Crítica de cine

Crítica de 'Slaxx': pantalones asesinos

El filme de Elza Kephart logra combinar de forma equilibrada lo ridículo con lo aterrador y resulta francamente divertida

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Slaxx'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Slaxx'. /

Nando Salvà

Nando Salvà

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En el ámbito del cine sobre objetos inanimados asesinos, ‘Slaxx’ no está a la altura de ‘In Fabric’ -sobre un vestido rojo criminal- ni de ‘Rubber’ -sobre un neumático sediento de sangre-, pero en todo caso logra combinar de forma equilibrada lo ridículo con lo aterrador, y con un toque de comentario social que solo resulta molesto al final de su escuetísimo metraje.

Mientras observa a unos pantalones vaqueros poseídos sembrar el caos en una tienda de ropa, la directora canadiense Elza Kephart ofrece efectos visuales resultones, coreografías de baile al estilo de Bollywood y una sucesión de escenas de muertes cada vez más creativas -la prenda de vestir parte por la mitad el cuerpo de una de las empleadas, estrangula a otra con su pernera y usa su cremallera para seccionar miembros- que compensan la simpleza del argumento y la falta de interés que, incluso de acuerdo a los estándares del cine de terror, aquejan los personajes humanos. A decir verdad, asimismo, que una película tan vocacionalmente absurda intente ser también una crítica seria contra la hipocresía y la explotación laboral consustanciales a la industria textil a punto está de hacer que ‘Slaxx’ parezca estúpida por los motivos equivocados. Sin embargo, eso no le impide resultar francamente divertida.