D'A Film Festival

'Transoceánicas': el placer del cine epistolar

La directora catalana Meritxell Colell presenta en el D’A ‘Transoceánicas’, una correspondencia audiovisual con la realizadora argentina Lucía Vassallo planteada como un experimento lúdico, la reivindicación del placer de filmar y comunicarse con otra persona en modélica sintonía.

Meritxell Colell, fotografiada esta semana en Barcelona tras presentar 'Transoceánicas' en el D'A

Meritxell Colell, fotografiada esta semana en Barcelona tras presentar 'Transoceánicas' en el D'A / Jordi Cotrina

Quim Casas

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El cine lleva años desarrollando el género epistolar, tan habitual, y productivo, en el campo literario. ‘Transoceánicas’ es una muesca más en esta forma de relatar desde la primera persona, comunicándose a través de cartas cinematográficas –que contienen correos electrónicos, textos escritos, filmaciones y conversaciones a través de Skype– con otro u otra en similar sintonía. 

Lo han hecho en el pasado –aunque de manera más analógica– Víctor Erice y Abbas Kiarostami, José Luis Guerin y Jonas Mekas o Isaki Lacuesta y Naomi Kawase. Casi en paralelo a ‘Transoceánicas’, la relación epistolar entre la directora catalana Meritxell Colell y la cineasta argentina Lucía Vassallo, otras dos directoras de reciente hornada, Carla Simón (‘Estiu 1993’) y la chilena Dominga Sotomayor (‘Tarde para morir joven’) realizaron el corto ‘Correspondencia’.

El proyecto de ‘Transoceánicas’, película presentada en estos últimos días del D’A Film Festival, se remonta a 2015, cuando se rodaron las primeras correspondencias visuales entre las dos directoras. Colell realizó después su primer largometraje, ‘Con el viento’ (2018), y Vassallo empezó a preparar su documental ‘Línea 137’ (2020), una película sobre el femicidio en Argentina a partir de las experiencias de cuatro trabajadoras sociales que acompañan a las víctimas de la violencia de género. 

En medio, claro, apareció la pandemia y, con ella, el confinamiento. “La pandemia cambia la temporalidad, el paso del tiempo me ha influenciado más en lo personal que en lo colectivo”, explica Colell a EL PERIÓDICO, minutos antes de la primera proyección de ‘Transoceánicas’ en el CCCB. “En el montaje final, hemos querido ser honestas con la cronología de las cartas, como íbamos cambiando nosotras”.

El filme surge, según la directora, de varios deseos. “Compartimos el deseo de vivir en la ciudad de la otra. Lucía vivió en Barcelona y yo he vivido en Buenos Aires. Encuentro a faltar Buenos Aires, y me envía la imagen de un árbol de allí. Ella encuentra a faltar Barcelona, y le envío una del mar”. Hay algo de juego, admite Colell, de espacio lúdico que permite igualmente la experimentación. De necesidad de expresar la interioridad a través del cine, que es una ventana al mundo. La relación epistolar mediante imágenes y sonidos le da sentido a todo ello. Es también una forma pertinente de retratar el día a día, antes y durante los confinamientos.

Las características del digital

En este tipo de trabajos, es importante lo que se deja fuera y lo que entra en el montaje definitivo. “Lucía es muy generosa”, nos confiesa Colell. “Siempre es difícil exponerse, contar tu intimidad, pero si adquiere los rasgos de un juego, de un sueño, resulta distinto”. Cuando empezaron a filmar en 2015, “no éramos conscientes de que acabaría convirtiéndose en una película cuatro años después, en 2019, cuando fue seleccionada para los ‘work in progress’ del festival de Málaga. A partir de ese momento es cuando nos planteamos que dejaremos fuera y qué utilizaremos”.

Al conversar sobre otras cartas cinematográficas ilustres que se han rodado en los últimos tiempos, Colell admite de nuevo la categoría del juego. Por muchos filmes que se hayan rodado en la misma línea, las expectativas y el juego siguen abiertos. “Tampoco hay la necesidad concreta de explicar una historia”, sugiere. “Hacer filmes por el placer de filmar es un espacio nuevo, en los últimos años, que ahora podemos disfrutar gracias a las características del digital”.

‘Con el viento’, protagonizada por Mónica García, Elena Martín y Ana Fernández, fue una película “que costó mucho de levantar. Cuando hicimos las primeras cartas, ninguna de las dos sabíamos que cada una haríamos un largometraje”. Ahora Colell está preparando una especie de continuación de su primer filme, un proyecto titulado ‘Dúo’ que recupera a la protagonista de aquel, una bailarina establecida en Buenos Aires que volvía a su localidad natal de Burgos debido a la enfermedad de su padre. ‘Dúo’ sigue sus pasos de regreso a Argentina.

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