8-M y literatura

Los hombres que ya leen a las mujeres

Preguntamos a cuatro autores si ha desaparecido realmente la vieja y muy masculina tendencia a no acercarse a libros escritos por ellas

Javier Cercas, Antonio Orejudo, Iván Repila y Antonio J. Rodríguez

Javier Cercas, Antonio Orejudo, Iván Repila y Antonio J. Rodríguez / R. RAMOS / R. FADRIQUE / V. WEST / M. FRADERA

Elena Hevia

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Hay un momento como mínimo chocante para cualquier lectora y es cuando se detiene a pensar que la mayor parte de sus lecturas tienen firma masculina, autores hombres, con novelas ambiciosas y voluntad totalizadora aspirando a quedar el primero en la gran historia de la literatura. Lo que no está mal. Pero, a continuación, la lectora suele caer en la cuenta de que apenas ha leído a mujeres porque desde el colegio le enseñaron que la literatura de prestigio, como tantas otras cosas, era el terreno de ellos mientras que las (pocas) autoras reseñables quedaban como anécdotas residuales. Por suerte, esa realidad se está quedando atrás y transformando a gran velocidad en los últimos años, aunque solo sea porque cada vez hay mayor número de escritoras y, lo más importante, responsables de una cosecha de gran calidad.

Para las mujeres es una buena noticia, por supuesto. La duda es si lo es también para los  hombres. Si ellos necesitan leerlas a ellas. Muy pocos de ellos reconocerán en público y en tiempos del MeToo que en el fondo arrastran un prejuicio enquistado respecto a los libros escritos por ellas, quizá por el fenómeno de que, como decía Siri Hustvedt, a los hombres les cuesta  identificarse con una voz femenina porque creen que esto “mermaría su masculinidad”. Muy al contrario que las mujeres, que llevamos siglos metiéndonos tranquilamente en la piel y en la mente de ellos como lectoras. Y es que como recuerda Rebecca Solnit en su reciente ‘La madre de todas las preguntas’, un libro en el que no aparecen mujeres como ‘Moby Dick’ “se está dirigiendo a toda la humanidad”, y por lo tanto es universal, mientras que un libro con mujeres en primer plano (‘Orgullo y prejuicio’ sería un buen ejemplo por no salirse de los clásicos) es solo para ellas.

Mayor profesionalidad

Hemos hablado con cuatro escritores como Javier Cercas, Antonio Orejudo, Iván Repila y Antonio J. Rodríguez para que nos recomienden un libro, expliquen su relación con la escritura de las mujeres, más allá de reconocer todos ellos, faltaría más, su absoluta normalización. Esto es algo que aprecia un ‘boomer’ como Javier Cercas, que acaba de publicar ‘Independencia’, y quien, asegura, la lucha por la igualdad es junto con la preservación del planeta, la causa más justa por la que hoy se puede luchar. “Lo que sí percibo es que muchas de las escritoras que surgieron conmigo, autoras de mi edad y algo más mayores, lanzaron un título y luego se diluyeron. Eso ha cambiado radicalmente ahora son más profesionales, escriben con continuidad cosas realmente interesantes y eso me parece que es nuevo”. Aunque también, no entregado del todo a la causa, dispara contra la corrección política -“no todo lo que escribe una mujer por el hecho de serlo debe considerarse bueno”- al tiempo que recuerda una anécdota del escritor afroamericano James Baldwin a quien se le preguntaba cómo saber si un auditorio es racista o no. “Muy fácil si digo tonterías y me aplauden es racista, si me tiran tomates no lo son”.

“Las autoras ahora escriben con continuidad cosas realmente interesantes y eso es nuevo"

La gran novedad para Antonio Orejudo no es tanto el gran número de novela escritas por mujeres como la aparición de muchos libros contemporáneos que intentan reflejar esa idea de lo universal a partir de novedosas formas femeninas (“no necesariamente escritas por mujeres cis”) o bien mostrando aspectos que las formas masculinas (“no necesariamente utilizadas por hombres cis") no han recogido hasta el momento. Eso supone una transformación que el autor de ‘Ventajas de viajar en tren’ explica con un ejemplo que implica a William Faulkner, el gran –mastodóntico- autor, y a la no menos buena pero más ligera, Carson McCullers. “La habilidad de ella para captar inquietantes atmósferas sureñas en Estados Unidos no tiene nada que envidiar a su contemporáneo masculino. Pero McCullers escribía fácil y no tenía bigote y ha tenido que cambiar las formas culturales para que haya podido librarse de la sombra de la literatura faulkneriana, erigida en literatura con mayúsculas”.

Más allá de lo doméstico

Autor indie y en los cuarenta, Iván Repila entona un mea culpa en el que reconoce haber revisado sus lecturas tan solo en los últimos años. “Yo y muchos de mis amigos estábamos atascados en la visión heteropatriacal de mundo, no nos dábamos cuenta de que el problema no es que no hubiera libros escritos por mujeres sino que no prestábamos atención, no los buscábamos, no aparecían en las reseñas y aunque hoy en día en los suplementos culturales, las librerías y los premios la presencia de las mujeres es constante y cada vez más potente creo que todavía queda recorrido. Además, sostengo que quienes más caña están metiendo en temas sociales, políticos e ideológicos hoy en día son las mujeres. Diría que la literatura escrita por hombres se está quedando atrás”. Así detecta que buena parte de la literatura femenina actual ha expandido su radio de acción más allá del viejo ámbito doméstico, y si lo ha hecho su mirada poco tiene de anticuada, mientras que la masculina se ha visto obligado a  limar sus viejos intereses. “En el caso de los hombres eso ha supuesto enfrentarse a cuestiones identitarias profundas, diametralmente opuestas a estas ‘cositas’ que suceden en casa, las pequeñas penas de la vida cotidiana. Esa es una trampa en la que hemos caído todos”. No es una cuestión resuelta en absoluto, como parece indicar, por ejemplo, la gran consideración que ha acompañado al noruego Karl Ove Knausgärd, quien en su excelente, ambicioso y totalizador ciclo memorialístico dedica páginas y páginas a relatar sus penalidades domésticas. “Lo dibuja como una tarea casi heroica –evoca Repila-  y no en vano titula esos libros como ‘Mi lucha’. Venga no me jodas: cambiar pañales y dar biberones…. Si una mujer titulara así unas memorias le iba a caer sorna por todos lados. Que un hombre haciendo eso se convierta en un héroe trágico es ridículo en todos los sentidos”.

"Quienes más caña están metiendo en temas sociales, políticos e ideológicos hoy en día son las mujeres"

También el treintañero Antonio J.Rodríguez, autor de la reciente ‘La nueva masculinidad de siempre’, se sintió en falso cuando se dio cuenta en un determinado momento de que en un sentido literario había estado conversando únicamente con hombres. “Hay que hacer un esfuerzo para revisar eso porque nos estamos perdiendo toda unas serie de sensibilidades muy ricas, simplemente por no prestar atención”. Rodríguez es consciente de que los autores con los que reconoce una deuda como Carrère, Philip Roth, Foster Wallace o Houellebecq hablan desde “una sensibilidad dominante, aunque sea una mirada crítica, y a quienes el mercado, ha dado un aura de prestigio”. Para él, naturalmente, no se trata de dejar de leer a hombres y sustituirlos por mujeres ni de demonizar un canon que en el caso de Occidente se remonta a Homero al que ellas, sojuzgadas, no pudieron añadir mucho. “A mí me interesa revisar mis lecturas pero también me interesa un canon, mayoritariamente masculino, esos títulos de los que existe la idea de que si no los has leído te estás perdiendo algo importante. Creo que hay que leerlos pero también que hay que aproximarse a ellos con una lectura en clave de género y feminista”. 

Los libros de ellas que recomiendan ellos

Javier Cercas

'Demasiada felicidad'

Alice Munro

"Es una autora extraordinaria y me veo incapaz de elegir uno solo de sus libros. Destaco este pero podría haberlo citado ‘Escapada’ o cualquier otro".

Antonio Orejudo

'Tantos días felices'

Laurie Colwin

"Porque sus libros tienen todos los ingredientes que los lectores supermachos detestan: clarividencia disfrazada de frivolidad, modestia textual y guiones de diálogo".

Iván Repila

'Las voladoras'

Mónica Ojeda

"Ojeda practica una literatura muy incómoda y está en mi lista de las cinco personas que mejor están escribiendo en castellano".

Antonio J. Rodríguez

'Feria'

Ana Iris Simon

"Es una escritora muy joven que practica la no ficción literaria y evoca su infancia en La Mancha".

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