LOS DISCOS DE LA SEMANA

Crítica de 'Assembly', de Joe Strummer: cuando logró superar la disolución de The Clash

La antología ‘Assembly’ reivindica la producción que el cantante y guitarrista grabó en solitario, tras el final del grupo, con énfasis en sus tres discos con The Mescaleros

Los nuevos álbumes de Nick Waterhouse, Jon Batiste, Dom la Nena y Enry-K, también reseñados

Joe Strummer

Joe Strummer

Jordi Bianciotto / Roger Roca / Rafael Tapounet / Ignasi Fortuny

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Monolitos del calibre de ‘London calling’ (1979), el incorrupto doble álbum, proyectaron siempre una larga sombra sobre las trayectorias posteriores de los miembros de The Clash, aunque Big Audio Dynamite, la criatura pos-punk de Mick Jones con vistas a la pista de baile, tuviera sus momentos, y Joe Strummer desplegara su pluma noble en ciertos álbumes viscosos. De la reivindicación de este último en su camino posterior a la disolución de la banda, en 1986, va este álbum reparador, ‘Assembly’, que contiene 16 canciones, incluyendo las tomas inéditas de tres temas de la era de The Clash.

Dos tercios del material se asientan en aquella etapa que representó su canto del cisne, arropado por los simpáticos The Mescaleros, con quienes recuperó, en sus últimos años, las ganas de colocarse al frente de una banda de rock, antes de que una enfermedad cardíaca se lo llevara, a los 50 años, el 22 de diciembre de 2002. Tres álbumes (1999-2003) que reflotaron al Strummer autor, ahora en solitario, sin integrar aquel tándem matador con Mick Jones, de distintivas canciones de rock con carácter, mucha calle y amplitud de miras, abierto a los registros de cantautor arenoso, al influjo del reggae y a la infección electrónica. Con el músculo punk rock siempre terso, y para muestra, esa ‘Coma girl’ que abre la antología con estrofas inspiradas en su hija adolescente Lola.

Del punk rock al dub

 Más artefactos golosos de ese período: ‘Johnny Appleseed’, con su arrolladora loa tabernera a la clase obrera; el ácido lamento, a ritmo jamaicano, sobre cómo un país usa y tira a sus mejores hijos en ‘Tony Adams’ (a propósito del futbolista de la selección inglesa), o ese delirio de siete minutos con vibración dub llamado ‘At the border, guy’. Y la conmovedora apropiación de ‘Redemption song’, de Bob Marley, clamando por romper con la “esclavitud mental”. Yendo más atrás en el tiempo, ‘Sleepwalk’, melancólica y con guitarra latina, punto álgido de su primer álbum en solitario, ‘Earthquake weather’ (1989).

En aquellos años indecisos, cuando buscó refugio anímico en Granada, Strummer se empleó en diversas bandas sonoras, pero solo una, ‘Sid and Nancy’ (1986), asoma en este disco a través de ‘Love kills’, robusta, aunque con exceso de producción y de ‘reverb’. Ha quedado así fuera el ‘score’ de ‘Walker’ (1987), con aventuradas piezas instrumentales y tintineos exóticos.

Completando la selección, tres miradas a un repertorio de The Clash defendido como propio: los fogosos asaltos ‘live’ a ‘I fought the law’ y ‘Rudie can’t fail’ (capturados en el Brixton Academy en 2001) y el viejo blues ‘Junco partner’, de James Waynes, en una desgarrada versión casera a voz y guitarra acústica. Toma de tierra de un Joe Strummer pos-The Clash en despierta construcción, cuyo alcance final nunca atisbaremos a saber. - Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

El inesperado éxito de ‘Katchi’ le abrió a Waterhouse las puertas del ‘mainstream’ contemporáneo, pero el Clark Kent californiano prefirió seguir refugiado en la calidez de su fantasía retro y componer cartas de amor a la música del pasado tan brillantes como este ‘Promenade Blue’, un arrebatador paseo por los sonidos más ‘cool’ de finales de los 50 y principios de los 60 que paga gustoso sus deudas con Phil Spector (‘Place Names’), los Coasters (‘Fugitive Lover’), Dion (‘To Tell’) y otros titanes de la era pre-Beatles. - Rafael Tapounet 

El tópico sobre Nueva Orleans hecho disco: en “We Are” están todas las músicas negras norteamericanas revueltas. Soul desgarrado, gospel, hip hop, jazz, pop. Batiste, pianista de muchos quilates y cantante con mojo, es nativo en todas estas lenguas y las maneja con tanta soltura que en sus manos suenan como una sola cosa. Y encima, las encapsula en canciones con gancho; piezas contagiosas como “I Need You” o conmovedoras como “Adulthood”. “Feel good music” de la buena y con mensaje de esperanza. - Roger Roca

El productor catalán, reconocido en la escena urbana, debuta como vocalista con un proyecto sincero. Después de un tiempo apartado, el álbum va de esta época gris, dubitativa, y de su renacer como artista. Lo hace con un tono y mensaje quizá repetitivo, faltan giros, pero tiene piezas a las que agarrarse. Como muchas de las bases del trabajo. Un debut vocal rodeado de muchos de los colegas con los que ha trabajado durante su faceta de productor como Kidd Keo, Pedro LaDroga o Leïti Sène. - Ignasi Fortuny

La brasileña Dominique Pinto ahonda en un cancionero liviano sin ser superficial, dejando un rastro de perfume mundano con su voz de distancia corta y ese violoncelo con vida propia. Su canción es a la vez popular y de alta cuna, yendo del vals encantado a una ondulante milonga, alternando lenguas latinas y jugando con texturas corales de ensueño. Canciones sencillas y refinadas, con alma, abiertas a amistades como Julieta Venegas, cómplice en la suavemente teatral ‘Quién podrá saberlo’. - Jordi Bianciotto

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