INVESTIGACIÓN JUDICIAL
El fiscal reclama cuatro años de prisión a un informático por espiar a Roures
La acusación atribuye un delito de descubrimiento de secretos a un extécnico del grupo Mediapro y al directivo de una empresa de márketing deportivo
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
La Fiscalía de Barcelona reclama cuatro años de prisión y multa de 14.400 euros para el que era responsable del departamento de informática y sistemas del grupo Mediapro., Robert C., y el directivo de la empresa Bonus Sport Márketing (BSM), Juan Carlos R., por presuntamente espiar y copiar los correos electrónicos del ejecutivo de la productora audiovisual Jaume Roures, según el escrito al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. El ministerio público les atribuye un delito continuado de descubrimiento de secretos de empresa. La denuncia se dirigió también contra el expresidente del Barça Sandro Rosell, que fue fundador de BSM y que, al final, fue exculpado.
La acusación sostiene que entre el 10 de julio del 2009 y el 13 de julio del 2011 Robert C., “actuando a petición y de común acuerdo” con Juan Carles R., directivo de BSM, accedió “de manera sistemática” y sin consentimiento al correo electrónico de Roures y procedió a copiar los mensajes que el ejecutivo de Mediapro enviaba a entidades y personas “relacionadas con su ámbito profesional”. Estos 'e-mails' iban a parar, según el escrito de la fiscala Pilar Marzán, a la bandeja de entrada del correo de Joan Carles R., a quien le interesaban las comunicaciones sobre la actividad de Mediapro porque su empresa se dedicaba, al menos en parte, al mismo sector de marketing deportivo.
Los correos "interceptados" se referían a trabajos publicitarios, a aspectos relacionados con el negocio televisivo de Gol TV, a los tratos del grupo con entidades financieras, a litigios y a asuntos vinculados a contratos de derechos audiovisuales. Para esta operación, subraya la fiscala, el informático Robert C. había instalado el servidor de BSM, de cuyo mantenimiento se ocupaba, en los equipos informáticos con los que trabajaba en las oficinas de Mediapro.
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