Entrevista

Joaquín Reyes: "Cuando te provocan, puedes reírte o pelearte"

El cómico regresa a Barcelona con 'Festejen la broma', un espectáculo en solitario de humor 'chanante'

Badalona  03.06.2021 Icult. El humorista Joaquin Reyes fotografiado en el Teatro Borras. Foto Laura Guerrero

Badalona 03.06.2021 Icult. El humorista Joaquin Reyes fotografiado en el Teatro Borras. Foto Laura Guerrero / Laura Guerrero

Marta Cervera

Marta Cervera

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El polifacético Joaquín Reyes (Albacete, 1974) acaba de regresar a Barcelona como monologuista con 'Festejen la broma', una manera de celebrar que la vida sigue adelante tras la pandemia que estará en el Teatro Borrás hasta el domingo. Un espectáculo fiel a los orígenes del creador de programas como 'La hora chanante' y 'Muchacha Nui'. Con él celebra 20 años de experiencia acumulada en el difícil arte de la comedia.

¿Ha retocado mucho el 'show'?

No podía dejarlo igual porque lo estrené en enero de 2020 y habría quedado muy marciano no incluir nada de la pandemia. Hago algunas referencias pero tampoco muchas. Tengo la sensación de que la gente no tiene ganas de que le recuerdes esto. Si te fijas, no hay referencias a la pandemia. No ves mascarillas en la ficción, por ejemplo. Yo hago bromas sobre la situación creada pero sobre la enfermedad, ninguna. Me centro más en los hábitos adquiridos y lo vivido al tener que quedarte en casa.

También recupera cosas de su época 'chanante'.

'Festeja la broma' es una vuelta al monólogo, el formato con el que me introduje en la comedia. Y el estilo es muy reconocible, en el fondo y en la forma. Digo muchas tonterías y pongo muchas voces de una manera natural. No es algo que medite mucho. Una de las razones que tuve en su día para dejar los monólogos fue que yo había cambiado. No era ya el chaval que estaba en casa viviendo con sus padres. Ahora también han cambiado mis circunstancias y quería hacer un monólogo diferente.

¿Más maduro? ¿Más viejuno?

Aunque parezca que me contradigo, sigo siendo más o menos el mismo. Pero ya soy padre y me interesaba hablar de los hijos, del matrimonio... Al final los temas son siempre los mismos, lo que cambia es el enfoque, la mirada que arrojas en esos asuntos.

En España el humor atraviesa un buen momento. En casi todas las televisiones hay comedia.

Incluso en 'Sálvame' hay ahora un cómico imitando a los colaboradores. A la comedia se le da mucho valor como contenido. Hay muchos podcasts sobre comedia, series y cada vez más mujeres que hacen comedia como Susi Caramelo, Eva Soriano, Victoria Martín. Y los cómicos más jóvenes están bastante más preparados que nosotros. La comedia en España ha mejorado mucho en poco tiempo. La comedia ahora es más sofisticada, está mejor elaborada.

Si tuviera que hacer un programa de televisión, ¿cómo sería?

Me gustaría volver al sketch que es un formato que a mí me encanta y que trabajamos mucho en 'La noche chanante' y 'Muchaca Nui'. Pero ahora Ernesto [Sevilla] está muy liado con el cine y quiere que hagamos películas.

¿El humor siempre ha estado alrededor suyo?

Sí, mis padres eran muy graciosos. Mi padre era muy ingenioso y ahora en mi casa con mis hijos también reímos un montón. Terminar dedicándome a la comedia no fue algo muy planeado pero siempre estuvo en mi vida y lo tomé como algo natural, que podía suceder. No como algo vocacional.

Con humor, todo se ve distinto.

El humor ayuda a superar todo. Con mis hijos nos reímos de todos porque si sabes contestar y reírte de las bromas crueles que te lanzan vas a descolocar a todos. Cuando alguien te provoca puedes hacer dos cosas: pelearte o reírte. Y eso en casa lo practicamos y reímos mucho.

¿En qué otros proyectos anda?

Tras hacer el guion de la película de 'Cámara café', estamos en pleno rodaje. Tengo suerte de poder hacer muchas cosas diferentes: escribo, actúo y voy a rodar una película este verano, 'Un novio para mi mujer'. En septiembre publicaré 'Subidón', una novela con Blackie Books. Soy fan de esta editorial y que ellos me publiquen el libro es un subidón de verdad.

¿De qué va el libro?

Son las aventuras de un cómico manchego. Todo sucede en una semana. Narro en clave de sátira ese momento de subidón de la fama, cómo afecta y cambia la perspectiva. Pero ¡no es autoficción! Es novela con una estructura decimonónica, pero corta porque va directa al meollo.

¿Ha visto a muchos compañeros transformados por la fama, usted tal vez?

Todos en algún momento podemos haberlo sentido cuando tu vida cambia y reparas que mucha gente está pendiente de ti. Si no tienes cuidado, te puedes volver un gilipollas a la mínima. Puedes caer en la tentación de pensar que la gente está para servirte, por cansancio dejar de ser amable con las personas o creer que la fama es algo definitivo cuando es algo transitorio.

En su caso, cómo la ha combatido.

Manteniendo el foco. Pero hay gente a quien la fama le llega de una y es tremenda. Eso es muy difícil de gestionar y digerir. En mi caso ha sido una casa muy 'low-fi'. Considero que soy una persona conocida pero hago una vida absolutamente normal, teniendo en cuenta que al trabajar con el público la gente te reconoce el trabajo por la calle. Eso no le pasa a un registrador de la propiedad. A ellos nadie les dice: "Oye, qué bien lo has escrito". Ellos no tienen esa suerte.

¿Acaso son artistas los registradores de la propiedad?

Sin duda. Están en el escalafón más alto. Son poetas. Personas puras.

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