Crítica final de de 'Mare of Easttown': un gran relato criminal... y Kate Winslet

Easttown. Una localidad de Pensilvania a la que pocos querrían ir a vivir. Y la mayoría de los que viven allí, posiblemente querrían cambiar de aires. Al principio de ‘Mare of Easttown’, uno de los grandes éxitos recientes de HBO, que el lunes llegó a su séptimo y último episodio, la ciudad parece un espacio urbano y frío parecido al de ‘The killing’, otra serie criminal que giraba alrededor de una adolescente asesinada. Pero las cosas son distintas aquí porque el microcosmos humano es radicalmente diferente.

Tras la excelente exposición del lugar y los personajes principales desarrollada en el primer episodio, este concluía con imágenes de todos los protagonistas, perfectamente situados ya en el relato, y el plano desolador de la joven Erin, madre soltera, muerta en un arroyo. Su asesinato vertebra los acontecimientos, pero es la figura de la investigadora policial Mare Sheehan el eje sobre el que gira todo. Es un personaje bien definido por Brad Ingelsby, creador de la serie, y mejor interpretado por Kate Winslet en su regreso a la serialidad televisiva una década después de ‘Mildred Pierce’, de Todd Haynes, en la que desarrolló otra portentosa interpretación.

Su mirada cansada, producto de las decepciones y los contratiempos –divorciada, un hijo muerto por suicidio, el día a día como policía de una ciudad en la que todo el mundo se conoce, herida físicamente y vapuleada emocionalmente–, es la que contempla este drama criminal con final digamos que, cómo mínimo, sorprendente. Aunque importa más lo que ocurre durante la investigación, el desenlace del asesinato, tras diversos acontecimientos y descubrimientos que han puesto patas arriba la cotidianidad del lugar, deja un poso realmente amargo. Y en el fondo, aunque Mare sufra más que nadie, nos queda la frase que le dedica su hija Siobhan en el último episodio: “Tu eres quien hace guay a Easttown”.

La serie se acoge en el fondo al método ‘Twin Peaks’, pero sin su ironía surreal: el asesinato de Erin saca a la luz todo aquello virulento o enfermizo que anidaba debajo de la superficie. El rostro de Kate Winslet en el plano final con su amiga vale un imperio. Resuelto el caso, la felicidad, o algo parecido a ella, resulta imposible.

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