Llevaba más de un mes hospitalizado

Muere a los 65 años Quique San Francisco, el actor canalla

El intérprete de rostro cansado y ojeroso, monologuista gamberro, había pasado parte de su infancia en Barcelona y fue legionario antes de salir a escena

06 02 2021 QUIQUE SAN FRANCISCO  EUROPA ESPANA SOCIEDAD  EUROPA PRESS REPORTAJES

06 02 2021 QUIQUE SAN FRANCISCO EUROPA ESPANA SOCIEDAD EUROPA PRESS REPORTAJES / Europa Press

Quim Casas

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Podría gustar más o menos su estilo de actuar y de realizar monólogos, ese rostro cansado y ojeroso, pero a la vez vivo e irónico, al que sacó tanto partido. Pero es evidente que Quique San Francisco, fallecido este lunes a los 65 años en un hospital de Madrid a consecuencia de una neumonía bilateral, será recordado como un actor con un sentido del humor muy particular: su último trabajo fue interpretar a la Muerte en el spot navideño del pasado año de Campofrío.

Nacido en Madrid, San Francisco era hijo de los actores Vicente Haro –muerto en abril del 2020– y Enriqueta Cobo. Pasó buena parte de su infancia en Barcelona con su madre. Tengo un recuerdo vago, pero coincidí con él en el colegio y puedo asegurar que ya destacaba entonces por esa faceta humorística, bastante canalla y un tanto ‘abusananos’, pero también alguien en quien se podían reflejar los más pequeños.

 Su trayectoria parece concebida por un maestro en el retrato de personajes al límite: se enroló en la Legión, estudió interpretación en el Actor’s Studio, regresó a Madrid, participó en algunos episodios de una serie de televisión que le venía como anillo al dedo –‘El pícaro’ (1974), de Fernando Fernán Gómez–, fue adicto a la heroína y frecuentó el cine quinqui, siendo uno de los pocos de los actores de aquella época que sobrevivió al demoledor ecosistema de las drogas, la hepatitis, el sida y la cárcel.

 Antes, a los 6 años, comenzó su precoz carrera con intervenciones en cine, teatro y publicidad. Hizo, cuando tenía 8 años y aparecía como Quique San Francisco, el papel de Puck en un montaje de ‘El sueño de una noche de verano’. Esto lo convirtió en un exitoso actor infantil, pero conviene recordar que Puck es conocido por ser un duendecillo pícaro y bellaco. Algo de aquel personaje debió quedar para siempre, en el sentido más irónico del término, en la forma de ver el mundo que tenía San Francisco.

Tras trabajar con Pedro Lazaga, Jaime Camino y Manuel Esteba, y aparecer en algunas de las películas más importantes del cine español de los últimos 70 –‘Las truchas’, de José Luis García Sánchez, y ‘Maravillas’, de Manuel Gutiérrez Aragón–, Eloy de la Iglesia lo incorporó a la nómina de sus actores habituales para personajes al filo. Con él representó al cine quinqui de ‘Navajeros’, ‘Colegas’ y ‘El pico’.

 Pero supo salir de aquella tendencia cinematográfica, y de aquella generación autodestructiva, para convertirse en un actor de reparto con muchas más prestaciones, rentabilizando su peculiar físico en registros hasta entonces no explorados. Aunque en papeles breves, su filmografía es muy consistente a partir de 1982: ‘Estoy en crisis’, de Fernando Colomo; ‘The hit’, filme rodado en España por Stephen Frears; ‘Amanece que no es poco’, de José Luis Cuerda; ‘El rey pasmado’, de Imanol Uribe; ‘Orquesta Club Virginia’, de Manuel Iborra –donde coincidió con Antonio Resines, Emma Suárez, Torrebruno, Jorge Sanz y Pau Riba en un reparto alucinante–; ‘Acción mutante’, de Álex de la Iglesia, y ‘París Tombuctú’, de Luis García Berlanga.

 En televisión, participó en ‘La mujer de tu vida’, ‘Los ladrones van a la oficina’, ‘Colegio mayor’, ‘Aida’ o ‘Cuéntame cómo pasó’. Pasó de cierta opulencia a cierta miseria –perdió su casa y vivió en hoteles–, reflotó en el arte del monólogo y sus intervenciones en el espacio televisivo ‘El club de la comedia’ le descubrieron para unas nuevas generaciones que quizás entendieron mejor su discurso vital entre sarcástico y nihilista.