Cine contra el machismo

'Una joven prometedora': el #MeToo se cobra venganza

La película de Emmerald Fennell sobre la violencia sexual y el consentimiento destaca entre las ficciones que, tras escándalos como el de Harvey Weinstein y Plácido Domingo, han denunciado el abuso y el machismo enquistados en la sociedad

¿Quién critica a la crítica? Hacia una mirada más amplia y menos sexista

Carey Mulligan, en un fotograma de 'Una joven prometedora'

Carey Mulligan, en un fotograma de 'Una joven prometedora' / Focus Features

Beatriz Martínez y Julián García

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Desde que iniciara su trayectoria en el pasado festival Sundance, el prestigio de 'Una joven prometedora' no ha parado de crecer hasta convertirse en la ópera prima del año. Dos premios Bafta, cinco nominaciones al Oscar, entre ellas mejor película, directora y guion... No hay duda: la ópera prima de Emmerald Fennell (Londres, 1985) es de esas que dejan huella. Y no solo por su éxito imparable, sino por la potencia y osadía de los temas que trata, pura dinamita en tiempos del #MeToo: el abuso sexual, el consentimiento y el machismo enquistado en la sociedad.

La directora y guionista orquesta en su debut un vibrante y avasallador 'thriller' de venganza de una rotundidad estética aplastante y un ritmo perfectamente modulado, en el que también hay espacio para la comedia romántica perversa y el humor vitriólico. Un cóctel explosivo para hablar de temas muy complejos desde una lucidez inaudita, poniendo de manifiesto no solo la ley del silencio que hasta el momento había imperado a la hora de denunciar los abusos, sino la hipocresía de una sociedad que ha preferido mirar hacia otro lado para no remover los cimientos del heteropatriarcado

En este sentido, ‘Una joven prometedora’ destaca entre la nómina de ficciones post #MeToo que, tras la explosión de casos de acoso y depredación sexual como el del magnate del cine Harvey Weinstein, el tenor Plácido Domingo o el actor James Franco, se han atrevido a romper muchos de los tabús a la hora de llamar a las cosas por su verdadero nombre (violación, malos tratos, tortura psicológica, abuso infantil) y evidenciar el machismo incrustado en nuestra sociedad. Películas como ‘The assistant’, ‘The tale’ o, incluso, ‘El hombre invisible’; y series como ‘Creedme’, ‘Big Little lies’ o ‘Podría destruirte’, que han servido de estupendo altavoz al espíritu de denuncia social del #MeToo contra las agresiones sexuales en el mundo de la cultura y la sociedad en general.

Carey Mulligan y Emmerald Fennell, en el rodaje de 'Una joven prometedora'.

Carey Mulligan y Emmerald Fennell, en el rodaje de 'Una joven prometedora'. / Focus Features

La cultura de la violación

'Una joven prometedora' parte de una premisa brillante. Vemos a una joven sola en un bar en estado etílico. Un grupo de hombres la mira y dice: “Es un blanco fácil”. Uno de ellos se acerca para ayudarla y le propone ir a su casa. Cuando se encuentra prácticamente inconsciente, la máscara saltará en pedazos y el aparente buen tipo intentará abusar de ella. Pero Cassie, que así se llama el personaje que interpreta una magnífica Carey Mulligan, no está borracha, solo lo está fingiendo para demostrar la perversión del género masculino y de qué manera la cultura de la violación se encuentra arraigada en el imaginario colectivo. 

Más tarde conoceremos las razones por las que Cassie se ha lanzado a poner en marcha este ‘modus operandi’ vengativo. Su mejor amiga, Nina, fue violada en la universidad y su agresor, un chico de carrera brillante, fue exculpado. En vez de creer a la víctima, todo su entorno se puso en su contra y Cassie quedó traumatizada de por vida por la posterior pérdida de su amiga, que no pudo superar lo ocurrido. Los abusos sexuales en los campus universitarios son, de hecho, una de las lacras de la sociedad norteamericana. En 2014, el documentalista Kirby Dick abordó en ‘The hunting ground’ la altísima incidencia de violaciones en estas instituciones que en su mayoría eran silenciadas por las propias instituciones para no perder su prestigio. Las víctimas tenían miedo a ser estigmatizadas de por vida, como le ocurrió a Chanel Miller, que ocultó su identidad durante años hasta publicar su libro ‘Tengo un nombre’, que acaba de ser editado por Blackie Books. 

Carey Mulligan, en un fotograma de 'Una joven prometedora'-

Carey Mulligan, en un fotograma de 'Una joven prometedora'- / Focus Features

Subversión del 'rape & revenge'

Emerald Fennell recoge todas estas cuestiones en ‘Una joven prometedora’ y compone una obra que se convierte en toda una subversión feminista dentro del subgénero del ‘rape & revenge’, es decir, “violación y venganza’. Títulos como 'Revenge', de Coralie Fargeat, 'American Mary', de Jen y Sylvia Soska , o el clásico 'Kill Bill', de Quentin Tarantino. “En muchos casos de 'rape & revenge', la venganza se ha recreado en torturas interminables y sangrientas heredadas del cine testosterónico, muy de 'nicho de hombres', y aquí no solo desaparece, sino que es sustituida por un tipo de humillación psicológica más sutil. Cassie no quiere matar a los violadores, sino ponerles un espejo delante para que se vean a sí mismos, y que se den cuenta de que algunas mujeres sabemos lo que está pasando, quiénes son ellos, dónde están y qué técnicas usan para abusar de nosotras”, relata a este diario Lorena Iglesias, cómica, actriz y guionista

‘Una joven prometedora’ también constata que los violadores no tienen que ser unos monstruos ni unos psicópatas tipo Weinstein o Ailes, sino también el vecino majo de enfrente. Y que el hombre supuestamente comprometido, puede ser un falso aliado. A Marisa Fernández Armenteros, productora de cine (es una de las responsables de ‘El agente topo’ nominada a los Oscar en la categoría de mejor documental), le parece muy interesante en ese sentido la forma en la que se describe al personaje de Ryan (interpretado por Bo Burnham). “Es el típico ‘moscón muerto’; su vida y sus intenciones aparentemente son perfectas, y se presenta como el galán salvador de una comedia romántica. Sin embargo, es magnífica la forma en la que se construye su cobardía, su miedo, su capacidad de mirar a otro lado. En este tipo de historias el reto también está en cómo se enseña y qué se enseña de los personajes masculinos. Y aquí se encarga de dinamitar la máscara del ‘buen tipo’, que ha venido mirando y riendo las gracias de las actitudes de poder y de machismo. Lamentablemente, me suena muy cercano”. 

Carey Mulligan y Bo Burnham, en un fotograma de 'Una joven prometedora'.

Carey Mulligan y Bo Burnham, en un fotograma de 'Una joven prometedora'. / Focus Features

Que se hable de todas estas cuestiones en una película supuestamente ‘mainstream’, en la que suenan canciones de Paris Hilton y Britney Spears, es un auténtico triunfo. La cineasta Isabel Coixet piensa que más allá de todas las consideraciones, "‘Una joven prometedora’ es una película brillante, con una Carey Mulligan 'on fire'. Y que esté en los Oscar es bueno en todos los sentidos. Es una consecuencia de la entrada de todo tipo de gente entre los votantes de la Academia, entre los que me cuento. Antes, películas como ‘Moonlight’ o ‘Parásitos’ jamás habrían ganado. Ahora existe una nueva y absolutamente necesaria mirada sobre el consentimiento, que se está notando en la sociedad y en su reflejo en las pantallas. Y mientras muchos hombres todavía verán a su protagonista como una zorra vengativa, sé que muchas mujeres vibrarán de entusiasmo con su personaje y gritarán: ¡Ya era hora!”.

Prejuicios machistas

interpela a toda la sociedad actual, porque saca a la luz un montón de prejuicios e ideas machistas El cine, y lo vemos más cada día, ya no puede ignorar que existe un #MeToo ya no se puede frivolizar con esos temas

Mucho se ha hablado del final de la película, que ha suscitado polémica y diversas opiniones. Iglesias cree que Cassie no es una mártir del patriarcado. Simplemente lo que ocurre, ocurre porque es lo más probable que ocurra. Estamos acostumbrados a que la heroína culmine su venganza y salga renacida, pero lo que pone de manifiesto la película es que las estructuras de poder masculino siguen siendo absolutamente perversas y evidencian una violencia y una deshumanización abyecta. 

Cinco escándalos clave de la era del #MeToo

Bill Cosby

Considerado en su día ‘El padre de América’ por sus programas y series televisivas de vocación familiar, Bill Cosby fue condenado en 2018 a diez años de prisión por drogar y agredir sexualmente a la jugadora de baloncesto Andrea Constand. Ese fue el único caso que llegó a juicio, pero en total fueron más de 60 las denuncias de abuso, acoso y violación que recibió el popular cómico, que siempre ha negado las acusaciones. Recientemente, la mujer de Cosby aseguró que el movimiento #MeToo era racista: «Tiene predilección por la historia de ciertas mujeres blancas que desde la esclavitud acusaba a los hombres negros de agresión sexual sin pruebas».

Roger Ailes

Ejemplo mayúsculo de depredador sexual desde su posición de poder absoluto. Asesor de presidentes republicanos como Nixon, Reagan, Bush padre y Trump, Ailes alzó el gran imperio de la controvertida cadena conservadora Fox News, y fue ahí, precisamente, donde vivió su auge y caída. En 2016, una expresentadora de la cadena, Gretchen Carlson, presentó una denuncia por acoso sexual contra Ailes, lo que derivó en 23 demandas más, que provocaron su dimisión forzada al frente de Fox. El todopoderoso ejecutivo falleció meses después a causa de un hematoma subdural que se produjo tras caerse, y golpearse la cabeza, en su propia casa.

Harvey Weinstein

El empresario cinematográfico pasa sus días en una prisión neoyorquina, donde cumple una condena de 23 años por violación y abuso sexual. Todo empezó en 2017, cuando ‘The New York Times’ y ‘The New Yorker’ informaron de las denuncias de decenas de mujeres que acusaban a Weinstein de acoso y agresiones. sexuales. Fue la caída del monstruo, que durante años había actuado con impunidad y bajo el manto protector del sistema. Su condena supuso un gran espaldarazo para el #MeToo. Estos días ha sido acusado de 11 nuevos delitos sexuales en Los Ángeles y se expone a otros 140 años de cárcel.

James Franco

En enero de 2018, la actriz Violet Paley denunció vía Twitter a James Franco por un supuesto «acoso sexual y comportamiento inapropiado» durante el rodaje de ‘The disaster artist’. Días después, otras cuatro mujeres le acusaban de abusos. En 2019, dos estudiantas aseguraban que Franco se había «aprovechado sexualmente de ellas» en sus clases de actuación, aunque finalmente llegaron a un acuerdo para la retirada de las acusaciones. Esta misma semana, la actriz Charlyne Yi, dijo que el actor y director, con quien coincidió en ‘The disaster artist’, era un «depredador sexual».

Plácido Domingo

Junto con el de Harvey Weinstein, el otro caso de depredación sexual que más ríos de tinta ha hecho correr. En agosto de 2019, la agencia AP_publicó los testimonios de nueve mujeres, ocho de ellas cantantes y una bailarina, que le acusaban de acoso sexual y abuso de su posición de autoridad. Ninguna le llevó a los tribunales pero la apertura de una investigación en la ópera de Los Ángeles, institución que dirigía desde 2003, forzó su dimisión. Caído en desgracia en EEEU_(algo menos en Europa), el tenor madrleño pediría perdón por «el dolor causado» a todas las mujeres que lo acusaron.

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