Entrevista

Michel Franco: "He hecho 'Nuevo orden' para hundir al espectador"

El director mexicano estrena un filme con el que multiplica su fama de cineasta provocador

michel franco

michel franco / Efe / Ballesteros

Nando Salvà

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Películas como ‘Después de Lucía’ y ‘Chronic’ lo han confirmado como un cineasta excepcionalmente provocador, pero ninguna de ellas lo es tanto como la sexta de su carrera. ‘Nuevo Orden’, en efecto, imagina cómo el estallido de un golpe de estado en México desemboca en un infierno de secuestros, torturas y asesinatos y en la sustitución de un sistema político corrupto por otro aún más autoritario.

Lo sucedido en los últimos años en lugares como Hong Kong, Chile y Estados Unidos ha ido acercando el mundo cada vez más al escenario que ‘Nuevo orden’ plantea. ¿Cómo se siente al respecto?

Asustado, claro. En todo caso, lo que ha sucedido últimamente es la confirmación de algo que ya era evidente cuando empecé a pensar en la película hace siete años, preocupado ante el auge de la extrema derecha y la xenofobia y ante la crisis de los refugiados: que los gobiernos están menos interesados en soluciones que en instaurar formas autoritarias de reprimir las posibles respuestas sociales que esos problemas generen. Y eso es evidente también en mi país, cada vez más azotado por la pobreza sistémica y por la creciente cesión de poder al ejército.

¿También por la corrupción?

Claro, es que la desigualdad y la alta criminalidad no se explican sin la corrupción, que en el fondo es el gran mal tanto de México como de muchos países de la región.Mientras la corrupción reine, es imposible que las cosas mejoren.

¿Es usted consciente de que su película deja al espectador completamente hundido?

La he hecho con esa intención. Si las desigualdades sociales siguen aumentando llegarán a ser insostenibles y, a menos que las prevengamos desde el civismo, estamos abocados al desastre. Necesitamos hablar de ello, y cualquier película que espere incitar ese diálogo debe tener un impacto rotundo en el espectador. Por eso, ‘Nuevo orden’ inevitablemente provocará el rechazo de quienes se sienten cómodos en el clima actual, o quienes preferirían que ciertos temas no se tocaran. Y, en realidad, la controversia me resulta halagadora.

La revolución que su película imagina está despojada de base ideología concreta, y no parece ir acompañada de proyecto social alguno, ¿por qué?

Porque creo que, a estas alturas, nadie piensa en revoluciones utópicas. La gente ya no aguanta más, y punto. Los chalecos amarillos, por ejemplo, eran una extraña suma de posturas políticas y clases sociales, nunca quedó claro cuál era el nexo de unión entre ellas además del hartazgo y las ganas de romper cosas. Que los motivos de una posible revuelta sean legítmos o no es irrelevante, porque en todo caso las consecuencias serán traumáticas.

¿Hasta qué punto cree usted que la pandemia aumentará el riesgo de colapso social?

A estas alturas nadie se cree ya que saldremos de ella más fuertes y mejores. Al contrario, la pandemia ha mostrado lo peor de la sociedad y de sus líderes. En México, sin ir más lejos, hay 60 millones de pobres y, a diferencia de lo que sucede en otros países, no están recibiendo ninguna ayuda. Se les ha dejado a su suerte. Al mismo tiempo, en todo el mundo los gobiernos están tendiendo hacia un mayor control y un menor respeto de los derechos humanos. En el pasado ha habido gobiernos corruptos que han respondido al descontento de la población protestas con brutalidad dictatorial, y es casi inevitable que en tiempos como estos ese tipo de cosas vuelvan a suceder.

‘Nuevo orden’ representa la violencia de forma muy explícita ¿En algún momento temió ir demasiado lejos en ese sentido?

No quiero torturar al espectador, pero representar de forma fidedigna la violencia y las razones que la provocan me parece necesario para explicar qué está sucediendo y qué peligros afrontamos, y para contribuir a cambiar las cosas. Por supuesto, soy muy consciente de la necesidad de retratar la violencia de forma responsable. A diferencia de lo que hace Tarantino, por ejemplo, yo no la uso para dar placer al espectador; en ese sentido, sus películas me parecen una irresponsabilidad.

Su cine a menudo se compara con el de Michael Haneke, y Haneke suele decir que el único arte interesante es el que incomoda. ¿Está de acuerdo?

Totalmente. Yo hago películas para hacer evidentes en pantalla cosas que la gente prefiere ignorar. No sé si eso significa que mi cine se parece al de Haneke pero, si me van a comparar con otro director, me encanta que lo hagan con el mejor de todos.