Crítica de cine

Crítica de ‘Mia y Moi’: heridas que no se cierran

Borja de la Vega debuta como director con este retrato minimalista de cuatro personajes a la deriva

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Mía y Moi'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Mía y Moi'. /

Quim Casas

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Mia y Moi son dos hermanos. Se entienden bien, sin necesidad de hablarse. Arrastran diversos traumas. Algunos son compartidos: la muerte reciente de su madre y el pasado oscuro de su padre, del que solo conoceremos leves pero suficientes pinceladas. Otros traumas son por separado. Ella se ha separado de su pareja, pero, de algún modo u otro, sigue enganchada. Él está encerrado en sí mismo por mucho que su novio no ceje de ayudarle, comprenderle, animarle y respetarle.

La pareja se convierte en terceto, Mia, Moi y su novio Biel. Intentan estar tranquillos, y restañar heridas recientes, en una casa aislada del mundo. Pero no hay relato conflictivo sin un conflicto aún mayor que lo agudice, y este se produce con la llegada inesperada de Mikel, el ex de Mia. Pese a las reticencias de ella y las suspicacias que causa en Moi, Mikel se instala en la casa. Ya son un cuarteto. Y nada volverá a ser igual.

Borja de la Vega debuta como director con este retrato minimalista de cuatro personajes a la deriva. Es representante de actores, así que sabe relacionarse con ellos de forma distinta a como lo hace generalmente un director que no los conoce. De la complicidad con Bruna Cusi, Ricardo Gómez, Eneko Sagardoy y Joe Manjón surge lo mejor de una película rodada casi siempre cámara a mano, dejando respirar a los personajes, pero al mismo tiempo estando siempre cerca, muy cerca, de ellos.