Estreno en BCN

'Fuera del juego' retrata la censura en Cuba

El caso Padilla sube a escena en el Versus Glòries con una ficción documental sobre la dura experiencia de un famoso poeta cubano

Se trata de una ficción documental creada por el artista visual Dagoberto Rodríguez y el director Abel González Melo

Fuera de juego

Fuera de juego / Jesús Arton

Marta Cervera

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El teatro cubano desembarca en Barcelona con 'Fuera del juego', una ficción documental basada en el famoso caso Padilla. El montaje formaba parte del Grec del año pasado y no pudo llegar a Barcelona a causa de la pandemia se representa solo tres días, de viernes a domingo en el Versus Glòries.

Heberto Padilla (1932-2000), poeta e intelectual que pasó de obtener en 1968 el Premio Nacional de Poesía de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba por un libro con el mismo título del espectáculo a ser acusado de contrarrevolucionario y acabar en la cárcel pocos años después. Su confesión de culpabilidad en 1971 marcó un antes y un después en las relaciones entre el régimen cubano y los artistas.

El montaje permite redescubrir aquella historia con una producción visualmente sugerente ideada por el reconocido artista Dagoberto Rodríguez, implicado también en la concepción y producción del espectáculo.

"La obra fue estrenada, justo antes de la pandemia, en el estudio del artista visual Dagoberto, junto a quien concebí el proyecto en Madrid, durante la feria Arco, en una cámara negra de pequeño formato", explica Abel González Melo, responsable de la dramaturgia y la dirección. Es un espectáculo creado por artistas cubanos desde el exilio, una pieza que no se ha mostrado en Cuba. "Nos encantaría que pudiera verse allí, su espacio natural, aunque no estamos seguros de que eso pueda ocurrir en el futuro próximo. Los espectadores cubanos y españoles que la han visto en Madrid siento que han establecido una conexión sensorial, un vínculo con la fragilidad humana que queda a la intemperie".

Encarcelamiento, humillación y exilio

El caso Padilla es cubano pero, por desgracia, el conflicto entre la libertad artística y el poder absoluto es universal. ¿Se refleja en el montaje? "Trata exactamente de esto, de cómo el poder empieza a sentirse amenazado por las ideas, por las palabras, y de los mecanismos que utiliza para doblegar la opinión libre. La relación entre los personajes de Padilla y el Compañero que 'lo atiende' es la que va gestándose entre intelectual y censor, que a veces es muy sutil, muy disimulada en sus estrategias, pero que va aniquilando lentamente la libertad creativa, el impulso crítico, y va sembrando en el artista la autocensura y el terror", explica. Padilla y su esposa Belkis, que también era poeta, son protagonistas de un gran arco de enfrentamiento al poder que abarca "desde la prohibición de un libro premiado hasta el encarcelamiento, la humillación y el inevitable exilio".

Yadier Fernández interpreta al poeta, Ginnette Gala a su esposa y Rey Montesinos al censor, una figura con un tratamiento especial porque el personaje se va introduciendo en la mente de Padilla. "Va convirtiéndose en un fantasma o espejo de sus propios miedos, que a la par se van amplificando ante el público". Es como un alter ego espectral del protagonista. "En él hemos ubicado el humor y la sátira, lo cual acentúa la soledad, la indefensión y la fractura de Padilla".

Pasado y presente

Al ser una ficción documental, la obra conecta el pasado y el presente con recursos metateatrales, como el estilo de interpretación que alterna lo narrado y lo dramático, desplazándose desde las décadas de los 60 y los 70 del siglo XX hasta el presente. "Miramos en perspectiva cuánto de aquellos episodios pervive en nuestros días. Somos una compañía cubana y la historia de Padilla nos interesa, esencialmente, por su vigencia, por lo que ilumina sobre nuestra vida contemporánea y nuestra misión como artistas, por las inquietantes paradojas y encrucijadas ante las que nos coloca".

La parte visual es clave. La propuesta utiliza múltiples registros fotográficos, bibliográficos, audiovisuales y sonoros de la cultura cubana de los años 60 y 70. El objetivo es "acompañar y dimensionar el viaje que la obra hace hacia el interior de la mente del Padilla, su desencanto paulatino con un sistema en el que creyó fervientemente y que terminó destrozándolo". La selección de fragmentos documentales ubica al espectador en la época pero también apoya esa atmósfera de irrealidad desde la que el montaje se despliega. "La guinda del pastel son algunos minutos de la autoinculpación de Padilla que proyectamos, filmados en la Unión de Escritores y Artistas el 27 de abril de 1971, tras salir de prisión, y que hasta ahora permanecían sin mostrarse en público".

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