Festival de cine

La improvisación musical, sin ataduras en el D'A

‘9 fugas’, debut en el largometraje del cineasta vigués Fon Cortizo, es una de las propuestas mas libres e inclasificables presentadas en el D’A Film Festival

Fon Cortizo, director de '9 fugas', en Barcelona.

Fon Cortizo, director de '9 fugas', en Barcelona. / RICARD CUGAT

Quim Casas

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Por lo que se refiere al cine español más independiente y experimental, el D’A es un buen receptáculo de propuestas situadas en los márgenes. Ese margen lo establece, claro, el cine ‘oficial’, y películas como ‘9 fugas’, dirigida por Fran Cortizo y presentada estos días en el certamen barcelonés tras su paso por el festival de Gijón, refrendan la existencia de un cine libre de cualquier atadura.

¿Se puede construir un relato cinematográfico a partir de una improvisación musical? Una orquesta de improvisadores tocando en las entrañas de un barco, una serie de episodios ligados entre sí, un Vigo fantasmático y una reflexión sobre los palíndromos. Material suficiente para dejarse llevar, que es lo que demanda la película.

“La idea original era grabar a la orquesta”, cuenta Cortizo a EL PERIÓDICO. “Los músicos pertenecen a una escena musical de improvisadores muy activos en Vigo, que se citan una vez al año. Como espectador me estimulaba mucho el proceso. Al escuchar aquellas improvisaciones imaginaba imágenes, secuencias e historias”.

Instrumentos reciclados

Un músico marca la pauta a los otros con un megáfono, como si fuera una canción de Tom Waits ejecutada con instrumentos reciclados de Harry Partch. También algo del concepto industrial de los alemanes Einstürzen de Neubauten. Cortizo filma espacios y filma la música. “Poco a poco -confiesa el cineasta-, me veo obligado a poner una estructura de guion, enlazar capítulos, surgen localizaciones, actrices. Cuando lo tengo todo sobre la mesa, arrancamos con la grabación de las nueve piezas musicales, todas en una sola toma excepto la primera, que repetimos debido a un problema técnico”.

La música fluye y alimenta las historias. Un barco solitario, la trabajadora de una lonja, las dos conductoras de una ambulancia y su lectura feminista del reguetón, un hombre que pierde la memoria. “Lo que más me preocupaba es que no hubiera dos escenarios independientes, el de la música y el de la historia. Lo que quería es que se entendiera la música como creadora de la historia”. Hacer una transición orgánica entre los dos conceptos y armonizarlos en uno solo.

La memoria, personal y colectiva

El poeta, doblador y músico Pablo Barreiro encarna en la película a un hombre sin memoria. De ahí surge uno de los elementos más curiosos de ‘9 fugas’, la aibofobia, la fobia a los palíndromos: “Él es un obseso del palíndromo, tiene un poema de 50 versos totalmente palindrómico. Yo quería que el filme tuviera algo de palíndromo, la estructura en nueve fugas que permite que la cinco sea el centro”. Cortizo añade que esto se asocia en el filme con la fobia a recordar. Silenciar la memoria, personal y colectiva. “La película expone que eso es imposible, tienes que enfrentarte a tu pasado”. Ocurre en un Vigo espectral, una ciudad industrial y decadente, como Detroit, con fabricas abandonadas que se revelan espacios muy sugerentes. Pasado, presente, organización, improvisación, memoria y palíndromos. Todo en un solo filme.