BEST-SELLER INTERNACIONAL

Niklas Natt och Dag: el marqués de Sade se pasea por Estocolmo

El popular escritor sueco regresa a su saga histórica de misterio con '1794'

El escritor sueco Niklas Natt och Dag, el pasado diciembre en Estocolmo.

El escritor sueco Niklas Natt och Dag, el pasado diciembre en Estocolmo. / periodico

Elena Hevia

Elena Hevia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando el periodista y descendiente de una de las familias suecas más poderosas allá por la edad media, Nicklas Natt och Dag (Estocolmo, 1979), decidió incluir en la trama de su novela '1793' un reloj del siglo XVIII de un celebrado relojero de la época no sabía que aquel libro iba a tener un enorme éxito y tampoco que iba a acabar comprando un reloj de ese mismo fabricante en una subasta. Lo enseña a través de la pantalla desde su domicilio de Estocolmo, mientras su gato mira muy interesado cómo le da cuerda. El instrumento atrasa 20 minutos al día pero tiene la rara habilidad de trasladarnos de nuevo con la imaginación al Estocolmo mugriento de la continuación -y segunda parte de la trilogía- de aquel best-seller titulada '1794' (Salamandra/ Ed. 62). 

Ese reloj empeñado al final del primer libro ha sido uno de los hilos narrativos de los que echó mano el escritor para escribir esta entrega con una nueva pareja investigadora: el ya conocido veterano de guerra Mickel Cardell acompañado ahora por el hermano menor del desaparecido Cecil Winge, Emil, parecido a aquel como una gota de agua a otra. Un truco, este, de culebrón televisivo que Natt och Dag reconoce de buena gana. “Es un buen recurso para una trama de misterio”, admite. Y más para una que busca golpear con fuerza en la sensibilidad del lector y que no le hace ascos a una desaforada violencia, una extrema crueldad que bebe directamente de las pinturas negras de Goya, en particular de 'Los desastres de la guerra', y de las fantasías insoportables del marqués de Sade. 

La naturaleza humana

“En aquella época tanto Sade como Rousseau mantuvieron la idea de que la razón no es el principal factor que empuja a la humanidad a actuar. Rousseau creía que las personas son originalmente buenas, mientras que para Sade, el mal es una manifestación de la naturaleza humana” explica el escritor que ha tomado ejemplo del divino marqués en cuanto a constatar la naturaleza predadora del hombre mostrando con detalle torturas, brutalidades psicopáticas y humillaciones.

El resultado, quedan avisados, es desagradable pero podría haberlo sido más: “Escribí una de las escenas más escalofriantes del libro y tuve que detenerme en seco para admitir en voz alta que había abordado lo más horrible que jamás había podido imaginar y me sentí muy mal. Así que decidí quitarle todos los elementos descriptivos. No hay cuchillos ni sangre. Pero la escena sigue funcionando con fuerza porque todo debe construirse en la mente del lector a partir de los propios miedos de este”. 

'1794' también es una novela que explora el pasado histórico de un país que ha alardeado durante décadas de ser el mejor modelo del estado del bienestar. ¿Y qué es lo que nos encontramos? Pues una colonia de esclavos impulsada por el rey Gustavo III, una mancha a la que la historiografía sueca apenas ha mostrado atención hasta bien entrado el siglo XX. “En los 70 hubo un movimiento de izquierdas que intentaba desacreditar a la monarquía sueca investigó el tema y lo utilizó como arma arrojadiza. Ahora es algo que surge más o menos cada 10 años para luego pasar al olvido”. No es la única grieta en una sociedad que ha tenido incluso peores resultados respecto a la pandemia que sus colegas del Sur. “El covid ha hecho patente que nuestro sistema social no funciona y que sobre todo en el caso de los ancianos es una catástrofe. Eso vinculado a nuestros elevados impuestos, supone una brecha por la que habrá que pedir responsabilidades políticas”. 

Un huevo de pascua escondido en la trama

En las novelas de Niklas Natt och Dag las referencias cultas a Goya y el marqués de Sade son evidentes. El autor las utiliza a placer en la misma medida en que juega con un cierto espíritu gamberro. En la primera novela, uno de los personajes comenta el destino del rey Gustavo III, asesinado en un baile de máscaras, con una frase de cierto regusto clásico: “A menudo uno encuentra su destino en el camino que toma para evitarlo”. En una novela sobre el siglo XVIII queda perfecta pero no la busquen en las tragedias de Shakespeare. “Saqué esa frase de la película 'Kung-Fu Panda' y desde entonces veo que algunos críticos la citan como algo muy serio”, dice el autor con los ojos chispeantes.