Crítica de clásica

Mozart, héroe de la OBC

La segunda cita del festival dedicado al genio de Salzburgo se saldó con un gran éxito de público

Concierto del Festival Mozart Nits d'Estiu.

Concierto del Festival Mozart Nits d'Estiu. / El Periódico

Pablo Meléndez-Haddad

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Continuó el Festival Mozart Nits d’Estiu de la OBC -que también se retransmitió en directo por L’Auditori Digital– con un programa dirigido por Jonathan Cohen con dos ‘hits’ del genio de Salzburgo acompañadas de dos piezas firmadas por sus contemporáneos Franz Joseph Haydn y Fernando Sor. En todo caso se trató de pequeñas contribuciones que sirvieron de preludio a las geniales obras mozartianas.

El concierto comenzó con la obertura del oratorio ‘La creación’ de Haydn, estrenado siete años después de la muerte de Mozart para consagrarse como uno de los más populares de la historia, y la verdad es que resultó toda una sorpresa encontrar este preludio orquestal -conocido como ‘La representación del caos’- formando parte en solitario de una velada sinfónica. Creó ambiente, es verdad.

Tras la muerte de Mozart

Trece años después de la muerte del autor de ‘La flauta mágica’, Fernando Sor estrenaba su brevísima y sencilla ‘Sinfonía Nº 3 en Fa’ compuesta solo de dos movimientos -comenzando por el lento-, seguramente pensada como introducción a alguna obra teatral. La lectura de Cohen fue correcta, dando toques ciertamente galantes y ante una OBC muy concentrada, aunque no hubiera mucho riesgo en los ‘tempi’ del ‘Moderato’.

Los platos fuertes de la velada llevaban el nombre de Mozart. Primero se escuchó su maravilloso y fundamental ‘Concierto para clarinete en La, KV 622’, contando con Daniel Ottensamer como solista -en reemplazo de su hermano Andreas-, un artista más que solvente que colabora con la Filarmónica y la Ópera de Viena. Su talento y virtuosismo quedaron de manifiesto en un fraseo siempre ‘cantabile’, pleno de contrastes, elegante y distinguido, que también se dio tiempo para brindar emoción a una obra compuesta semanas antes de la muerte del compositor. Especialmente sensible resultó su enfoque del incomparable ‘Adagio’, bien secundado por Cohen y la OBC, momento que llegó precedido y que fue despedido por los inoportunos aplausos de un entusiasta sector del público. Como propina Ottensamer interpretó su breve y brillante ‘Encore (Improvisation)’ que tiene grabado con la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo (Sony).

Joya con tintes revolucionarios

El programa se cerró con la ‘Sinfonía Nº 41 en Do, Júpiter, KV 551’, la última escrita por Mozart, una joya con tintes revolucionarios que le pavimentó el terreno a Beethoven en la cual una muy cohesionada OBC, con sus solistas en estado de gracia -flauta, oboes, fagotes, trompas, timbales, además de las cuerdas y sumando algo más de 40 profesores-, se lució en múltiples detalles gracias a un discurso muy bien esculpido por Cohen desde el podio.

El director, de esos sin batuta que se mueven entre el Barroco y el siglo XVIII, mostró sensibilidad y limpieza exigiendo lo mismo a sus músicos, culminando su trabajo de manera brillante con un desmelenado -pero aseado- ‘Molto allegro’. Por cierto, el público volvió a aplaudir todos los movimientos de la obra, rompiendo sin piedad tensión y unidad.