LO QUE NO SABÍAS DE...

Las claves musicales de 'La violinista'

El actor que interpreta al violinista es, en realidad, un guitarrista que practicó con este instrumento muchas horas

Los actores que interpretan al director y al violinista imitaban a dos profesionales que estaban en el plató

El Stradivarius que aparece en el filme no es auténtico, pero la grabación sí se hizo con un violín de este tipo

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Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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El cine finlandés no es muy habitual en nuestras pantallas y parece que no haya vida más allá de su realizador más internacional, Aki Kaurismaki. Sin embargo hay una nueva generación de interesantes realizadores que intentan abrirse paso y uno de ellos es Paavo Westerberg, actor que acaba de debutar tras la cámara con La violinista, un drama musical protagonizado por Matleena Kuusniemi, actriz muy prestigiosa en su país y ganadora de dos premios Jussi (el equivalente finés a los Goya), el joven Olavi Uusivirta y el veterano intérprete danés Kim Bodnia, cuyo rostro popularizó la serie Killing Eve, en la que da vida a Konstantin.

El filme narra la nueva vida que se ve obligada a emprender una famosa violinista cuando sufre un accidente que le impide mover tres dedos. Los médicos le aseguran que no podrá volver a tocar y debe resignarse a convertirse en profesora de música en el Conservatorio. Allí se encargará de preparar a las nuevas generaciones y entabla una relación muy especial con un joven alumno que tiene mucho talento y que está tan obsesionado como ella por conseguir la máxima perfección. Pero su complicidad provocará problemas a ambos. Su director, Paavo Westerberg, nos explica algunas de las curiosidades del rodaje del filme.

-Un guitarrista al violín. “Cuando estaba haciendo el reparto intentaba encontrar actores que pudieran tocar el violín pero no pude encontrar al adecuado. Entonces llegó Olavi Uusivirta que es un fantástico actor, guitarrista y artista pop muy famoso en Finlandia. Tenía nociones de varios instrumentos pero no del violín, que es totalmente diferente a la guitarra. Le pregunté si estaba dispuesto a estar un año practicando cada día varias horas porque nuestro supervisor musical nos explicó que era necesario, un mínimo de dos horas diarias. Empezó a trabajar y estaba tan involucrado que acabó dedicándole seis o siete horas al día. Su compromiso con la película fue asombroso”.

-Trucos de todo tipo. “En el rodaje utilizamos varias técnicas o trucos diferentes. Teníamos un violinista auténtico que hacía de doble del actor y que usábamos para los primeros planos. Pero lo más importante es que utilizamos la técnica de la imitación porque los humanos somos un poco como los monos y se nos da bien imitar. En algunos momentos utilizaba a un profesional fuera del campo de la cámara y el actor simplemente imitaba lo que hacía el otro. A veces, cuando el actor toca no hay sonido y grabábamos solo al profesional. Hicimos lo mismo con el director de orquesta y fue muy divertido porque, algunos días teníamos a dos violinistas y dos directores. Nuestro director decía “más rápido, más rápido”  y tanto el actor como la orquesta le seguían. El principal problema era dónde poner la cámara para que no se viera”.

Los actores que interpretaban al director y al violinista imitaban a dos profesionales que estaban en el plató.

Los actores que interpretaban al director y al violinista imitaban a dos profesionales que estaban en el plató. / MALLA HUKKANEN

-El montaje y el violinista de visita. “Al final, lo más laborioso fue escoger los planos definitivos en el montaje porque teníamos muchos. La mejor anécdota fue que un día tuvimos a un violinista profesional en el set mirando el monitor y cuando vio a Olavi exclamó, “¡Anda!, pero si tenéis a un violinista profesional” y eso me hizo muy feliz”.

-El Stradivarius falso y el real. “Querría mantenerlo en secreto, pero voy a compartir un poco la historia. Cuando empecé a hacer la investigación para la película me entrevisté con mucha gente relacionada con el mundo de la música. Entre ellos se encontraba Tami Pohjola, una joven violinista muy famosa que tenía un Stradivarius. Nos encontramos en un café y vino a verme con el violín. Le pedí que me dejara verlo y me explicó que no me lo podía dejar porque su contrato se lo impedía. Eso da una idea de su importancia. No puedes comprarlo, no hay dinero suficiente para adquirirlo por lo que supone, por ejemplo, asegurarlo por si lo rompes o lo pierdes. Este detalle me sorprendió tanto que decidí incluirlo en el guion de la película, es algo tan valioso que no puedes ni prestarlo un momento, está prohibido. Ella siempre lo lleva encima y tiene que sentir que está tocando su pierna y que sigue allí. Incluso se lo lleva al lavabo. Le pregunté si alguna vez se lo había olvidado y me dijo que una vez en un bar, y a la salida, pensó: “Mierda, me lo he dejado”. Volvió rápidamente y, milagrosamente, aún estaba allí. Lógicamente, en el filme sale un violín antiguo maravilloso que se le parece pero, ¿qué puedo decir?, es mentira. Pero, eso sí, en la película se escucha el sonido de un Stradivarius porque Tami Pohjola lo toca en el filme. Lo que oyes sí que es un auténtico Stradivarius”.

El violín que aparece en el filme no es un Stradivarius, pero su sonido sí lo es.

El violín que aparece en el filme no es un Stradivarius, pero su sonido sí lo es. / MJOLK MOVIES

-Homenaje a Amadeus. “En la película se menciona en varias ocasiones la película Amadeus e incluso puede verse su cartel. Me encanta el filme de Milos Forman, creo que es espléndido, y también la obra teatral en la que se basa de Peter Shaffer porque está muy bien escrita y, pese al título, no está centrada en Mozart sino en Salieri. La admiro mucho y, sí, es una referencia cinéfila”.

-Métodos de aprendizaje. “Hicimos una investigación bastante profunda de los métodos de trabajo de los profesores de música y vimos que había diferencias generacionales. Los más mayores aplican un enfoque más duro, tradicional y autoritario en la relacion entre profesor y alumno que estaría alineado con la escuela rusa, más jerárquica. Las generaciones más jóvenes utilizan técnicas más abiertas, más suaves y dialogantes. En Helsinki conviven estos dos métodos de enseñanza y ambos se ha demostrado que funcionan para crear grandes artistas, pero lo que se lleva ahora es que sea más moderno y abierto. Es una pequeña muestra de lo que esté ocurriendo en muchas sociedades en otros ámbitos como el del liderazgo, que es más dialogante y cercano que antes y eso me pareció muy interesante”.

El realizador investigó los métodos de enseñanza musical que se emplean actualmente.

El realizador investigó los métodos de enseñanza musical que se emplean actualmente. / MALLA HUKKANEN

-Escogiendo el tema final. “Escuchamos con mi supervisor musical unas 50 sinfonías para violín de Mendelssohn y elegimos el Concerto e minor, op. 64 por tres razones. La melodía del violín empieza muy pronto, no hay introducción; en otras empezaba a los siete minutos y hubiera sido demasiado largo el proceso hasta llegar a ese momento. El segundo motivo es el paralelismo entre Mendelssohn y el protagonista, entre los que hay cierta similitud ya que al compositor se le criticaba por ser demasiado técnico y ese es uno de los defectos que tiene nuestro personaje cuando se prepara para el concierto final. Además, como estudiante de música es creíble que estudies esa pieza, ya que la han practicado en su aprendizaje muchos alumnos durante años”.

Escogieron como tema principal el Concerto e minor, op. 64 de Mendelssohn por tres razones.

Escogieron como tema principal el Concerto e minor, op. 64 de Mendelssohn por tres razones. / MALLA HUKKANEN