Exposición

40 años de rock en directo en Barcelona en 5 fotos de Xavier Mercadé

El fotógrafo de música en vivo más trabajador y duradero muestra en el Palau Robert una selección de sus cuatro décadas a pie de escenario

Elena Hevia

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Hay que tener los nervios muy bien templados como para que te den 30 segundos y captar una fotografía como la que Xavier Mercadé le hizo a Beyoncé. Ese instante eterno de la dinámica diva es solo un fino grano de arena en el trabajo de un fotógrafo que podría definirse a partir de cifras: 37 años de trayectoria desde los 80 –apenas era un pipiolo amante del rock entonces-; 14.000 conciertos o, lo que es lo mismo, la historia de la escena musical barcelonesa, catalana y buena parte de la internacional de visita, y un archivo legendario, una cueva de Alí Babá que esconde, foto más o menos, un millón de imágenes, que se dice pronto.

El jefe de fotografía de la revista ‘Enderrock’, una especie de incansable conejito Duracel de la cámara –siempre una Nikon y en la actualidad, una D850-, es el protagonista de la exposición 'Rock Viu', que puede verse en las Cotxere del Palau Robert. Trescientas imágenes escogidas por el propio fotógrafo, de las cuales, en un esfuerzo sintético de aúpa ha seleccionado para este diario las cinco que acompañan a este reportaje, una por cada década profesional. Mercadé no se ha perdido una. Se dice que un concierto no empieza en Barcelona hasta que él no ha llegado.  

La pasión y la furia

No le gustan los retratos –alguno tiene, de Joan Manuel Serrat por ejemplo, y es magnífico-, lo suyo es estar a pie de pista. Apresando lo más difícil, la pasión y a menudo la furia en un simple clic. Incluso en un año tan particularmente aciago para los conciertos en directo como 2020 no ha dejado Mercadé de darle al obturador. Cien fotos ha captado de esos conciertos íntimos en balcones, casals de barri, o parques. Ha sido su forma de convocar el mono. Aprovecha para lanzar el mensaje: “No podía imaginarme que esta muestra se iba a inaugurar con las salas todavía cerradas. Cuantas veces hay que repetir que la cultura es segura y que la música es salud”.

Muchas cosas han cambiado desde aquellos años del punk, cuando empezó. Entonces ser fotógrafo musical también entrañaba sus riesgos. Todavía recuerda Mercadé cuando estuvo a punto de ser atravesado por el pie del micrófono que Iggy Pop blandió con furia y lanzó a las primeras filas, hábitat natural de los curritos de la cámara. “Me pasó rozando”. O aquel concierto de la banda Gwar en la desaparecida sala Garaje de Poble Nou, donde como en una película gore quedó empapado de líquidos sanguinolentos –afortunadamente tan solo colorantes- que durante años dejaron constancia del paso de la formación trash metal en las paredes  de la sala. En los últimos tiempos a los fotógrafos se les relega de las primeras filas con la excusa de allí no dejaban de pelearse. “Lo que no es cierto, porque los fotógrafos de conciertos de Barcelona son muy buena gente”, asegura. Entonces como ahora hay que seguir peleando contra las manías de las estrellas, la legendaria aversión del esquivo Bob Dylan a dejarse captar, sin ir más lejos.

Aquel cuarto oscuro

Ha pasado de la fotografía analógica a la digital con alegría. Poco tiene de nostálgico. Empezó, claro está, fotografiando en blanco y negro y revelando en casa: “Básicamente porque me salía más barato, no me gusta el blanco y negro".Ya no tiene la necesidad de encerrarse en un cuarto oscuro mientras apura dos cajetillas de Ducados. La tecnología digital le ha facilitado la vida. Ya no hay carretes que se pierdan o se velen. Pese a la evidente calidad artísticas de sus fotos, se mantiene modesto y descreído, sin moverse un milímetro de su oficio de reportero. “La vida es en color, los conciertos son en color, así que una fotografía en color da una idea más exacta. No quiero engañar al público haciéndole creer que eso es algo plástico”.

La exposición, abierta hasta el 29 de agosto, muestra instantáneas de Els Pets, Love of Lesbian, Sidonie, Sopa de Cabra o Rosalía (una foto impresionante aunque a Mercadé, dice, no le interese la artista) así como Madonna, los Stones, Tom Waits, David Bowie, The Who, Roger Walter o Pearl Jam, entre otros. El espacio imita una sala de conciertos, con su zona de ‘merchandising’, el escenario, el camerino alfombrado de ‘setlists’ y, finalmente pero no menos importante, la barra donde todo buen fotógrafo revisa el trabajo y acaba de tomarse unas 'birras'. 

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