ANÁLISIS

Buenas decisiones en los Goya 2021

El premio mayor a 'Las niñas' celebra la ligereza formal de una película que retrata la Zaragoza del 92

Las niñas

Las niñas / El Periódico

Quim Casas

Quim Casas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

23.17. A la hora y cuarto de la gala, ‘Las niñas’ tomaba cierta delantera. En ese momento, rivalizando con ‘Adú’ y ‘Ane’, tenía ya tres premios importantes, dirección novel, guion original y fotografía. Las expectativas se cumplían en cuanto a la dirección novel, ya que el debut de Pilar Palomero ha supuesto la irrupción de aire nuevo para relatar una historia de ‘coming of age’ con estilo propio. Y también en cuanto al tercer galardón, tan justo como político: era la primera vez que en la categoría de fotografía aparecía nominada una mujer en solitario (Daniela Cajías) y se ha aprovechado la ocasión a la primera para laurearla.

 Pero en un año en la que cualquiera de las cinco películas nominadas podía ganar el gran premio, llegó una relativa sorpresa. Podía ganar ‘Adú’, por tratar la inmigración hoy y ahora. O ‘Ane’, por su manera de mostrar el contexto vasco. O ‘La boda de Rosa’, por su vindicación feminista. Pero fue ‘Las niñas’, por su ligereza formal y su retrato de la infancia en una España, la de 1992, que ahora se nos antoja tan lejana.

También hay cosas que no cambian nunca: las películas de época siempre se llevan los premios de vestuario, dirección artística, maquillaje y peluquería. Así ha sido con ‘Akelarre’, numéricamente la más galardonada. Dos Goya irrefutables han sido los cosechados por ‘El año del descubrimiento’, mejor documental y montaje. Extrema coherencia, por lo que es la película de Luis López Carrasco, por lo que representa para el documental (y para otra forma de hacer cine social), y porque es un filme ‘construido’ en la sala de montaje con su dispositivo de pantallas partidas y la paciencia en la ordenación con criterio de tanto material.

La aparición como de entre los muertos de Sylvester Stallone saludando desde su casa, montada inmediatamente después del discurso crítico de Alberto San Juan contra las decisiones del PSOE en cuanto a la vivienda, fue uno de los momentos top y un gag involuntario –no previsto, claro–de tan telemática ceremonia.