Crítica de música

Manel, el pop (experimental) de gran festival

El grupo barcelonés reina en la segunda jornada de Cruïlla con un repertorio que hace rimar impacto pop con experimentación 

A1-117570668.jpg

A1-117570668.jpg / FERRAN SENDRA

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Por mucho que nos cansemos de contarla, la de Manel sigue siendo una de las evoluciones más fascinantes del pop reciente. De unos inicios asociados a ukeleles y melódicas, saltaron a un estilo con más groove y nervio, y de ahí al vacío: una dimensión desconocida poco pisada no solo por ellos, sino por la mayoría del pop estatal. Melodía y experimentación como una sola cosa. La mejor etiqueta debe ser pop moderno. 

En la segunda jornada del Cruïlla, la noche del viernes, ellos fueron lo más estimulante que salió de cualquier alto parlante. Arrancó casi hiriente, con atmósfera de graves cargados, 'Per la bona gent', recordatorio de la necesidad de una 'sampledelia' de sabor local. Hubo un flashback al pop indie de ritmo afro con 'La jungla' y 'Sabotatge' y otro a sus raíces folk con una naturalizada 'Ai, Dolors', pero, en general, todo sonó de una contemporaneidad exultante. Con un sonido, además, realmente potente, depurado y luminoso. 

El grupo triunfó sin necesidad de pelotear al público (aunque Guillem Gisbert le llamó "respetable" en varias ocasiones) y sin rebajar, más bien al contrario, sus impulsos más aventureros. Gran sonido de electro oscuro en 'Formigues'; hipnótico y vanguardista 'extended mix' de 'Boy band'; una versión bailable de 'Teresa Rampell' mejor que cualquiera de aquella colección de remezclas publicada en 2013; esa irresistible hibridación de 'Al mar!' con 'Mi gente' de J Balvin… Atrevimientos fácilmente disfrutables que no debemos dejar de reivindicar y defender con todo el orgullo del mundo. Puede que ayer en el Cruïlla hubiera un grupo internacional, pero lo de Manel fue sencillamente de otra galaxia.