Documental en Movistar+

'Asesinas': las inocentes matonas de Kim Jong-un

El documental 'Asesinas', de Ryan White, analiza de forma minuciosa los entresijos del caso de la muerte de Kim Jong-nam, hermanastro del líder norcoreano. El filme se acaba de estrenar en Movistar+

Asesinas documental de Movistar+

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Nando Salvà

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Si un guionista de Hollywood se hubiera inventado la historia que cuenta el documental 'Asesinas', desde el domingo 13 de junio disponible en Movistar+, lo habrían acusado de ser demasiado fantasioso; probablemente, ningún productor se habría atrevido a hacer una película con ese material a menos que fuera una comedia alocada. El 13 de febrero de 2017, un hombre fue asesinado a plena luz del día en el aeropuerto de Kuala Lumpur (Malasia). Mientras esperaba frente a los quioscos de facturación, alrededor de las 09:00 horas, dos mujeres se le acercaron por detrás y, una tras otra, le frotaron la cara con las manos; murió en menos de una hora. Por varios motivos, el ataque copó titulares en todo el mundo. Se trataba de un asesinato flagrante, perpetrado en público y a la vista de las cámaras de seguridad. A modo de arma se usó VX, el más potente de todos los agentes nerviosos considerado un arma de destrucción masiva por las Naciones Unidas. Y la víctima, de nombre Kim Jong-nam, no era otro que el hermanastro del líder norcoreano Kim Jong-un.

Dirigida por Ryan White ('The keepers'), la película trata de responder algunas preguntas que el mundo entero se hizo en su día: ¿qué podría empujar a dos veinteañeras sin intereses políticos aparentes -Siti Aisyah, de Indonesia, y Doan Thi Huong, de Vietnam- a matar a un norcoreano exiliado que creció destinado a gobernar su país? ¿Y por qué las autoridades de Kuala Lumpur fueron tan proclives a creer que ellas, y solo ellas, eran las culpables? ¿Quiénes eran realmente todos esos norcoreanos que fueron interrogados pero luego puestos en libertad para desaparecer inmediatamente después sin dejar rastro?

En lugar de ellos, fueron aquellas dos jóvenes quienes se sentaron en el banquillo de los acusados para enfrentarse a una posible pena de muerte por un crimen que ni siquiera eran conscientes de haber cometido. Hasta donde ellas sabían, lo que sucedió la mañana de autos iba a ser grabado y colgado en el canal de bromas en YouTube que, aseguraban, habían sido contratadas para protagonizar. Ellas creían que, gracias a vídeos como ese, se convertirían en estrellas de internet. Soñaban con ser famosas, y lo habían logrado de la forma más terrible.

'Asesinas' analiza de forma minuciosa los entresijos del caso. Se revisan de arriba abajo las imágenes del ataque captadas por la videovigilancia, se acompaña a periodistas y abogados de las defensas durante el proceso judicial y se escuchan las declaraciones de los testigos, se entrevista a amigos y familiares de las acusadas. White, asimismo, nos recuerda la convulsa historia política de Corea del Norte.

Eliminación estratégica

Durante años Kim Jong-nam había sido el heredero preferido de su padre, el dictador Kim Jong-il. Cayó en desgracia en 2001, tras ser arrestado en Japón en posesión de un pasaporte torpemente falsificado. Quería llevar a su familia a Tokio Disneyland. Desde entonces, al parecer, trabajó como informante para la CIA y tenía conexiones con China, que confiaba colocarlo algún día en el gobierno del país vecino. Siempre fue visto como una amenaza por parte de Kim Jong-un y, de hecho, antes de su muerte ya sufrió varios atentados. "Por favor, retira la orden de castigarnos a mí y a mi familia", escribió en una carta dirigida al Jefe Supremo, su hermanastro. "No tenemos dónde escondernos. Nuestra única forma de escapar es optar por el suicidio". La teoría defendida por 'Asesinas' es que, acabando con su vida de forma tan ostentosa, Pyongyang quiso demostrar al mundo que podían matar a cualquier persona, en cualquier momento, en cualquier lugar. Como asegura frente a la cámara la periodista Anna Fifield, experta en política asiática, "Jong-un no solo salió indemne de aquel escándalo, sino que se promocionó a nivel internacional como un líder totalitario sorprendentemente hábil".

En todo caso, quizá el mayor atractivo de la película está en la elocuencia y la amargura con las que demuestra hasta qué punto el destino de dos mujeres vulnerables quedó en manos de los tejemanejes diplomáticos entre Corea del Norte, Malasia, Vietnam e Indonesia y no de la justicia o la moralidad. Y, mientras lo hace, funciona como una apasionante sucesión de revelaciones y giros argumentales pero sin caer en sensacionalismos, y dedicándoles a Aisyah y a Huong el trato honesto y empático que merecen. Y, en el proceso, lo que empieza como un absorbente thriller conspiranoico se va convirtiendo en un relato de explotación y abuso a gran escala, cometidos por un gobierno que quedó impune de un crimen simplemente porque resultaba extremadamente fácil cargar la culpa a una muchacha con sueños de convertirse en actriz y a otra dispuesta a hacer lo que fuera por mandar unos dólares a su familia. "Aquellos norcoreanos dieron por hecho que mi vida no tenía ningún valor", lamenta Aisyah en un momento de la película. "Me vieron como una nadie. Como la nada".

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