Crítica de cine

'Del inconveniente de haber nacido': los demonios de las máquinas

Centrada en un androide de aspecto infantil y los perturbadores usos que sus dos sucesivos propietarios le dan, esta relectura del mito de Pinocho inevitablemente será considerada como una mera provocación por quienes fijen su atención en algunas de sus escenas

Nando Salvà

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Es cierto que la segunda película de Sandra Wollner aborda un asunto recurrente en el ámbito de la ciencia-ficción, pero pocos de los títulos con los que comparte parentesco nos invitan a explorar rincones tan oscuros de la condición humana o nos causan la misma mezcla de terror, admiración y repulsión. Centrada en un androide de aspecto infantil y los perturbadores usos que sus dos sucesivos propietarios le dan, esta relectura del mito de Pinocho inevitablemente será considerada como una mera provocación por quienes fijen su atención en algunas de sus escenas, en especial una en la que se sugiere una violación pedófila; en todo caso, la directora austriaca también ofrece incómodas reflexiones sobre nuestra creciente dependencia de la tecnología para dar sentido a nuestras vidas o satisfacer nuestros impulsos más turbios, la mutabilidad del género y la identidad o el daño que los adultos podemos llegar a causar.

Para ello, ‘Del inconveniente de haber nacido’ nos obliga a cuestionarnos en todo momento el significado y la perspectiva de lo que estamos viendo, y se muestra implacable a la hora de incomodarnos con un ritmo narrativo lento, una estética de frialdad clínica y un tono inquietantemente cerebral. Es una película que se muestra decidida a exigirle mucho a su audiencia y a no dejar que se relaje ni un instante; y que en ese sentido, como en varios otros, es todo un triunfo.