Crítica de cine

'El agente topo': un espía de 83 años

Sergio Chamy se infiltró en una residencia de ancianos para rodar este filme híbrido nominado al Oscar en la categoría de mejor documental

Estrenos de la semana. Tráiler de 'El agente topo'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'El agente topo'. /

Quim Casas

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Si los primeros humanos que vieron a Superman surcando los cielos pensaron que podía ser un pájaro o un avión, ¿Qué pensarían hoy frente a una película como 'El agente topo'? Posiblemente dirían que es una mentira, un documental, una ficción, una tragedia, una broma. La inclasificable cinta de Maite Alberdi surge de una premisa documental, traza un relato imaginario y habla de personajes que son más reales que inventados.

Todo empezó con una solicitud de trabajo que puso un detective en un periódico, requiriendo la presencia de un hombre de entre 80 y 90 años que pudiera infiltrarse como espía en una residencia de ancianos. Sergio Chamy atendió al anuncio. Esta es su historia. Delirante. Divertida. Dramática. Una reflexión sobre la vejez. El inicio del filme, con los ancianos que se presentan al puesto de espía, no es de este mundo. Pero Alberdi lo filma con tanta naturalidad -y sentido del humor- que está situación tan disparatada, pese a ser real, nos la tragamos sin suspirar. Vemos después las andanzas de este topo de 83 años, que no entiende nada de la tecnología que le presentan y comprende mejor a quienes tiene que investigar que a quien le ha contratado para hacerlo.

'El agente topo' ha sido nominada al Oscar en la categoría de mejor documental, lo que demuestra que esta curiosa hibridación ha sabido romper con la ortodoxia del género sin dejar de representarlo. No es un documental puro. Tampoco es una ficción legítima. El placer está en la forma que tiene de discurrir entre dos mundos. Nos creemos cosas que no son ciertas y dudamos de otros aspectos que si lo son.