La reconstrucción de la música en directo

Los grandes conciertos de artistas internacionales tendrán que esperar

Los artistas podrán comenzar a cruzar las fronteras de los países europeos en verano con un poco más de fluidez, pero aun lejos de los operativos de las grandes giras

Ambiente y publico en la segunda jornada del Festival Sonar  FOTO FRANK VINCENT

Ambiente y publico en la segunda jornada del Festival Sonar FOTO FRANK VINCENT / Frank Vincent

Jordi Bianciotto

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Un año después de que festivales como el Primavera Sound o el Sónar suspendieran sus últimas ediciones, ha quedado claro que no tenían opción, ya que las giras de grandes figuras internacionales saltaron por los aires y, fundamentalmente, ahí siguen, estacionadas, si bien desde hace unas semanas se perciben señales de un lento despertar. Se prevé que de cara al verano “comience a haber conciertos y festivales, adaptados a las circunstancias, en muchos países, como Francia y el Reino Unido, y asimismo habrá conciertos de artistas extranjeros en España”, confirma Albert Salmerón, presidente de la APM (Asociación de Promotores Musicales). Se espera que, si todo va bien, cruzar una frontera para ir a tocar en otro país vaya dejando de ser una experiencia aventurera y aislada, como las que estas últimas semanas hemos testificado en nuestros escenarios.

Ya sea porque aquí no ha habido las ayudas de las que han gozado los profesionales de la música en otros países europeos, o porque los criterios han sido menos rígidos, España ha sido durante todo este año de pandemia una excepción, aunque bajo mínimos, en el cierre total de la música en directo a escala europea. “De los países grandes del continente, ha sido el único”, destaca Salmerón. Pero pronto dejará de serlo, siempre que la curva de descenso pandémico acompañe.

Caras de felicidad

Francia, país en el que durante todo este tiempo no se han celebrado conciertos, anuncia espectáculos al aire libre a partir del 1 de julio en recintos que permitan a cada asistente disponer de cuatro metros cuadrados. En el Reino Unido, un paso por delante por su alto ritmo de vacunación, la actuación, la semana pasada, de artistas electrónicos como Fatboy Slim y Sven Väth en Liverpool (3.000 personas sin mascarillas ni distancias), abre nuevos horizontes, aun con toda la prudencia del mundo. Las imágenes de este festival son “espectaculares”, celebra Salmerón, “sobre todo por las caras de felicidad del público, como si no se creyeran lo que están viviendo”. Aunque se suspendieron eventos de julio como el ciclo BST de Hyde Park (Pearl Jam, Duran Duran), sí que se mantienen en pie, y con sus 170.000 entradas agotadas (se vendieron en marzo, en medio de la euforia desatada por el ritmo de vacunación), eventos como el festival Reading-Leeds, a finales de agosto (con Liam Gallagher, Post Malone o Queens of the Stone Age).

En Barcelona, ha habido un discretísimo goteo de visitas de artistas extranjeros desde que, en enero, el estadounidense Ken Stringfellow (The Posies), se aventuró a venir desde Francia, donde vive, para actuar en la sala Upload. Luego llegó el británico Ian Siegal y otros participantes del Blues & Ritmes, de Badalona, y el grupo francés Nouvelle Vague, y el sueco José González, y la semana pasada, la israelí Noa. Conciertos punto a punto, sin giras, a lo sumo compartiendo el operativo con algún que otro compromiso en España. Los promotores consultados esperan que el próximo invierno, las salas puedan funcionar y acoger giras internacionales, el Primavera Sound trabaja en una edición de 2022 redoblada (ocupando dos fines de semana en lugar de uno), y hay fechas en estadios reservadas para el año que viene para algunos gigantes del rock. Aunque nadie da nada por hecho: esa es la primera lección que se desprende de esta era del covid-19.

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