cuadro anónimo que inaugura la exposición, contra el que disparó un anarquista en 1936.

Agujero de bala en la cabeza de san Juan, en el cuadro anónimo que inaugura la exposición, contra el que disparó un anarquista en 1936. / JOAN CORTADELLAS

La muestra, con un coste de 90.000 euros, podrá visitarse hasta el 27 de febrero de 2022 en el museo que hoy dirige un Pepe Serra, quien este 2021 ha impulsado un programa centrado en la Guerra Civil: con la muestra del fotógrafo Antoni Campañà, la instalación de Francesc Torres con réplicas de aviones en la Sala Oval y las tres nuevas salas de la permanente dedicadas al conflicto.  

Con material fotográfico y documental, mucho inédito, obras originales (trasladadas de su lugar habitual en el MNAC) y un trabajo historiográfico en el que ha participado de forma destacada el Institut Català de Recerca en Patrimonio Cultural, que dirige Joaquim Nadal, ‘¡El Museo en peligro!’, reconstruye cómo nada más estallar la Guerra Civil, el verano de 1936, Folch i Torres, respaldado por la Generalitat y la República, inició con urgencia la tarea de proteger el patrimonio artístico de "los llamados incontrolados, que solían estar dirigidos por comités de la FAI", señalaría Carles Pi i Sunyer, ‘conseller’ de Cultura en 1937.

Descarga del ábside de Sant Climent de Taüll, evacuada de Barcelona, en el castillo de Maisons Laffitte de París, para la exposición de 1937 'L’Art Catalan du Xème au XVème siècle'.

Descarga del ábside de Sant Climent de Taüll, evacuada de Barcelona, en el castillo de Maisons Laffitte de París, para la exposición de 1937 'L’Art Catalan du Xème au XVème siècle'. / Arxiu Nacional de Catalunya / RMN

A la vez que intentaban hacer entender a los anarquistas "las barbaridades que estaban a punto de cometer" con el arte, diría Folch i Torres, incautaron las obras que podían estar en peligro de colecciones privadas (como las de Cambó, Plandiura, Amatller o Güell, que quedarían bajo custodia de la Generalitat y serían devueltas tras la guerra) y las llevaron al Museu d’Art de Catalunya. Allí, el conjunto -se calculan más de 200.000 piezas (un millón, según Folch i Torres, que probablemente incluyó los documentos)-, formado por óleos, retablos, tallas, esculturas, cerámicas… de arte románico, gótico, renacimiento, barroco, moderno y contemporáneo (había ‘picassos’ y ‘dalís’) fue ordenado, inventariado y evacuado en 152 camiones. El destino: depósitos seguros, lejos del frente y de zonas urbanas objetivos de los bombarderos franquistas, como los de la iglesia de San Esteve de Olot, Mas Descals (Darnius), Agullana o Bescanó, donde se clasificaron y restauraron.

El 'San Pedro y san Pablo' de El Greco, el 'Desnudo' de Joaquim Sunyer y 'La toilette' de Ricard Canals (de derecha a izquierda), en caballetes, tal como se dispusieron durante la evacuación. A su izquierda (fuera de la vista) estaba la 'Santa Cecilia' de Tiepolo.

El 'San Pedro y san Pablo' de El Greco, el 'Desnudo' de Joaquim Sunyer y 'La toilette' de Ricard Canals (de derecha a izquierda), en caballetes, tal como se dispusieron durante la evacuación. A su izquierda (fuera de la vista) estaba la 'Santa Cecilia' de Tiepolo. / JOAN CORTADELLAS

En la exposición, junto a las listas de inventario originales, se puede seguir el proceso (una detallada web completa la información). Andamiajes y caballetes de madera idénticos a los que documentan las fotos de época, extintores incluidos, sustentan obras como el 'San Pedro y san Pablo' de El Greco, el 'Desnudo' de Joaquim Sunyer, 'La toilette' de Ricard Canals o la 'Santa Cecilia' de Tiepolo, como si esperasen a ser cargados en camiones igual que hace 85 años. Otras fotos dan fe de cómo se transportaron las ábsides románicas de Sant Climent de Taüll y de Santa Maria d’Àneu.  

Exposiciones en París

También se detalla cómo Folch i Torres no solo lideró la misión de salvaguarda sino que, en sintonía con la campaña de propaganda republicana en plena guerra, organizó en el París de 1937, enviando por carretera más de un centenar de obras románicas y góticas, dos exposiciones del arte medieval catalán –‘L’art catalan du Xème au XVème siècle’- en el Jeu de Paume y en el castillo de Maisons-Laffitte. El Gobierno francés se hizo cargo de los costes de traslado y de los seguros.

Carga de un fragmento del ábside de Sant Pere de la Seu d'Urgell, a las puertas del Museu d'Art de Catalunya, en 1936, para trasladarlo a Olot.

Carga de un fragmento del ábside de Sant Pere de la Seu d'Urgell, a las puertas del Museu d'Art de Catalunya, en 1936, para trasladarlo a Olot. / Joan Vidal i Ventosa

Represalias franquistas

Tras la guerra, 109 camiones devolvieron en 69 expediciones las obras, documentadas y en perfecto estado, a Catalunya. Poco más de 200 se perdieron o desaparecieron, según los inventarios. "Los franquistas nunca reconocieron la labor de salvaguarda del arte de Folch i Torres y de la Generalitat", lamenta Vilanova. Todo lo contrario, "el discurso que quedó fue que los rojos contribuyeron a su destrucción y al desorden y que fueron ellos quienes lo habían rescatado".   

Folch i Torres, que realizó una labor digna del Arca de Noé, recibió como moneda ser triplemente represaliado: tras un consejo de guerra fue condenado a 12 años de prisión, de los que cumplió tres, se le abrió un expediente de depuración como funcionario público y otro de responsabilidades políticas. Jamás le dejaron volver al museo que había creado, protegido y salvado.