Novela negra

Donna Leon: "El mafioso actual es un empresario respetado"

La veterana dama negra estadounidense presenta el 30º caso del comisario Brunetti, 'Esclavos del deseo', donde vuelve al tema del tráfico de mujeres

"Me pone enferma el abuso de poder. No me gustan los acosadores", afirma la escritora

La escritora Donna Leon, durante una visita a Madrid, en una imagen de archivo.

La escritora Donna Leon, durante una visita a Madrid, en una imagen de archivo. / SAMUEL ARANDA

Anna Abella

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La friolera de 30 casos lleva el comisario Guido Brunetti a sus espaldas. En esas turbulentas aguas del crimen que amenazan a su amada Venecia le puso a navegar Donna Leon en 1992 en el ya fundacional ‘Muerte en La Fenice’. La dama negra estadounidense presenta ahora, a sus 78 años, su nuevo libro, ‘Esclavos del deseo’ (Seix Barral / Edicions 62), por videoconferencia, pandemia aún obliga, pero no desde la ciudad de los canales, donde residía desde 1981, sino desde un “pueblecito suizo de 350 habitantes y muchas vacas, un paraíso. Nada mejor que vivir rodeada de vacas”, enfatiza: "Se me hacía imposible seguir apartando a la gente para ir a comprar el pan y caminar entre los 30 millones de turistas que antes del covid visitaban Venecia".  

En estos 30 casos, admite, "Brunetti se ha vuelto más pesimista. Ve que el mundo en que vive ha cambiado a peor. Como me ha pasado a mí, su visión se ha ensombrecido y su esperanza se ha deteriorado porque no ve un futuro halagüeño para la humanidad. Preveo un giro a la derecha no solo en Europa. En muchos países los malos han acabado en el poder".  

Me siento más obsesionada por el calentamiento global que por el covid

"La pandemia ha sido mágica porque ha dejado Venecia sin casi gente por la calle. Los 50.000 residentes pudieron recuperarla para ellos y yo estoy del lado de los venecianos. Pero para los que viven del turismo ha sido muy complicado", valora quien recalca que se siente "más obsesionada por el calentamiento global que por el covid, que puede ser una consecuencia pero no la raíz del problema". 

No quiere escribir una novela sobre el coronavirus. En ‘Esclavos del deseo’, donde dos jóvenes venecianos se esfuman tras dejar en la puerta de un hospital a dos chicas, turistas estadounidenses, heridas e inconscientes, el lector solo intuye que es una novela pospandemia porque Brunetti es consciente de que los venecianos que tanto odiaban a los turistas ahora los echan de menos. "Muestro solo cuán presente está en la memoria de la gente". 

He vuelto a escribir sobre las redes de trata de mujeres como esclavas sexuales porque sigue pasando

Pero el tema del que sí habla la autora de Nueva Jersey es de las mafias de tráfico ilegal de personas en una Europa marcada por la inmigración. "Hace 26 años, en el cuarto libro de la serie, ya escribí sobre las redes de trata de mujeres como esclavas sexuales. Hablaba de cómo las engañan para venir a Europa con la promesa de conseguir trabajo de camarera o de cuidadora de ancianos pero luego las obligan a prostituirse. Y he vuelto a escribir sobre ello porque hoy sigue pasando, como si la policía estuviera de vacaciones y no se preocupara porque las víctimas son mujeres".   

Para la autora, ganadora del Premio Pepe Carvalho 2016, el legado que dejará Brunetti es mostrar que al comisario, como a ella, "no le gustan los acosadores, los que usan su fuerza, sea física, económica o social, para menospreciar a los demás y obligarles a hacer algo que no quieren. Me pone enferma y muy nerviosa el abuso de poder. La esencia de los libros, en lo que Brunetti se vuelca, es en las víctimas de la injusticia". Porque, apuntilla, "siempre habrá injusticia. En el mundo real no todo el mundo es bueno". 

La Mafia, clase respetada

En esta historia surgen lazos con la Italia del Sur, sobre las que Brunetti ya no tiene tantos prejuicios. "Nápoles es la pura esencia del caos, un desastre, pero las cosas salen adelante. Me fascina la ciudad. Y los napolitanos son divertidísimos, encantadores y seguramente caraduras, pero da igual". Opina Leon sobre cómo ha cambiado la Mafia italiana. "El mafioso ya no es el típico tipo que entra en una tienda de pizzas para exigir dinero. Es un empresario respetado que envía al hijo a una escuela de negocios y cuya hija trabaja en un banco de inversión en Estados Unidos. Han pasado a ser clase respetada y para que los periodistas no hablen de ellos les denuncian por difamación ya que pueden permitirse buenos abogados". 

Hay que hallar un buen investigador y eliminar a la víctima con la que el lector empatiza. Matar al malo es una pérdida de tiempo

Considera que "en Estados Unidos, según las estadísticas, la mayoría de criminales son afroamericanos. Pero no es su culpa porque la mayoría de ellos también han ido a colegios horrorosos y han sufrido el maltrato de la policía y la sociedad. No es realista sorprenderse de que acaben así si llevan vidas desagradables". 

El caso nº 31

"Perpetuando un parón temporal, sin poner nunca referencias concretas a hechos como el atentado a las Torres Gemelas o nombres de políticos para que el lector no pueda decir si estamos en 2014 o 1994", Leon tampoco hace envejecer a Brunetti ni a su mujer, Paola, o a sus dos hijos adolescentes. Y, tras vender 20 millones de ejemplares en todo el mundo, seguirá dando trabajo al comisario porque "disfruta con la escritura". De hecho, anuncia que ya tiene listo su caso número 31, "muy negro y que trata sobre la beneficencia y la gente que quiere salvar el mundo". 

Nada partidaria de mostrar demasiada sangre ni violencia en sus tramas, cree que la clave de una buena novela negra es "hallar un buen investigador al que seguir y eliminar a un personaje que al lector le resulte empático. Matar al malo es una pérdida de tiempo". Palabra de Leon.