Indignación

Torrente entre los 'Reyes de la noche'

Profesionales de la época de García y De la Morena critican la serie de Movistar+ por su falta de rigor y el aire cutre que imprime a la radio deportiva

reyes de la noche

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Emilio Pérez de Rozas

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Si los inventores, creadores, impulsores y programadores de la idea no hubiesen fomentado, tolerado, permitido e, incluso, apoyado la idea de que ‘Reyes de la noche’, de Movistar+, es la vida, el duelo, el pulso radiofónico vivido entre dos monstruos de la madrugada radiofónica deportiva, José María García y José Ramón de la Morena, ninguno de ellos habría accedido a hablar de la serie, de los dos primeros capítulos que se han emitido.

Es más, muchos de los consultados, como Roberto Gómez, auténtico espadachín de García durante años, u Odón Martí, reportero con De la Morena durante muchísimas temporadas, declinaron pronunciarse: "Con lo que me han contado, por lo que me dicen compañeros, colegas y amigos, mejor no verla, la verdad". Otros sí han querido explicar lo que para ellos es un "fraude", una "broma", una "burla", una "pantomima", un "ridículo" y, sobre todo, un descrédito de la profesión periodística, especialmente de los informadores deportivos e, incluso, del propio deporte.

En ese sentido, todos los consultados reconocen que ni siquiera el cartel que aparece, blanco sobre negro, en el inicio de cada capítulo, eso de "esta serie, aunque se inspira en algunos acontecimientos recientes de la historia de la radio en España, es una obra de ficción y, como tal, sus personajes y tramas no responden a la realidad, y tampoco persiguen identificar a ninguna persona ni recrear fidedignamente hechos concretos en los que se pueda inspirar", salva a sus autores de las críticas ni, sobre todo, evita que los telespectadores (dada, insisto, la publicidad utilizada en el lanzamiento de la serie) consideren que García y De la Morena, sus equipos, su manera de entender el oficio y trabajar fuese como refleja la serie.

La serie, o lo que he visto hasta ahora de la serie, me parece de un aire carcelario, macarra, que denigra nuestra profesión

— Alfredo Relaño, exresponsable deportivo de la SER

"Yo solo puedo decir que la serie, todo, el ambiente, el discurso, el guion, lo que dicen, cómo lo dicen, cómo actúan, me parece tan alejado de la realidad que, en efecto, no solo es pura ficción sino que va más allá de la ficción: todo está inventado, empezando por que De la Morena jamás sustituyó a García ni, por supuesto, le traicionó", comenta Alfredo Relaño, exdirector del diario 'As', responsable deportivo de la SER en aquellos momentos, inventor de De la Morena y, posteriormente, creador de Michael Robinson en Canal+.

Ridiculización

"La serie, o lo que he visto hasta ahora de la serie, me parece de un aire carcelario, macarra, que denigra nuestra profesión, hace mucho daño a los auténticos protagonistas de aquella brillante época radiofónica y deportiva y también ridiculiza el fútbol, a los futbolistas, que parecen analfabetos, construyéndose un casoplón ilegal y con un mayordomo negro, ¡por favor! De verdad, me parece una versión 'torrentiana', de Torrente, sí, innecesaria, cutre, triste", sigue comentando Relaño.

Para Relaño, además, la serie, sí, pura ficción, arranca no solo con un equívoco, sino con una mentira: "No fue una traición. A García lo despidieron y De la Morena, en aquel momento, era casi, casi, un becario, bueno, tenía un programa por la tarde, pero ¡ni hablar de traición! Tampoco se va a la COPE, se va a su casa y, luego, vuelve, pero a Antena-3 Radio. Es más, recuerdo que De la Morena lo último que hizo el día que se fue García fue hacerse una foto con él mientras recogía sus cosas. No sé, insisto, puede ser ficción, pero provocar equívocos no es bueno, insisto, cuando la gente se sienta delante de la tele intuyendo que es la vida de García y De la Morena”.

Para Relaño, que vivió aquella época desde el puente de mando de la SER, la serie es "de mal gusto". "Veamos -agrega-, estoy convencido de que hará reír a la gente, no lo dudo, pero a base, insisto, de una desafortunada versión ‘torrentiana’ de aquella época. Todo está caricaturizado, pero muy alejado de la verdad, de la realidad. Desde luego, me temo que el periodismo deportivo no queda muy bien, no. Yo, la verdad, me temo que si este es el arranque, la presentación del partido, lo peor debe estar por llegar".

Me niego a compartir el buenismo que refleja el personaje de De la Morena y la chulería y el despotismo con los que identifican a García

— José Joaquín Brotons, relevo inicial de García en la SER

"Uno está acostumbrado a ver series de todo tipo, están de moda, sean americanas o españolas, y, desde luego, todas son de altísima calidad o eso me parece", comenta José Joaquín Brotons, otro de los monstruos de aquella magnífica época radiofónica deportiva y, precisamente, el hombre que, en principio, sustituyó a García en la SER. "Lo primero que quiero decir es que los creadores de esta serie han perdido una oportunidad única para reflejar aquella época que mantuvo a millones de aficionados al deporte pegados a los transistores cada madrugada. Y, en lugar de hacer un producto serio, documentado (por cierto, me temo que no han hablado con ninguno de nosotros), han hecho una serie fácil, chabacana, ni comedia ni ficción, totalmente alejada de la realidad y de la verdad, que deja la imagen de la radio y el periodismo deportivo por los suelos".

Enfrentamiento entre cadenas

Brotons señala que aquello "no fue un enfrentamiento de personajes, sino de cadenas y, desde luego, me niego a compartir el buenismo que refleja el personaje de De la Morena y la chulería, el macarrismo y el despotismo con el que identifican a García. Yo estuve seis años con García y jamás le oí hablar así, tratar así a la gente y, por supuesto, es falso que chulease a la Iglesia. García no salía a la redacción a poner a parir a sus redactores, reporteros o colaboradores. Que le tuviesen respeto y, a veces, miedo, no significa que fuese por ahí diciendo 'tócame la polla, mira qué dura la tengo' después de haber dado una noticia, ¡por favor! García jamás habló en esos términos y, en ese sentido, me parece muy dañino todo".

Brotons cree que todo en la serie "está tergiversado, no ficcionado". De lo que no hay duda, comenta Brotons, es de que el poder de García era inmenso, enorme. "A García le llamaban hasta los ministros. García supervisaba los contratos de Ladislao Kubala como seleccionador o los de Poli Díaz como boxeador. La segunda planta de Gran Vía, 32 era un centro de poder tremendo pero, desde luego, jamás con ese tono chusquero que describe ‘Reyes de la noche’, ¡ni hablar! Para que se haga una idea, en el Mundial del 78, España estaba concentrada en La Martona y un día Pirri, el capitán de la selección, llamó a García para preguntarle qué podían hacer. 'Nos obligan a ponernos la ropa, el chándal, de Adidas, con las tres rayas, cuando no nos pagan', expuso. Hasta esas cosas decidía García".

Brotons cuenta que el día que la SER despide a García se va a jugar un España-Polonia. "Lo recuerdo exactamente porque yo estaba con Amancio y otros futbolistas en el estudio para comentar el partido y ellos se enteran de que acaban de despedir a García, se levantan y me dicen que se van: 'Nosotros estamos aquí por García y si él no está, nosotros no pintamos nada aquí'". Brotons termina su exposición reconociendo que "García era García, sí, claro, pero García ayudó a muchísima gente en este país, pero a muchísima gente y yo, desde luego, jamás lo recordaré como un déspota, un chulo y un macarra, nunca".

Me parece de Pajares y Esteso

— Pipi Estrada, exreportero de García

"No quiero opinar mucho de la serie pero, desde luego, lo poco que he visto me parece una burla a nuestra profesión y trabajo. Me parece de Pajares y Esteso, no sé, es ficción, ¡claro que es ficción!, porque cualquier parecido con la realidad es pura ficción, en efecto", comenta Pipi Estrada, uno de los reporteros de García de aquella época y caricaturizado en la serie como un vividor. "Yo creo que es una serie que hay que ver con sentido del humor, casi como si fuese de dibujos animados y no como algo que fue así, real".

Respecto a su personaje o al reportero que se supone es él, Estrada considera que "ese engominado no soy yo, entre otras cosas porque yo no soy así de chulo, la verdad. Yo era, soy, un obrero de la información que se hizo reportero bajo la cultura periodista de García, de lo que me siento muy orgulloso porque con él trabajábamos de sol a sol, sin mirar nunca el reloj, con rigor y enorme tensión, bajo la premisa de equivocarnos el menor número de veces posible. Es decir, pocas".

Y, desde luego, Estrada insiste en la tesis de que García no era como refleja el arranque de ‘Reyes de la noche’. "García no representaba la soberbia, ni la prepotencia y sí el orgullo del luchador, del ganador y del que disfruta, como el que más, de un triunfo periodístico, ¡claro que sí!, y tuvo muchos, muchos, a lo largo de su carrera. Y siempre decía: 'Hoy hemos ganado, mañana no lo sé'". A Pipi le habría encantado que los creadores de la serie hubiesen hablado con todos los reporteros que vivieron aquella época, la mayoría de ellos aún vivos, "pues entonces sí hubiesen podido hacer una serie de verdad, auténtica, de una época dorada de la radio y del periodismo deportivo, que aquí, en efecto, no sale muy bien parado, no".

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