Entrevista

Iván Ferreiro: “El sector musical se repondrá, porque ya lo hemos hecho 80.000 veces”

El cantante de Vigo, excomponente de Los Piratas, presenta este miércoles en el Palau (festival Guitar BCN) el recital ‘Cuentos y canciones’, un mano a mano retrospectivo con su hermano Amaro

ivan ferreiro

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Jordi Bianciotto

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¿En qué consiste este espectáculo, ‘Cuentos y canciones’?

Surge de hablar con mi hermano Amaro sobre cómo las restricciones hacen que el recinto en el que tocas cambie. Nos molaba pensar en un ‘show’ para ver sentado con mascarilla. Lo primero que hicimos fue quitar del repertorio ‘Turnedo’, ‘Años 80’, ‘El equilibrio es imposible’… Esas canciones en las que el público quiere levantarse, cantar y bailar. Amaro va con su guitarra, yo con el piano, y ambos tenemos unos aparatitos electrónicos. Lo que hacemos es contar nuestra historia, con fotos y videos, y tocar canciones que no son las que siempre están en el repertorio.

Más allá de su base como compositor, ¿cree que siempre ha tenido una vocación de figura del escenario, de ‘showman’ o monologuista?

Yo no diría tanto, aunque mi hermano y yo de pequeños íbamos a un cole donde había una clase de teatro, marionetas, expresión corporal y cosas así, y supongo que ahí acabamos entendiendo lo que es un escenario. Tuvimos suerte de que nos enseñaran eso. Pero si yo disfruto del escenario es porque me gusta cantar canciones.

¿Qué aporta Amaro a su mundo?

Los dos trabajamos para la canción, sin suspicacias de hermanos. Cuando comenzamos a tocar, íbamos a ponernos el nombre de un grupo, pero él dijo que no, que nos teníamos que llamar Iván Ferreiro porque yo cantaba. Pero yo diría que a estas alturas el Iván es mío y el Ferreiro es Amaro. Él me pone delante, pero trabajamos los dos. Dice que el que canta debería mandar. 

Su último disco fue la antología ’15 Años entre canciones para el tiempo y la distancia’ (2019); antes publicó el tributo a Golpes Bajos, ‘Cena recalentada’ (2018), y el último álbum con material original fue ‘Casa’ (2016). Esta era pandémica, ¿le ha impulsado a componer, o todo lo contrario?

Todo esto al principio me frustró y me quitó las ganas. Veía absurdo estar escribiendo un disco en un momento que era como el fin del mundo, y me hice más a la botánica que a la música.

¿Literalmente?

Sí, sí, lechugas, albahaca… Ahora con el buen tiempo me empezará a tocar hacer semilleros. Y respecto al disco, pues ahora mismo tengo más ganas de sacar ‘singles’ que álbumes. Tengo canciones que están listas para trabajar en ellas, y no me gusta que se me agríen en el disco duro.

¿En qué dirección van esos nuevos temas?

Son distintos de los otros. Es lo único que puedo decir. Diferentes. Y aún no sé cómo los voy a soltar, ni cuándo. 

El covid-19 ha puesto a la música contra las cuerdas. ¿Se siente enojado con las políticas, o la ausencia de ellas, respecto a la cultura?

Que no se cuida la cultura ya es como decir que existe el machismo, ¿sabes? Es una cosa que ha sido así siempre. Este es un sector que simplemente habría que regular. No puede ser que uno sea ‘backliner’ y cuando haga la declaración de la renta le digan que este oficio no existe. El problema es de base. Es una industria importante, y tienen a la gente viviendo en los márgenes. Yo mismo tengo una fiscalidad rarísima y bastante injusta. Mi ‘road manager’, lo mismo. Si en esta profesión los ingresos son intermitentes, la fiscalidad debería ser distinta. Y están los falsos autónomos. Pero cuando llegue la normalidad, el sector de la música se repondrá, porque ya lo hemos hecho 80.000 veces. 

Compuso para Raphael y Sergio Dalma. ¿Volverá a trabajar para otros cantantes?

Eso pasa cuando me llaman. Yo haría encantado canciones para Sergio Dalma todos los días, ¿sabes? O para Raphael. Salvando las distancias, gracias a Raphael estoy en una lista de autores suyos que admiro mucho, desde Algueró hasta Perales pasando por Manuel Alejandro. Los grandes de la canción española, esos ‘compositorazos’ increíbles de los 70. Eso ya no existe. 

El año pasado nos sorprendió firmando un admirativo texto sobre el álbum ‘Posible’, de Bunbury. ¿Qué le movió a hacerlo?

Llevaba un par de meses escuchándolo, porque Enrique me lo había mandado, y la compañía me planteó hacer la nota de prensa. Intrusismo, amigo, ¡lo siento! En España la gente no se da cuenta de quién es Enrique, o tiene una idea trasnochada de él. Tuvo la banda de rock en español probablemente más grande de la historia, y cuando lo conocí, en 2001, me encontré con alguien muy despierto, en continuo movimiento. A veces no miramos lo que pasa en América, y su dimensión allí es incontestable, más allá de los prejuicios. 

También mira a América su amigo Xoel López, con quien compartirá cartel en Porta Ferrada el 5 de agosto. ¿De qué irá esa ‘Noche atlántica’?

Él hará su ‘show’ con su banda, y yo el mío con Amaro. Nos lo propuso el festival y nos pareció muy guay, porque así nos veríamos. A los dos nos gustan músicas muy distintas, pero lo que tenemos en común es que nos queremos mucho.